LA VIRTUD DE LA HUMILDAD Y LA IMPORTANCIA DE LOS LAZOS FAMILIARES
Por: Lucía M. Valle
Sang-Woo es un voluntarioso niño de siete años que debe mudarse a casa de su abuela muda en la rudimentaria provincia surcoreana, ya que su madre debe trabajar en Seúl. Ante el cambio de entorno, su caprichoso carácter hace de su estadía un acto de rebeldía enfrentado por su tolerante abuela con incontestable amor fraterno e imperturbable paciencia.
"Todos los Caminos Llevan a Casa" ("Jibeuro", 2002) es un sencillo ejercicio de narrativa cinematográfica realizado por Jeong-Hyang Lee, cuya parquedad no obsta para hacer de este filme una pieza de sólida fortaleza dramática al abogar por el acercamiento entre dos mundos irreconciliables en primera instancia y que, a la postre, encuentran un indisoluble punto de unión.
El pequeño Sang-Woo (Seung Ho-Yoo), acostumbrado a las comodidades urbanas, no comprende cómo su abuela (Eul-Boon-Kim) puede vivir sin energía eléctrica ni agua corriente. Le resulta impensable este universo rural entregado a la contemplación y enraizado en añejas tradiciones donde ni siquiera puede hacerse de baterías para su videojuego.
Odioso a momentos, el niño aprende a comprender el silencio obligado de su abuela en un proceso mediante el cual los 70 años que les separan ya no parecen un obstáculo insalvable, al prevalecer en esta peculiar relación la afable virtud de la humildad y la importancia de los lazos familiares como insustituible cualidad formativa.
Odioso a momentos, el niño aprende a comprender el silencio obligado de su abuela en un proceso mediante el cual los 70 años que les separan ya no parecen un obstáculo insalvable, al prevalecer en esta peculiar relación la afable virtud de la humildad y la importancia de los lazos familiares como insustituible cualidad formativa.