Cuando nos enamoramos lo hacemos completamente, locamente, de pies a cabeza.
“Te necesito” — le decimos a nuestra pareja — “sin ti no soy nada”, “sin ti me muero” y “te necesito para vivir.
Palabras que parecen ser románticas, grandes halagos, pero que en el fondo sólo imponen carga, te vuelven voluble, necesitada y dependiente. Hay muchas palabras mejores para expresar amor que aquellas que nos quitan valor.
Las mujeres solemos enamorarnos de los pies a la cabeza, de este a oeste, y de norte a sur. Con todos los huesos, la piel, los sentidos; con todo lo bello, con lo que evitamos ver; profundamente y muchas veces loca y ciegamente.
No sé si este enamoramiento es un atributo o un error; cada quién lo sabrá según sus propios resultados… pero ahora concentrémonos en aquella famosa frase que tantas veces tus labios han pronunciado: “te necesito para vivir” o más simplemente, “te necesito”.
¿Cuántas veces lo has dicho? Tal vez muchas. Y una y otra vez, “te necesito”. Pronunciamos las palabras sin tomar conciencia de los mundos que creamos con ellas, aceptamos que el lenguaje es sólo palabras, y que a las palabras se las lleva el viento, pero atención: las graba el inconsciente.
Al decir “te necesito” te haces dependiente.
Cuando dices “te necesito” le comentas de paso a tu cabecita, que ese otro que te falta, te falta de forma imprescindible, que sin ese ser no puedes vivir, y como el cerebro no distingue lo poético de lo real, lo ficticio de lo fáctico; te cree. Y entonces tú misma pierdes credibilidad para seguir adelante.
Cuando necesitamos algo, estamos diciendo que sin eso otro estamos mutiladas, carentes, escasas y vacías.
Sin embargo, la mayoría de nosotras, necesita pocas cosas. Y aun así, la mayoría vivimos en la escasez, añorando lo que creemos necesitar, cuando en realidad no necesitamos nada.
¿Qué cosas necesitamos? Necesitamos del aire para vivir, necesitamos comer y dormir. Ahora bien no necesitamos comer caviar o dormir en una cama de agua con un hombre musculoso de 1.85 y de ojos verdes; eso nos “gustaría”, “nos encantaría que nos sucediera” pero si no sucede seguimos vivas igual.
A quien necesitas es… ¡a ti misma!
Y en el plano de lo relacional, la única persona que necesitas para vivir, eres tú. Tal vez resulte poco romántico, pero es la realidad. Sin ti no hay historia para ti. Tú eres quién se necesita. No busques que otros carguen contigo, o responsabilices de tu felicidad a los demás; esos son pretextos; tú vida es tuya, y de nadie más. La puedes compartir; pero sigue siendo tuya.
Un “te necesito” no es un halago,
es una carga.
Empieza a cambiar tu vocabulario para abrir tu mente, y sentirte libre.
Muchas veces las personas creen que un “te necesito” es un halago, pero si lo observas, es un “gran peso”; que el otro te necesite o que tú necesites; implica que solos o por sí mismos no pueden; y el recibidor del halago se transforma en el bastón para seguir.
Hay mejores formas de expresar amor que con un “te necesito”:
Si quieres manifestar tu amor con una frase que exprese la gratitud de tu amor, dile “me gusta compartir la vida contigo”, “me agrada coincidir contigo en este vida”, “me siento plena de haber coincidido”, “me da gusto haberte conocido”.
“Te necesito” — le decimos a nuestra pareja — “sin ti no soy nada”, “sin ti me muero” y “te necesito para vivir.
Palabras que parecen ser románticas, grandes halagos, pero que en el fondo sólo imponen carga, te vuelven voluble, necesitada y dependiente. Hay muchas palabras mejores para expresar amor que aquellas que nos quitan valor.
Las mujeres solemos enamorarnos de los pies a la cabeza, de este a oeste, y de norte a sur. Con todos los huesos, la piel, los sentidos; con todo lo bello, con lo que evitamos ver; profundamente y muchas veces loca y ciegamente.
No sé si este enamoramiento es un atributo o un error; cada quién lo sabrá según sus propios resultados… pero ahora concentrémonos en aquella famosa frase que tantas veces tus labios han pronunciado: “te necesito para vivir” o más simplemente, “te necesito”.
¿Cuántas veces lo has dicho? Tal vez muchas. Y una y otra vez, “te necesito”. Pronunciamos las palabras sin tomar conciencia de los mundos que creamos con ellas, aceptamos que el lenguaje es sólo palabras, y que a las palabras se las lleva el viento, pero atención: las graba el inconsciente.
Al decir “te necesito” te haces dependiente.
Cuando dices “te necesito” le comentas de paso a tu cabecita, que ese otro que te falta, te falta de forma imprescindible, que sin ese ser no puedes vivir, y como el cerebro no distingue lo poético de lo real, lo ficticio de lo fáctico; te cree. Y entonces tú misma pierdes credibilidad para seguir adelante.
Cuando necesitamos algo, estamos diciendo que sin eso otro estamos mutiladas, carentes, escasas y vacías.
Sin embargo, la mayoría de nosotras, necesita pocas cosas. Y aun así, la mayoría vivimos en la escasez, añorando lo que creemos necesitar, cuando en realidad no necesitamos nada.
¿Qué cosas necesitamos? Necesitamos del aire para vivir, necesitamos comer y dormir. Ahora bien no necesitamos comer caviar o dormir en una cama de agua con un hombre musculoso de 1.85 y de ojos verdes; eso nos “gustaría”, “nos encantaría que nos sucediera” pero si no sucede seguimos vivas igual.
A quien necesitas es… ¡a ti misma!
Y en el plano de lo relacional, la única persona que necesitas para vivir, eres tú. Tal vez resulte poco romántico, pero es la realidad. Sin ti no hay historia para ti. Tú eres quién se necesita. No busques que otros carguen contigo, o responsabilices de tu felicidad a los demás; esos son pretextos; tú vida es tuya, y de nadie más. La puedes compartir; pero sigue siendo tuya.
Un “te necesito” no es un halago,
es una carga.
Empieza a cambiar tu vocabulario para abrir tu mente, y sentirte libre.
Muchas veces las personas creen que un “te necesito” es un halago, pero si lo observas, es un “gran peso”; que el otro te necesite o que tú necesites; implica que solos o por sí mismos no pueden; y el recibidor del halago se transforma en el bastón para seguir.
Hay mejores formas de expresar amor que con un “te necesito”:
Si quieres manifestar tu amor con una frase que exprese la gratitud de tu amor, dile “me gusta compartir la vida contigo”, “me agrada coincidir contigo en este vida”, “me siento plena de haber coincidido”, “me da gusto haberte conocido”.