Buenos días. Agradezco infinito estos espacios, ya que me siento muy sola en este tema...
He leído varios temas relacionados con el mío en el foro, y me parecen muy acertados, pero a la vez me duele saberlo porque creo que mi relación es una de esas, de clavos que sacan otros, y no sé si los dos somos clavos, o sólo él, o sólo yo...
Me encantaría encontrar alguna respuesta o acercamiento en este foro que me ayude a tomar una decisión, creo que estoy entrando (o volviendo) en depresión y no me lo puedo permitir.
Hace casi dos años mantengo una relación con un hombre al que conocí y de forma fulminante tuve una atracción extrema, sobretodo sexual.
Yo me encontraba en un stand-by de otra relación, que había sido hermosa, profunda, todo lo bonito que se puede desear, pero los dos cambiamos y no logramos conciliar el amor. Al sentirme tan atraída por este chico, terminé la relación con mi ex novio, con mucha pena pero por otro lado con ganas de comenzar sola de nuevo.
Tampoco me planteaba una relación directamente con mi actual pareja, pero es cierto que los primeros días me ilusioné, ya que la atracción por su parte era igual de intensa.
Él comenzó a buscarme, llamarme, insistirme, y aunque nos viéramos menos, se fuera de viaje, me fuera yo... estuvo dos meses pendiente de mi, y yo más distante.
De repente un día, como yo le había contado todo de mi ex, me contó lo suyo: tres semanas antes de conocerme le había abandonado su ex novia, de la que estaba enamoradísimo con planes de boda y todo, había tenido con ella el típico deslumbramiento adolescente, y un año después ella le dejó porque él no tenía ingresos fijos mensuales, y se fue de vacaciones con el viaje que ambos habían planeado, sin permitirle ir a él.
A mi me pareció que la mujer había sido tan egoísta, que él podría tener mucha rabia y dolor, pero no le di más importancia porque yo estaba con mis cosas y mi duelo.
Él me planteó cómo seguir viéndonos mientras pasábamos el duelo, porque tenía mucha rabia, pero quería seguir viéndome.
Yo en todo momento le dejé claro dos cosas: que "lo nuestro" no era tema a plantear ya que yo no podía tener nada serio, y que si en algún momento, aunque fuera una noche, él sintiera que yo fuera un clavo, dejara de llamarme automáticamente.
Él siguió llamándome, ilusionado, atento, todo el mundo que le veía me decía que estaba enamorado de mi.
Yo, que sabía la realidad, no sabía bien cómo tomármelo pero me daba igual porque el sexo era extremadamente alucinante y, sin poder evitarlo, terminábamos siempre compartiendo más, conversaciones, momentos...
Él pensaba que yo iba a volver con mi ex, porque entré en depresión, pero seguía buscándome e incluso cuidándome, me daba un trato muy especial.
Yo le admití que seguía teniendo mucha relación con mi ex, y a él le incomodó, aunque él también tenía una relación laboral con su ex novia, porque él le había dado parte de su empresa, y estuvieron tres meses manteniéndola, según él de forma cordial, pero yo sé perfectamente que se trataban con los códigos de pareja, y el cariño, como es normal, una no es tonta, pero yo le animaba a seguir trabajando con ella.
Llegó incluso un momento en el que, como él me veía tan libre con mi ex, comenzó a no esconder lo suyo, me enseñaba temas de la empresa, y hablaba con ella por teléfono delante de mi.
Él continuaba buscándome, y yo continuaba dándole una de cal y otra de arena, porque no estaba segura de lo que sentía, y además en ocasiones me parecía egoísta tanta insistencia, no respetaba mi espacio.
Se fue un mes a su país y a la vuelta la primera persona que llamó fue a mi, me invitó a su casa y le vi encantadísimo conmigo...
En fin, un sin fin de detalles que mostraban una especie de enamoramiento extraño que yo, a día de hoy, sigo sin comprender, ya que por otro lado sé que sufría por la pérdida de la ex novia.
