El nacimiento del amor
Al enamorarnos ocurren una serie de cambios bioquímicos y psicológicos en nuestro organismo. ¿Qué es lo que establece el denominado "flechazo"?, porque todos sabemos que existe como un sonar, un radar que envía y recibe algún tipo de señales que permite el intercambio entre dos personas aún antes de hablarse.
En algunos casos, en el momento en que dos personas se conocen, se despierta un interés mutuo y se desata de súbito un mecanismo de seducción. Hay sugestiones, lenguaje corporal, miradas y otras conductas que pasan por cambios en la piel (sonrojo), alteración del pulso, en los olores del cuerpo y cambios de actitudes en la forma de ser de cada uno. Conductas y procesos que son, tanto animales, biológicos, químicos y psicológicos, como procesos humanos estratégicos, cognitivos, donde interviene el pensamiento y la plena conciencia.
La química del amor
¿Será verdad aquello de que lo nuestro es pura química...? Pues, las investigaciones de los psicólogos evolucionistas americanos, apuntan en esa dirección.
El amor, en sus estelares momentos iniciales, se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características que tienen que ver con la bioquímica del organismo. Una sustancia en nuestro cerebro denominada feniletilamina obliga la secreción de la dopamina o la norepinefrina, que por sus efectos se parecen a las "anfetaminas", las cuales producen un estado de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja.
El código genético del amor
En esta etapa inicial del amor, actúan decodificadores genéticos que marcarían las fases iniciales descritas. El imperativo genético de la ley de conservación de las especies, obliga a los animales machos a procurar sembrar su semilla en el mayor número de hembras que pueda. Por su parte, la hembra tratará de tener cachorros en igual proporción. De acuerdo a los psicólogos genetistas, en el ser humano -aunque sociabilizados- esta ley también actúa. Por esta razón, se dispararían las sustancias químicas cerebrales que generan la atracción y el deseo de estar juntos. Significa entonces, que el amor surge como una necesidad de conservación de la especie humana. El fin último que se perseguiría de la atracción sexual, sería el de procrear.
Por otra parte, también explicaría la tendencia a la infidelidad. En estudios acerca de ésta en los EE.UU., se descubrió que las mujeres americanas tienden a ser más infieles durante el período de ovulación, a pesar de estar conscientes de que ese es el período de mayor riesgo para salir en estado. Por lo que se supone que el imperativo biológico juega un papel importante en el deseo sexual de los seres humanos
Al enamorarnos ocurren una serie de cambios bioquímicos y psicológicos en nuestro organismo. ¿Qué es lo que establece el denominado "flechazo"?, porque todos sabemos que existe como un sonar, un radar que envía y recibe algún tipo de señales que permite el intercambio entre dos personas aún antes de hablarse.
En algunos casos, en el momento en que dos personas se conocen, se despierta un interés mutuo y se desata de súbito un mecanismo de seducción. Hay sugestiones, lenguaje corporal, miradas y otras conductas que pasan por cambios en la piel (sonrojo), alteración del pulso, en los olores del cuerpo y cambios de actitudes en la forma de ser de cada uno. Conductas y procesos que son, tanto animales, biológicos, químicos y psicológicos, como procesos humanos estratégicos, cognitivos, donde interviene el pensamiento y la plena conciencia.
La química del amor
¿Será verdad aquello de que lo nuestro es pura química...? Pues, las investigaciones de los psicólogos evolucionistas americanos, apuntan en esa dirección.
El amor, en sus estelares momentos iniciales, se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características que tienen que ver con la bioquímica del organismo. Una sustancia en nuestro cerebro denominada feniletilamina obliga la secreción de la dopamina o la norepinefrina, que por sus efectos se parecen a las "anfetaminas", las cuales producen un estado de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja.
El código genético del amor
En esta etapa inicial del amor, actúan decodificadores genéticos que marcarían las fases iniciales descritas. El imperativo genético de la ley de conservación de las especies, obliga a los animales machos a procurar sembrar su semilla en el mayor número de hembras que pueda. Por su parte, la hembra tratará de tener cachorros en igual proporción. De acuerdo a los psicólogos genetistas, en el ser humano -aunque sociabilizados- esta ley también actúa. Por esta razón, se dispararían las sustancias químicas cerebrales que generan la atracción y el deseo de estar juntos. Significa entonces, que el amor surge como una necesidad de conservación de la especie humana. El fin último que se perseguiría de la atracción sexual, sería el de procrear.
Por otra parte, también explicaría la tendencia a la infidelidad. En estudios acerca de ésta en los EE.UU., se descubrió que las mujeres americanas tienden a ser más infieles durante el período de ovulación, a pesar de estar conscientes de que ese es el período de mayor riesgo para salir en estado. Por lo que se supone que el imperativo biológico juega un papel importante en el deseo sexual de los seres humanos