Confesarle a nuestra pareja que no estamos del todo satisfechas nunca es fácil, pero es siempre necesario. La comunicación es importante en todos los aspectos de la relación, y la cama no es la excepción.
El re-educarlo a nivel sexual para que se amolde a tus gustos individuales es un proceso, vas a tener que mandar el mensaje varias veces, así que paciencia. Aquí algunas recomendaciones,
- Lo primero es verbalizarlo, comentar como quien no quiere la cosa, lo que te gusta. En este momento es importante que hagas el esfuerzo de ser especifica, es decir, en vez de señalar “me gusta que me acaricien bastante antes de penetrarme”, podés expresar algo como “me gusta que me toquen lentamente el cuello y me muerdan justo debajo de la barbilla”, por ejemplo. Para esto tenés que estar bien clara de cuáles son las caricias o los estímulos que más te gustan y hacer el esfuerzo de transmitírselo detalladamente.
- Mostrale lo que te gusta. Podés hacerlo vos misma o hacéselo a él para que este claro a que te referís.
- Sugerile diferentes formas de darte la misma caricia. Por ejemplo, si no te gusta que te toque los pechos muy fuerte, podés sugerirle que intente acariciarlos muy suavemente esta vez, indicar algo como “en vez de apretarme, proba acariciarlos súper suave, casi sin tocarlos, despacito”, que es lo mismo que decirle que no te toque así, pero sin sonar tan criticona.
A la hora de darle instrucciones sobre por dónde tocarte o no tocarte, resulta negativo para los hombres que su pareja les diga “por aquí” o “ahí no” o peor aún, que les muevan la mano. Los hombres, según los estudios científicos, responden mejor a las indicaciones “arriba, abajo, derecha, izquierda” mientras recorren tu cuerpo.
- Proponele que prueben nuevas formas de estimularte, para experimentar como se siente, como que fuera un juego. Así, le podes proponer “¿por qué no probamos a acariciarme hasta que ya no aguante y te pida que me penetres?”
- Acordate de darle a entender que ESO te gusto mucho. Podés decirle en el momento que eso te gusta mucho. Otras posibilidad es justo después de la relación sexual, comentarle que tan placentero fue esto o lo otro y, si esto no es suficiente, podés proponerlo, al inicio del jugueteo del siguiente encuentro sexual, repetir aquello que tanto te gusto.
Todo esto dentro de un ambiente relajado. Es decir, si se lo decís en un momento inocuo como cuando están comiendo, puede parecer como algo que has estado pensando mucho, que te preocupa. En vez, si lo decís cuando estén hablando de sexo o durante el inicio del jugueteo o cuando sintás que te está buscando para tener relaciones, se siente más como algo que se te acaba de ocurrir, en el calor del momento, que es parte del jugueteo.
A veces, la comunicación es difícil. El machismo es el mayor enemigo de este tipo de esfuerzo, porque no le permite ser receptivo a tus sugerencias o peticiones. En este caso, la ayuda profesional puede ayudarlos a superar estos obstáculos en la comunicación y encaminarlos a una vida sexual más placentera y saludable para ambos.
Psicologa Ana Salgado Tello