En navidad, como él estaba solo aquí, le invité a cenar con mi familia y amigos, pero los días antes comencé a plantearle una separación real ya que no me encontraba bien yendo a ese ritmo, me sentía ahogada, y sin espacio. Él, sorprendentemente, me dijo lo mismo, que se estaba recomponiendo de su pasado y que no quería hacerme daño. Yo aluciné porque hasta ese momento todo lo que me pedía era formalizar la relación, pero para mi fue más fácil, y me alivié muchísimo.
Aún así, vino a cenar el 31 a mi casa, con mi familia, amigos, y cuando tuvimos la conversación definitiva, se enfadó, le dio rabia, pena, y me dijo que "él había terminado su relación, pero yo no". Yo flipé, no quería hacerle daño, pero tampoco estar con él.
A las semanas me llamó muy animado, diciéndome que le estaba sentando bien el cambio en la relación, pero que tenía muchísimas ganas de verme.
Y vuelta a empezar, le noté más ilusionado que nunca, sonriente, y respetándome cuando le pedía más tiempo.
De todas formas, a mi me picaba una mosca detrás de la oreja, y sabía que en el fondo continuaba con rabia... y efectivamente, me dijo que su ex novia le había utilizado profesionalmente, le había engañado, se había quedado con su dinero, y que aquellos meses que tenía que verla por trabajo sufrió mucho.
Yo ya me saturé, pues no le veía mucho sentido a mantener esa situación, entre mi ansiedad, y su rabia, y no sentía lo suficiente como para luchar por eso, llegué a dudar muchísimo y a arrepentirme de haberle conocido.
Entonces, aproveché otro viaje de un mes, que él hacía a su país, para establecer contacto cero, y ver qué pesaba. No me despedí muy allá de él, y estuvimos quince días sin hablar, hasta que me escribió para hablar por skype, y eso fue sorprendente...
De repente le vi luminoso, sonriente, libre, extremadamente feliz y ansioso por verme, me dijo que me quería, que se había dado cuenta, que esos sentimientos estaban ahí pero no podía verlos, que quería estar conmigo, recuperar el tiempo, hacer cosas, viajes... todo precioso.
Yo sentí lo mismo, y a su regreso él era encantador: el doble de atento, cariñoso, dedicándome palabras preciosas, todo su tiempo, todos sus planes, le había hablado de mi a su familia, decía que yo había superado todas sus relaciones anteriores, que era la mejor persona que había conocido... fueron unos días hermosos.
Después, yo tuve una oferta de trabajo en Barcelona, y nacieron sus miedos. Comenzó a estar expectante, y mi estado de ánimo y mi actitud determinaban los suyos. Comenzó a estar menos espontáneo, a molestarse por mi relación con mi ex, y el romanticismo decreció un poco. Yo también tenía miedo y no quería que él alterara su vida por cambiarme de ciudad, por eso no le propuse nada, ni le hice pensar que él jugaba algún papel en mi decisión, aunque seguía enamorada de él.
Después, comenzaron a nacer mis dudas respecto al período de su duelo... puff, muchísimas dudas. Todas se resolvían con una actitud reticente al principio por su parte, desánimo, enfado...pero a las horas me convencía apasionado de que quería estar conmigo y sólo pensar en dejarlo le daba una angustia en el pecho que había sentido muy pocas veces.
Después, continuó proponiéndome planes, ilusionado, pero muy cauto: era como una actitud de "quiero y no puedo", o de "si tú me quieres genial, pero no voy a lanzarme yo primero". Reconozco que esa actitud la he tenido yo muchas veces, por miedo al rechazo, imagino que en él estaría más pronunciado.
Me propuso vivir juntos, a los meses me mudé con él, se le veía feliz y entusiasmado, tenía detalles románticos pero algo contenidos, me incluía en todos sus planes, nos mudamos a otra casa y estuvimos a punto de dejarlo por mis miedos, pero él siempre sigue y sigue,a pesar de todas mis crisis y mis dudas sobre la relación.
Ahora tenemos un billete para ir a su país porque quiere que conozca a su familia, a sus padres, los cuales sólo han conocido a dos mujeres en sus 43 años, y la última fue su ex novia, con la consecuente decepción, y aún así está deseando que me conozcan.
