En la actualidad, sin importar qué tipo de ambiente desees crear en tu hogar, los hijos e hijastros necesitan disciplina. Es una parte esencial de la formación de cualquier niño, tanto como el cuidado y amor que le das. Lo creas o no, disciplinarlos es una forma de amarlos, de enseñarles límites y a convivir en sociedad.
La disciplina existe de muchas maneras, desde la típica “nalgada”, hasta quitar privilegios o permisos. Una buena recomendación, en el caso de los hijastros, es hacer que la disciplina siempre sea la misma que usas con tus propios hijos.
Sin importar la falta en la que haya incurrido, el objetivo de la disciplina es que entienda que lo que hizo es incorrecto y no lo vuelva a hacer. Es buena idea determinar los castigos para cada posible travesura o falta con anticipación y que ellos conozcan de antemano las consecuencias. En muchos casos funciona para evitar malos comportamientos. Aquí te describo el proceso que a mí me ha servido:
1.- Analiza las principales travesuras o faltas y sepáralas por categorías.
2.- Determina castigos generales para cada categoría
3.- Informa a todos los hijos de estas nuevas reglas.
4.- Cuando algo suceda, sé firme y sigue tus propias determinaciones.
5.- Asegúrate de que el castigo sea el mismo tanto para tus hijastros como para tus hijos.
6.- Es válido (incluso recomendable) que el castigo sea más severo para una segunda o tercera ofensa.
Es importante que entre pareja discutimos el castigo y lleguemos a un acuerdo antes de añadirlo a la lista (con el fin de no ser incongruentes cuando suceda algo). Otra sugerencia que puedo dar es evitar que el castigo sea aplicado sólo en presencia de la madrasta o padrasto. El padre o madre biológica debe de estar allí para dar el mensaje de “estoy de acuerdo” al hijo. Hacer equipo.
Así se evitan discusiones posteriores, pues llegan a acuerdos desde antes. Si no es posible que el padre biológico esté presente en cada ocasión, pueden acordar que en cuanto llegue hable con él o ella para dejarle en claro que está de acuerdo con la decisión de su pareja y que no habrá tolerancia especial para él sólo porque hay un lazo de sangre.
Y recuerda que, en cuestión de disciplina (y muchas más), tu hijo o tu hijastro están al mismo nivel. Nunca debe haber diferencias entre ellos, pues no sería lo más sano.