Este es un articulo que vi en el yahoo me gusto y se los comparto que piensan ustedes?
No sé si a ustedes también les sucederá o si esto pasa solamente entre gente allegada a mí, pero últimamente he notado que el Facebook es, para algunas personas, la herramienta ideal para lo que en Argentina llamamos “mandarse la parte”.
Frases tales como “Ay… cómo cansa recorrer Europa…” o “Marcos lavando su auto nuevo” y la foto del marido de la dueña del Facebook lavando un último modelo, al cual seguramente se puso a lavar sólo para sacarse una foto y exponerla.
En los facebooks de conocidos puedo ver más fotos de Disney que en www.disneyworld.com por supuesto relatando minuto a minutos todo lo que va pasando desde sus blackberrys.
A veces me pregunto: ¿Esta gente en lugar de disfrutar lo que está viviendo con sus hijos está tecleando en un telefonito para que sus conocidos vean donde está?
En muchas oportunidades escriben comentarios, como para justificar vaya a saber que cosa, del tipo de “Ay, que calor… qué daría por estar en una piscina” mientras en la foto vemos a la descerebrada que escribió eso abanicándose en la torre Eiffel.
Y lo más cómico son las respuestas de las otras personas que para no quedarse atrás suben la apuesta: “Ay… sí… la última vez que fuimos a París en esta época decidimos no ir más” y abajo ponen una foto nadando con los delfines en el Caribe.
“¡Increíble la campera que me compré en Miami a sólo quinientos dólares!” manda una, con la foto correspondiente.
“¡No te puedo creer, es un regalo!”, responde otra.
Ya hace unos años, cuando todavía Facebook no existía, me llamaba mucho la atención ver como la gente de viaje, llegando en el ferry a Magic Kingdom por ejemplo, en lugar de mirar y disfrutar con sus hijos, filmaba.
O sea, en vez de ver las cosas en vivo y en directo, las veía a través de de una pantalla.
Estaba de cuerpo presente allí pero miraba de la misma forma que lo hacía en el Disney Channel cuando estaba en su casa.
¿Para qué?
Para que al regresar todos pudieran ver donde estuvo.
Ojo, con esto no estoy diciendo que no se pueda filmar algo para tener un recuerdo de las vacaciones, pero todo y todo el tiempo me parece mucho.
Curiosamente, estos personajes adictos a la exposición de sus lujos, son los mismos que luego, al momento de juntar dinero para el regalo del día del maestro, le dicen a la mamá del compañerito del hijo encargada de la colecta: “¿Cómo? ¿Cincuenta pesos? ¡No! ¡Es mucho! ¡Yo le compro algo por separado!”
En fin… disculpen que deje el tema acá, pero esto de estar escribiendo arriba del crucero por Bahamas me provoca dolor de cabeza.
No sé si a ustedes también les sucederá o si esto pasa solamente entre gente allegada a mí, pero últimamente he notado que el Facebook es, para algunas personas, la herramienta ideal para lo que en Argentina llamamos “mandarse la parte”.
Frases tales como “Ay… cómo cansa recorrer Europa…” o “Marcos lavando su auto nuevo” y la foto del marido de la dueña del Facebook lavando un último modelo, al cual seguramente se puso a lavar sólo para sacarse una foto y exponerla.
En los facebooks de conocidos puedo ver más fotos de Disney que en www.disneyworld.com por supuesto relatando minuto a minutos todo lo que va pasando desde sus blackberrys.
A veces me pregunto: ¿Esta gente en lugar de disfrutar lo que está viviendo con sus hijos está tecleando en un telefonito para que sus conocidos vean donde está?
En muchas oportunidades escriben comentarios, como para justificar vaya a saber que cosa, del tipo de “Ay, que calor… qué daría por estar en una piscina” mientras en la foto vemos a la descerebrada que escribió eso abanicándose en la torre Eiffel.
Y lo más cómico son las respuestas de las otras personas que para no quedarse atrás suben la apuesta: “Ay… sí… la última vez que fuimos a París en esta época decidimos no ir más” y abajo ponen una foto nadando con los delfines en el Caribe.
“¡Increíble la campera que me compré en Miami a sólo quinientos dólares!” manda una, con la foto correspondiente.
“¡No te puedo creer, es un regalo!”, responde otra.
Ya hace unos años, cuando todavía Facebook no existía, me llamaba mucho la atención ver como la gente de viaje, llegando en el ferry a Magic Kingdom por ejemplo, en lugar de mirar y disfrutar con sus hijos, filmaba.
O sea, en vez de ver las cosas en vivo y en directo, las veía a través de de una pantalla.
Estaba de cuerpo presente allí pero miraba de la misma forma que lo hacía en el Disney Channel cuando estaba en su casa.
¿Para qué?
Para que al regresar todos pudieran ver donde estuvo.
Ojo, con esto no estoy diciendo que no se pueda filmar algo para tener un recuerdo de las vacaciones, pero todo y todo el tiempo me parece mucho.
Curiosamente, estos personajes adictos a la exposición de sus lujos, son los mismos que luego, al momento de juntar dinero para el regalo del día del maestro, le dicen a la mamá del compañerito del hijo encargada de la colecta: “¿Cómo? ¿Cincuenta pesos? ¡No! ¡Es mucho! ¡Yo le compro algo por separado!”
En fin… disculpen que deje el tema acá, pero esto de estar escribiendo arriba del crucero por Bahamas me provoca dolor de cabeza.