Mis dudas son relacionadas con el tema de "un clavo que saca otro clavo".
Por una lado pienso, como me dice él, que si se le cruza una persona maravillosa por qué ha de dejarla pasar...
Por otro lado yo, ahora que le quiero, no soporto pensar que estuvo tres meses sufriendo porque trabajaba con la ex, y a la vez tan insistente e ilusionado conmigo. Yo siempre me mantuve prudente, le rechacé varias veces, y él seguía, incluso teniendo celos por mi ex...
¿cosas a favor? Según él, cuando estaba conmigo se le olvidaba todo, tenía miedo de perderme la pista por darse tiempo para su duelo, tenía una atracción muy fuerte hacia mi.... y al final no se equivocó, pues ahora, por más lata que le doy, sigue queriéndome y cada día va a más, aunque también cada día soporta menos mis dudas.
¿cosas en contra? Haber sido una sustitución, no es una mujer cualquiera, si no de la que él, por segunda vez en su vida, había considerado la mujer de su vida. Por más arpía que terminara siendo (que lo fue) me cuesta creer que yo haya superado un sentimiento así. Además, me sorprende su capacidad para estar sufriendo por una pérdida y a la vez manteniendo tanto interés en otra persona. Esto me mata! No me deja seguir adelante y amar tranquila. Me comparo con su ex novia, y por más que él haga, siempre me siento inferior.
A día de hoy, según él, nuestra relación ha superado la suya anterior, pues vivimos juntos y compartimos todo en una armoniosa convivencia que a él le hace muy muy feliz. De hecho, es probable que tenga que volver a su país a pasar los últimos años de vida de sus padres, y quiere que vaya con él... sueña con que vivamos juntos allí y hagamos un negocio...
¿más datos a favor? la ex novia y yo no podemos ser más diferentes, y las cosas que a él le gustan de mi, de hecho, son la total antonimia de la ex novia. Eso mostraría dos variables: o estaba tan obsesionado con la tipa que no veía más allá del físico, o definitivamente le he dejado sorprendido
¿otros datos en contra? Soy muy consciente de que él ha perdido romanticismo, respecto de cómo era antes de aquella ruptura. Me contó cosas como el viaje a París, o la pedida de matrimonio, que no me cuadran con su romanticismo actual conmigo, si bien me dice cosas preciosas, tiene detalles, y también quiere que viajemos a París, ya que es su fetiche y el mío. Pero su romanticismo es algo prudente...le cuesta desbordarlo. Me dice por ejemplo "eres UNA mujer preciosa, maravillosa, digna de todo lo más bello que puedo entregar..." o " eres la mujer que quiero" ... pero no es capaz de pronunciar, "eres la mujer de mi vida", o cuando habla del amor, lo suele hacer en tercera persona y le da miedo enfocarlo en mi.
Lo que me dice es precioso y lo valoro, pero yo sé que no es todo su romanticismo, y lo peor de todo... tampoco el mío, y esta situación me hace no ser yo misma...
No sé qué hacer, estoy muy deprimida. Por un lado es un gran daño a mi ego que al principio me "utilizara como pañuelo", aunque él siga diciendo que no fue así...
Además, ya me he embarcado sin darme cuenta en una relación extremadamente comprometida con él, he depositado sueños, he luchado contra el miedo, he proyectado, hemos construido un hogar, he soñado con ser madre... pero una vez a la semana me vienen estos pensamientos a la cabeza y me hacen infeliz, y pensar que es egoísta y me engañó.
A veces también pienso que, le dolió tanto la anterior ruptura, que prefiere tener un amor sosegado y menos romántico, para no sufrir de nuevo, aunque las veces que he querido dejarlo por estas razones ha llorado como una magdalena...
Sé que ha sido una larga lectura y agradezco infinito a quien haya llegado hasta aquí, y muchísimo más aún a quien me conteste y me de una esperanza sobre si un clavo puede sacar otro clavo y superarlo....
De momento yo, no me lo creo mucho....
