Amigas queridas, otra vez un post sumamente extenso, pero para mi ver, vale la pena leerlo. Besos!!
MI QUERIDO SICARIO....
Autor: Sergio Madero Villanueva.
Antes que nada déjame empezar por manifestate mi respeto, tal vez no lo entiendas pero te respeto, tengo un profundo respeto por tu persona empezando, desde luego, por tu vida, a pesar de todo lo que has podido cometer no deseo para ti un final como el que te has ocupado de darle a otras personas. Posiblemente no te quede claro qué es esto del respeto, tal vez ni siquiera tengas claro qué es y qué implica ser una persona, pero para mí es necesario hacer patente ambas cosas, para mí eres una persona y por ello eres digno de mi respeto.
Estoy seguro que muy probablemente no leerás estas líneas, tal vez ni te interese hacerlo, pero a mí me interesa comunicarme contigo, al menos que de este lado no quede.
A pesar de no habernos presentado nunca (de hecho la sola posibilidad de encontrarme realmente frente a ti, me estremece) me parece que nos conocemos, al menos tenemos una leve idea de quién somos el uno para el otro: para ti soy ese individuo que huye a protegerse mientras haces tu “jale”, el que por alguna razón que tú no entiendes hace fila para pagar el predial y sacar las placas. A mi vez te imagino como el muchacho de mirada perdida, un “ni-ni-ni-ni” (ni estudias, ni trabajas, ni tienes esperanza, ni tampoco remordimientos), que anda por las calles en compañía de otros iguales que utilizan sus cuerpos como pizarrones.
No voy a ponerme a especular por qué andas en lo que andas, no quiero poner palabras en tú boca, además he escuchado tantas teorías al respecto que ya todas me suenan prudentes y descabelladas a la vez: desde las que hablan de que tu madre te amarraba a la pata de una mesa, hasta las basadas en la pretensión de disimular tu escasez fálica portando un arma de tamaño inversamente proporcional, uno no sabe qué creer pero tampoco puede dudar.
De cualquier forma no intento justificarte, ya al principio te hablaba del respeto que tengo por la vida y nada de lo que pudieras decirme o pueda haberte pasado es razón suficiente para que andes haciendo lo que andas haciendo. Que andes metido en eso es muestra clara de que tú no respetas siquiera la tuya, bien sabes que puede quedarse en la próxima salida. Hace unos meses hablé (seguro te perdiste ése) de cómo en tu “profesión” no hay jubilados, esa “carrera” sólo conduce a la muerte o a la cárcel, y debo hablarte con sinceridad, el que te prometan cadena perpetua no quiere decir que vayas a vivir para siempre; además, en este país es muy poco probable que vayas a la cárcel, así que…
No quiero me mal interpretes, no te tengo lástima, ese es un sentimiento noble que reservo para otras personas, no te ofendas. Tampoco siento simpatía por ti, tus amigos o lo que hacen, me queda claro que no sólo vamos por caminos diferentes sino contradictorios; el que tú has elegido no llega a donde quiero ir, se aparta de lo que quiero. Considero mi obligación hacer todo lo que esté a mi alcance para sacarte de lo que andas haciendo, para evitar que continúes destruyendo familias y nuestra convivencia; pero no creo que ello nos impida hablarnos como personas, si en esto último estoy equivocado me habrás de disculpar.
Tampoco te ofendas si hablo de cómo me recuerdas a los personajes malvados de las historietas que solía leer cuando niño, siempre pensando en destruir el planeta; brillantes criminales, de tener éxito ¿dónde diablos pensaban vivir?
Así te veo, y esto te lo vuelvo a decir con sumo respeto por tu persona, me imagino que cuando la adrenalina corre por tus venas (junto con los cócteles que uses para estimularte) te has de sentir el dueño del universo, tal vez, pero no te das cuenta que en ese camino y a este ritmo vas a convertir a tu ciudad (si es que eres de aquí) en un San Pedro de los Sahuaros donde lo único que podrás obtener es sol y polvo.
Pero tal vez esto tampoco te haga sentido porque, asumiendo que hayas podido ver caricaturas, seguramente no fueron las mismas, a ti te tocaron esas donde los personajes tenían que aniquilarse unos a otros, peleas y sangre eran el entretenimiento para ti. Y ni hablar de los videojuegos que ahora están al alcance en la tiendita de esquina, ahí sí que las matazones son en serie.
A veces me preguntó por qué nos está pasando todo esto, definitivamente es una consecuencia de nuestras acciones: metimos la televisión a nuestras casas y dejamos que ocupara el lugar de la convivencia, de la plática formativa; tenemos treinta años promoviendo una cultura que atenta contra la vida, hablamos de legalizar el aborto, de la píldora del día después… hace algunas semanas (seguro te perdiste ése también) hablé de cómo los abortos “legales” en el D.F. han privado de la vida a tantas personas como la violencia lo ha hecho en todo el país; eso te da idea que un grupo de diputados puede ser mucho más peligroso que tú y tus amigos con todos sus juguetes. Después de tantos años de avanzar por ese camino nos sorprendemos de haber llegado a donde nos conducía.
A veces me pregunto también qué te hace hacer lo que haces, me imagino que cuando tienes un arma caliente en las manos y emprendes la carrera te sientes como ‘Billy the Kid’ viviendo una aventura, poderoso, importante, dueño de la situación; pero eso no te distingue, son tantos ya los que andan metidos en eso que ya no es ni novedad. Otra vez debo hablarte sinceramente, en eso no trasciendes, no vas a dejar de ser ‘nadie’ por más machín que te sientas, ¿o alguna vez has asistido a un concurrido entierro de un sicario? Podría hablar de que a ustedes nadie los atendió, nadie los ubica ni los quiere ver, y nadie los recordará.
