Por supuesto que las cosas no ocurren siempre como nos gustaría. Hay momentos en los que nos parece que perseguimos algo que no nos está destinado, que nos estamos dando de bruces una y otra vez contra puertas que no se abren, que esperamos milagros que no llegan a suceder.
Menos mal que las cosas son así, pues si todo ocurriera como deseamos, en poco tiempo nos quedaríamos sin asunto para seguir escribiendo el guión de nuestra vida diaria. Dicho guión se nutre de nuestros sueños, pero, además, se impulsa con la energía de nuestra lucha. Y como sucede siempre con los guerreros que emplean su energía en el Buen Combate, hay ciertos momentos en los que es mejor relajarse, y creer que el Universo continúa trabajando por nosotros en secreto, aunque no lo lleguemos a entender.
Dejemos, por tanto, que el Alma del Mundo cumpla su misión, y cuando no nos sea posible ayudarla, la mejor manera de colaborar con ella es prestar atención a las cosas sencillas de la vida, como las puestas de sol, la gente que pasa por la calle, o la lectura de un libro.
De todas maneras, en muchos casos sigue pasando el tiempo y no termina de ocurrirnos nada excepcional. Pero el verdadero guerrero de la luz continúa creyendo. A la manera que tienen los niños de creer.
Y, como cree en los milagros, los milagros empiezan a ocurrir.
Como está seguro de que su pensamiento puede cambiar su vida, su vida empieza a cambiar.
Como está seguro de que encontrará el amor, el amor termina apareciendo.
De vez en cuando, se decepciona. A veces se hace daño.
Y entonces escucha cómo comentan: “¡Pero qué ingenuo es!”
Pero el guerrero sabe que merece la pena. Por cada derrota, cuenta con dos victorias a su favor.
Menos mal que las cosas son así, pues si todo ocurriera como deseamos, en poco tiempo nos quedaríamos sin asunto para seguir escribiendo el guión de nuestra vida diaria. Dicho guión se nutre de nuestros sueños, pero, además, se impulsa con la energía de nuestra lucha. Y como sucede siempre con los guerreros que emplean su energía en el Buen Combate, hay ciertos momentos en los que es mejor relajarse, y creer que el Universo continúa trabajando por nosotros en secreto, aunque no lo lleguemos a entender.
Dejemos, por tanto, que el Alma del Mundo cumpla su misión, y cuando no nos sea posible ayudarla, la mejor manera de colaborar con ella es prestar atención a las cosas sencillas de la vida, como las puestas de sol, la gente que pasa por la calle, o la lectura de un libro.
De todas maneras, en muchos casos sigue pasando el tiempo y no termina de ocurrirnos nada excepcional. Pero el verdadero guerrero de la luz continúa creyendo. A la manera que tienen los niños de creer.
Y, como cree en los milagros, los milagros empiezan a ocurrir.
Como está seguro de que su pensamiento puede cambiar su vida, su vida empieza a cambiar.
Como está seguro de que encontrará el amor, el amor termina apareciendo.
De vez en cuando, se decepciona. A veces se hace daño.
Y entonces escucha cómo comentan: “¡Pero qué ingenuo es!”
Pero el guerrero sabe que merece la pena. Por cada derrota, cuenta con dos victorias a su favor.