¡gracias infinitas!
He leído varios temas relacionados con el mío en el foro, y me parecen muy acertados, pero a la vez me duele saberlo porque creo que mi relación es una de esas, de clavos que sacan otros, y no sé si los dos somos clavos, o sólo él, o sólo yo...
Me encantaría encontrar alguna respuesta o acercamiento en este foro que me ayude a tomar una decisión, creo que estoy entrando (o volviendo) en depresión y no me lo puedo permitir.
Hace casi dos años mantengo una relación con un hombre al que conocí y de forma fulminante tuve una atracción extrema, sobretodo sexual.
Yo me encontraba en un stand-by de otra relación, que había sido hermosa, profunda, todo lo bonito que se puede desear, pero los dos cambiamos y no logramos conciliar el amor. Al sentirme tan atraída por este chico, terminé la relación con mi ex novio, con mucha pena pero por otro lado con ganas de comenzar sola de nuevo.
Tampoco me planteaba una relación directamente con mi actual pareja, pero es cierto que los primeros días me ilusioné, ya que la atracción por su parte era igual de intensa.
Él comenzó a buscarme, llamarme, insistirme, y aunque nos viéramos menos, se fuera de viaje, me fuera yo... estuvo dos meses pendiente de mi, y yo más distante.
De repente un día, como yo le había contado todo de mi ex, me contó lo suyo: tres semanas antes de conocerme le había abandonado su ex novia, de la que estaba enamoradísimo con planes de boda y todo, había tenido con ella el típico deslumbramiento adolescente, y un año después ella le dejó porque él no tenía ingresos fijos mensuales, y se fue de vacaciones con el viaje que ambos habían planeado, sin permitirle ir a él.
A mi me pareció que la mujer había sido tan egoísta, que él podría tener mucha rabia y dolor, pero no le di más importancia porque yo estaba con mis cosas y mi duelo.
Él me planteó cómo seguir viéndonos mientras pasábamos el duelo, porque tenía mucha rabia, pero quería seguir viéndome.
Yo en todo momento le dejé claro dos cosas: que "lo nuestro" no era tema a plantear ya que yo no podía tener nada serio, y que si en algún momento, aunque fuera una noche, él sintiera que yo fuera un clavo, dejara de llamarme automáticamente.
Él siguió llamándome, ilusionado, atento, todo el mundo que le veía me decía que estaba enamorado de mi.
Yo, que sabía la realidad, no sabía bien cómo tomármelo pero me daba igual porque el sexo era extremadamente alucinante y, sin poder evitarlo, terminábamos siempre compartiendo más, conversaciones, momentos...
Él pensaba que yo iba a volver con mi ex, porque entré en depresión, pero seguía buscándome e incluso cuidándome, me daba un trato muy especial.
Yo le admití que seguía teniendo mucha relación con mi ex, y a él le incomodó, aunque él también tenía una relación laboral con su ex novia, porque él le había dado parte de su empresa, y estuvieron tres meses manteniéndola, según él de forma cordial, pero yo sé perfectamente que se trataban con los códigos de pareja, y el cariño, como es normal, una no es tonta, pero yo le animaba a seguir trabajando con ella.
Llegó incluso un momento en el que, como él me veía tan libre con mi ex, comenzó a no esconder lo suyo, me enseñaba temas de la empresa, y hablaba con ella por teléfono delante de mi.
Él continuaba buscándome, y yo continuaba dándole una de cal y otra de arena, porque no estaba segura de lo que sentía, y además en ocasiones me parecía egoísta tanta insistencia, no respetaba mi espacio.
Se fue un mes a su país y a la vuelta la primera persona que llamó fue a mi, me invitó a su casa y le vi encantadísimo conmigo...
En fin, un sin fin de detalles que mostraban una especie de enamoramiento extraño que yo, a día de hoy, sigo sin comprender, ya que por otro lado sé que sufría por la pérdida de la ex novia.
