Siempre que empezamos una relación lo hacemos con la mayor de las ilusiones. El enamoramiento contribuye mucho a esta ilusión ilimitada e irracional y de pronto todo es posible y seremos felices para siempre.
Sin embargo, la etapa de enamoramiento no dura para siempre y eventualmente nos toca hacer una evaluación racional y pragmática de nuestra relación. ¿Qué hacer cuando nuestra relación no pasa el examen? ¿Cuáles son los parámetros que nos indican que estamos mejor sin la relación? Pero ¿y si todavía lo amo?
Las rupturas nunca son fáciles, pero si estas considerando la opción de una separación, deberías tomar en cuenta dos aspectos:
- Que las diferencias sean de fondo no solo de forma: es importante tener una pareja con la que coincidamos en los valores fundamentales, así hayan variaciones sobre el mismo tema, es decir que es normal tener diferencias con tu pareja y estas diferencias no son motivo de separación si es una cuestión de opinión o de punto de vista. Sin embargo, si la diferencia es en los valores o principios fundamentales que rigen nuestras vidas y que nos hacen ser la persona que somos y no alguien más, entonces la convivencia está condenada al fracaso.
- El balance costo/ beneficio: No hay relación perfecta y hasta la relación más destructiva tiene sus buenos momentos. Lo importante es que en la balanza, a la hora de ver el panorama completo, los momentos buenos sean más que los malos. Este análisis necesita de objetividad, es decir, que nos basemos en cómo es la relación, no en cómo fue al principio ni como tenemos la esperanza que sea en el futuro.
Asimismo, es importante evaluar si en tu relación existen cualquier de los siguientes escenarios. Cualquiera de estos hacen la separación necesaria:
- Si no te quieren: cuando el amor que había ya no está o si no te aman de una manera saludable. Cualquiera que te irrespete, te maltrate, no le importe tu sufrimiento, te explote, te humille y/o coarte tu libertad, no te quiere. Y si dice que te quiere no lo hace de una forma saludable. No hay que olvidar que en cuestiones del amor lo importante no es cuanto te quieran sino COMO te quieran, es decir, como te expresan el amor.
- Si tu crecimiento personal se ve obstaculizado: cualquier amor que requiera que trunques tu autorrealización para ser viable, no es saludable. Es natural buscar el crecimiento personal, tener sueños y metas personales. Todo lo que nos haga crecer como seres humanos, mientras no sea destructivo ni para vos misma ni para otros, debes llevarlo a cabo, sino querés sentirte incompleta con el tiempo. Una relación saludable se basa en que tengas una pareja con la que podas crecer codo a codo. La persona que ama sinceramente a otra, desea y promueve este crecimiento.
- Si se violentan tus principios o valores: se dice que en las relaciones todo es negociable, pero si negocias con tus principios y creencias fundamentales estas negociando con lo que te hace quien sos, con lo más profundo y estas empeñando tu amor propio. Por eso es igual de importante aprender a poner límites dentro de la relación. Tu dignidad personal es el límite de lo negociable, es decir, que el ser valorada, considerada y respetada no es negociable.
La mayoría de las personas que están enredadas en este tipo de relaciones tienen problemas para enfrentar la separación porque encuentran que todavía existe un sentimiento que las une a sus parejas, el famoso “pero es que yo lo amo”. El hecho de que la relación sea, por lo que explique anteriormente, candidata a la separación no implica que el afecto tenga que disminuir necesariamente, es decir, vos lo podés amar mucho pero al pasar la relación los limites de los razonable (irrespeto, maltrato, infidelidad, desamor) ya el amor por sí solo no la justifica ni la valida debido al costo psicológico, moral, físico y social que estas pagando por ella. El poder aceptar que “te amo pero no puedo vivir con vos” es el primer paso para un proceso necesario aunque doloroso, el camino a la felicidad.
Psicologa Ana Salgado Tello