Aranza comienza a caminar.
Para quienes no me conocen del todo, tengo una bebé de 1 año con 4 meses de edad y se ha tardado un poco para caminar. Tiene las facultades motrices suficientes, pero ha sido flojita para aventarse a caminar sola. Hace apenas una semana, ya daba sus pacitos solita en tan solo unos dos o tres metros de distancia y eso la hacía sentirse muy feliz! Yo me sentía más feliz aun, claro!
Sin embargo en dia perdió el equilibrio y zas! Cayó al suelo golpeándose en su frente. Lloró muchísimo como era de esperarse y este suceso la hizo “retroceder” en el avance.
Ahora sigue caminando pero busca la mano de la mamá o de la abuelita para sostenerse. No quiere caminar solita ni de broma. Sólo tomada de la mano camina tranquila. Seguiré intentando que poco a poco tome de nuevo la confianza y se suelte un poco de la mano.
En nuestra etapa adulta nos pasa algo parecido. Experimentamos algo que quizá nos hace retroceder. Perdemos un trabajo, hacemos un mal negocio, tomamos una decisión equivocada en algo, perdemos a un ser querido, se termina una relación amorosa, etc. Todos estos eventos son como “caídas” y nos ocasionan dolor, como el dolor que Aranza sufrió al caerse.
Tener una pérdida física o emocional no duele mucho, un despido laboral duele en el orgullo propio y además en el bolsillo. Un divorcio , por supuesto que nos da un calambre emocional de tan solo imaginar el futuro. Las experiencias dolorosas nos paralizan y asi como a Aranza, nos provoca que ya no queramos continuar. Y optamos tomarnos de la mano de alguien.
En principio esto es válido, por supuesto, todos necesitamos ayuda, pero que sucedería si Aranza no se decidiera a soltarse un poco? Aranza no puede continuar tomada de mi mano, porque entonces cómo podría ir a jugar con sus amiguitas del kínder? Cómo podría ser independiente?
Asi nosotros también necesitamos soltarnos de la mano de dónde nos estamos sosteniendo o seguiremos siendo dependientes de esa persona o de ese “algo” del cual nos agarramos.
Te invito a reflexionar y recuerdes si alguna vez has sufrido alguna experiencia en la que te hayas “caído” emocionalmente hablando y hayas buscado tomarte de la mano de alguien o de algo.
Viaja en tu mente hacia ese momento y evalúa lo que dejaste de hacer a consecuencia de esa caída. Aranza dejó de caminar solita. Y tu? Qué dejaste de hacer? Aranza se toma ahora fuertemente de mi mano. Y tu? De quién te sostuviste? O de qué cosa o situación te sostuviste para seguir adelante?
Ahora bien, una vez que tengas el evento concreto en la mente e identifiques cada una de estas preguntas, piensa ahora si aun sigues tomada de la mano. Sigues aun como Aranza? O ya te has ido soltando?
Con cariño,
Mel.
Para quienes no me conocen del todo, tengo una bebé de 1 año con 4 meses de edad y se ha tardado un poco para caminar. Tiene las facultades motrices suficientes, pero ha sido flojita para aventarse a caminar sola. Hace apenas una semana, ya daba sus pacitos solita en tan solo unos dos o tres metros de distancia y eso la hacía sentirse muy feliz! Yo me sentía más feliz aun, claro!
Sin embargo en dia perdió el equilibrio y zas! Cayó al suelo golpeándose en su frente. Lloró muchísimo como era de esperarse y este suceso la hizo “retroceder” en el avance.
Ahora sigue caminando pero busca la mano de la mamá o de la abuelita para sostenerse. No quiere caminar solita ni de broma. Sólo tomada de la mano camina tranquila. Seguiré intentando que poco a poco tome de nuevo la confianza y se suelte un poco de la mano.
En nuestra etapa adulta nos pasa algo parecido. Experimentamos algo que quizá nos hace retroceder. Perdemos un trabajo, hacemos un mal negocio, tomamos una decisión equivocada en algo, perdemos a un ser querido, se termina una relación amorosa, etc. Todos estos eventos son como “caídas” y nos ocasionan dolor, como el dolor que Aranza sufrió al caerse.
Tener una pérdida física o emocional no duele mucho, un despido laboral duele en el orgullo propio y además en el bolsillo. Un divorcio , por supuesto que nos da un calambre emocional de tan solo imaginar el futuro. Las experiencias dolorosas nos paralizan y asi como a Aranza, nos provoca que ya no queramos continuar. Y optamos tomarnos de la mano de alguien.
En principio esto es válido, por supuesto, todos necesitamos ayuda, pero que sucedería si Aranza no se decidiera a soltarse un poco? Aranza no puede continuar tomada de mi mano, porque entonces cómo podría ir a jugar con sus amiguitas del kínder? Cómo podría ser independiente?
Asi nosotros también necesitamos soltarnos de la mano de dónde nos estamos sosteniendo o seguiremos siendo dependientes de esa persona o de ese “algo” del cual nos agarramos.
Te invito a reflexionar y recuerdes si alguna vez has sufrido alguna experiencia en la que te hayas “caído” emocionalmente hablando y hayas buscado tomarte de la mano de alguien o de algo.
Viaja en tu mente hacia ese momento y evalúa lo que dejaste de hacer a consecuencia de esa caída. Aranza dejó de caminar solita. Y tu? Qué dejaste de hacer? Aranza se toma ahora fuertemente de mi mano. Y tu? De quién te sostuviste? O de qué cosa o situación te sostuviste para seguir adelante?
Ahora bien, una vez que tengas el evento concreto en la mente e identifiques cada una de estas preguntas, piensa ahora si aun sigues tomada de la mano. Sigues aun como Aranza? O ya te has ido soltando?
Con cariño,
Mel.