En navidad, como él estaba solo aquí, le invité a cenar con mi familia y amigos, pero los días antes comencé a plantearle una separación real ya que no me encontraba bien yendo a ese ritmo, me sentía ahogada, y sin espacio. Él, sorprendentemente, me dijo lo mismo, que se estaba recomponiendo de su pasado y que no quería hacerme daño. Yo aluciné porque hasta ese momento todo lo que me pedía era formalizar la relación, pero para mi fue más fácil, y me alivié muchísimo.
Aún así, vino a cenar el 31 a mi casa, con mi familia, amigos, y cuando tuvimos la conversación definitiva, se enfadó, le dio rabia, pena, y me dijo que "él había terminado su relación, pero yo no". Yo flipé, no quería hacerle daño, pero tampoco estar con él.
A las semanas me llamó muy animado, diciéndome que le estaba sentando bien el cambio en la relación, pero que tenía muchísimas ganas de verme.
Y vuelta a empezar, le noté más ilusionado que nunca, sonriente, y respetándome cuando le pedía más tiempo.
De todas formas, a mi me picaba una mosca detrás de la oreja, y sabía que en el fondo continuaba con rabia... y efectivamente, me dijo que su ex novia le había utilizado profesionalmente, le había engañado, se había quedado con su dinero, y que aquellos meses que tenía que verla por trabajo sufrió mucho.
Yo ya me saturé, pues no le veía mucho sentido a mantener esa situación, entre mi ansiedad, y su rabia, y no sentía lo suficiente como para luchar por eso, llegué a dudar muchísimo y a arrepentirme de haberle conocido.
Entonces, aproveché otro viaje de un mes, que él hacía a su país, para establecer contacto cero, y ver qué pesaba. No me despedí muy allá de él, y estuvimos quince días sin hablar, hasta que me escribió para hablar por skype, y eso fue sorprendente...
De repente le vi luminoso, sonriente, libre, extremadamente feliz y ansioso por verme, me dijo que me quería, que se había dado cuenta, que esos sentimientos estaban ahí pero no podía verlos, que quería estar conmigo, recuperar el tiempo, hacer cosas, viajes... todo precioso.
Yo sentí lo mismo, y a su regreso él era encantador: el doble de atento, cariñoso, dedicándome palabras preciosas, todo su tiempo, todos sus planes, le había hablado de mi a su familia, decía que yo había superado todas sus relaciones anteriores, que era la mejor persona que había conocido... fueron unos días hermosos.
Después, yo tuve una oferta de trabajo en Barcelona, y nacieron sus miedos. Comenzó a estar expectante, y mi estado de ánimo y mi actitud determinaban los suyos. Comenzó a estar menos espontáneo, a molestarse por mi relación con mi ex, y el romanticismo decreció un poco. Yo también tenía miedo y no quería que él alterara su vida por cambiarme de ciudad, por eso no le propuse nada, ni le hice pensar que él jugaba algún papel en mi decisión, aunque seguía enamorada de él.
Después, comenzaron a nacer mis dudas respecto al período de su duelo... puff, muchísimas dudas. Todas se resolvían con una actitud reticente al principio por su parte, desánimo, enfado...pero a las horas me convencía apasionado de que quería estar conmigo y sólo pensar en dejarlo le daba una angustia en el pecho que había sentido muy pocas veces.
Después, continuó proponiéndome planes, ilusionado, pero muy cauto: era como una actitud de "quiero y no puedo", o de "si tú me quieres genial, pero no voy a lanzarme yo primero". Reconozco que esa actitud la he tenido yo muchas veces, por miedo al rechazo, imagino que en él estaría más pronunciado.
Me propuso vivir juntos, a los meses me mudé con él, se le veía feliz y entusiasmado, tenía detalles románticos pero algo contenidos, me incluía en todos sus planes, nos mudamos a otra casa y estuvimos a punto de dejarlo por mis miedos, pero él siempre sigue y sigue,a pesar de todas mis crisis y mis dudas sobre la relación.
Ahora tenemos un billete para ir a su país porque quiere que conozca a su familia, a sus padres, los cuales sólo han conocido a dos mujeres en sus 43 años, y la última fue su ex novia, con la consecuente decepción, y aún así está deseando que me conozcan.
Mis dudas son relacionadas con el tema de "un clavo que saca otro clavo".
Por una lado pienso, como me dice él, que si se le cruza una persona maravillosa por qué ha de dejarla pasar...
Por otro lado yo, ahora que le quiero, no soporto pensar que estuvo tres meses sufriendo porque trabajaba con la ex, y a la vez tan insistente e ilusionado conmigo. Yo siempre me mantuve prudente, le rechacé varias veces, y él seguía, incluso teniendo celos por mi ex...
¿cosas a favor? Según él, cuando estaba conmigo se le olvidaba todo, tenía miedo de perderme la pista por darse tiempo para su duelo, tenía una atracción muy fuerte hacia mi.... y al final no se equivocó, pues ahora, por más lata que le doy, sigue queriéndome y cada día va a más, aunque también cada día soporta menos mis dudas.
¿cosas en contra? Haber sido una sustitución, no es una mujer cualquiera, si no de la que él, por segunda vez en su vida, había considerado la mujer de su vida. Por más arpía que terminara siendo (que lo fue) me cuesta creer que yo haya superado un sentimiento así. Además, me sorprende su capacidad para estar sufriendo por una pérdida y a la vez manteniendo tanto interés en otra persona. Esto me mata! No me deja seguir adelante y amar tranquila. Me comparo con su ex novia, y por más que él haga, siempre me siento inferior.
A día de hoy, según él, nuestra relación ha superado la suya anterior, pues vivimos juntos y compartimos todo en una armoniosa convivencia que a él le hace muy muy feliz. De hecho, es probable que tenga que volver a su país a pasar los últimos años de vida de sus padres, y quiere que vaya con él... sueña con que vivamos juntos allí y hagamos un negocio...
¿más datos a favor? la ex novia y yo no podemos ser más diferentes, y las cosas que a él le gustan de mi, de hecho, son la total antonimia de la ex novia. Eso mostraría dos variables: o estaba tan obsesionado con la tipa que no veía más allá del físico, o definitivamente le he dejado sorprendido
¿otros datos en contra? Soy muy consciente de que él ha perdido romanticismo, respecto de cómo era antes de aquella ruptura. Me contó cosas como el viaje a París, o la pedida de matrimonio, que no me cuadran con su romanticismo actual conmigo, si bien me dice cosas preciosas, tiene detalles, y también quiere que viajemos a París, ya que es su fetiche y el mío. Pero su romanticismo es algo prudente...le cuesta desbordarlo. Me dice por ejemplo "eres UNA mujer preciosa, maravillosa, digna de todo lo más bello que puedo entregar..." o " eres la mujer que quiero" ... pero no es capaz de pronunciar, "eres la mujer de mi vida", o cuando habla del amor, lo suele hacer en tercera persona y le da miedo enfocarlo en mi.
Lo que me dice es precioso y lo valoro, pero yo sé que no es todo su romanticismo, y lo peor de todo... tampoco el mío, y esta situación me hace no ser yo misma...
No sé qué hacer, estoy muy deprimida. Por un lado es un gran daño a mi ego que al principio me "utilizara como pañuelo", aunque él siga diciendo que no fue así...
Además, ya me he embarcado sin darme cuenta en una relación extremadamente comprometida con él, he depositado sueños, he luchado contra el miedo, he proyectado, hemos construido un hogar, he soñado con ser madre... pero una vez a la semana me vienen estos pensamientos a la cabeza y me hacen infeliz, y pensar que es egoísta y me engañó.
A veces también pienso que, le dolió tanto la anterior ruptura, que prefiere tener un amor sosegado y menos romántico, para no sufrir de nuevo, aunque las veces que he querido dejarlo por estas razones ha llorado como una magdalena...
Sé que ha sido una larga lectura y agradezco infinito a quien haya llegado hasta aquí, y muchísimo más aún a quien me conteste y me de una esperanza sobre si un clavo puede sacar otro clavo y superarlo....
De momento yo, no me lo creo mucho....
¡gracias infinitas!