Creo que tampoco trascenderás en el sentido de la descendencia, aunque es muy probable que hayas ya engendrado a otro ser, ello no significa que seas padre, al menos no en el sentido de los que me tocaron a mi (tengo dos fantásticos). No lo verás crecer ni lo llevarás a la escuela, no te estremecerás cuando diga por primera vez papá y no le enseñarás a andar en bicicleta. En ese sentido también estarás incompleto.
Si salgo aquí con la valentonada de que no te tengo miedo te vas a reír, sí, me preocupa lo que haces, que un día de estos te cruces en el camino de alguien a quien quiero y me desgracies la vida. Pero siendo sincero tampoco me espantas, no me tienes paralizado, trato de hacer mi vida lo más normal que puedo, todavía corro por las calles y salgo a comer a los lugares que no has podido cerrar.
Y sí, también creo que esta ciudad estaría mejor si no hicieras lo que andas haciendo, amedrentando gente, secuestrándola, llevando la tragedia de puerta en puerta, pero tampoco creo que la cosa tenga que ser un todo o nada, que necesite exterminarte para poder seguir con mi vida. Creo que la ciudad debe ser un espacio en donde encontremos la posibilidad de vivir todos, y para ello es indispensable que dejes de hacer lo que andas haciendo.
Tampoco soy ingenuo (en mi pueblo les dicen de otra forma), no creo que te vayas a volver bueno por decreto, que una amnistía te transforme o que legalizando las drogas se acaben nuestras broncas, si nuestro problema no tiene una explicación sencilla menos va a tener una solución simple. Siempre cuesta más trabajo sacar un buey del atascadero que meterlo ahí, en fin.
Si llegas a recibir estas líneas no te sientas obligado a contestarme, ni mucho menos a traerme la respuesta personalmente, no hace falta. En todo caso mándame un mensaje a mi buzón yhablandode@gmail.com, hace tiempo que vengo haciendo el ofrecimiento de enviar por ese medio el folleto electrónico “Familias Valiosas” que es una guía para crear un código de conducta al interior de cada familia, tal vez si hubieras tenido eso: código, conducta, valores, familia, tu vida sería diferente, pero el ofrecimiento sigue en pie para todo el que quiera aprovecharlo.
Hay muchas otras cosas de las que quisiera hablarte, pero hay que correr el maratón de Juárez y tengo que ir a alistarme, así que esas mejor las guardo para otra ocasión en que nos encontremos hablando de…
MI QUERIDO SICARIO....
Autor: Sergio Madero Villanueva.
Antes que nada déjame empezar por manifestate mi respeto, tal vez no lo entiendas pero te respeto, tengo un profundo respeto por tu persona empezando, desde luego, por tu vida, a pesar de todo lo que has podido cometer no deseo para ti un final como el que te has ocupado de darle a otras personas. Posiblemente no te quede claro qué es esto del respeto, tal vez ni siquiera tengas claro qué es y qué implica ser una persona, pero para mí es necesario hacer patente ambas cosas, para mí eres una persona y por ello eres digno de mi respeto.
Estoy seguro que muy probablemente no leerás estas líneas, tal vez ni te interese hacerlo, pero a mí me interesa comunicarme contigo, al menos que de este lado no quede.
A pesar de no habernos presentado nunca (de hecho la sola posibilidad de encontrarme realmente frente a ti, me estremece) me parece que nos conocemos, al menos tenemos una leve idea de quién somos el uno para el otro: para ti soy ese individuo que huye a protegerse mientras haces tu “jale”, el que por alguna razón que tú no entiendes hace fila para pagar el predial y sacar las placas. A mi vez te imagino como el muchacho de mirada perdida, un “ni-ni-ni-ni” (ni estudias, ni trabajas, ni tienes esperanza, ni tampoco remordimientos), que anda por las calles en compañía de otros iguales que utilizan sus cuerpos como pizarrones.
No voy a ponerme a especular por qué andas en lo que andas, no quiero poner palabras en tú boca, además he escuchado tantas teorías al respecto que ya todas me suenan prudentes y descabelladas a la vez: desde las que hablan de que tu madre te amarraba a la pata de una mesa, hasta las basadas en la pretensión de disimular tu escasez fálica portando un arma de tamaño inversamente proporcional, uno no sabe qué creer pero tampoco puede dudar.
De cualquier forma no intento justificarte, ya al principio te hablaba del respeto que tengo por la vida y nada de lo que pudieras decirme o pueda haberte pasado es razón suficiente para que andes haciendo lo que andas haciendo. Que andes metido en eso es muestra clara de que tú no respetas siquiera la tuya, bien sabes que puede quedarse en la próxima salida. Hace unos meses hablé (seguro te perdiste ése) de cómo en tu “profesión” no hay jubilados, esa “carrera” sólo conduce a la muerte o a la cárcel, y debo hablarte con sinceridad, el que te prometan cadena perpetua no quiere decir que vayas a vivir para siempre; además, en este país es muy poco probable que vayas a la cárcel, así que…
No quiero me mal interpretes, no te tengo lástima, ese es un sentimiento noble que reservo para otras personas, no te ofendas. Tampoco siento simpatía por ti, tus amigos o lo que hacen, me queda claro que no sólo vamos por caminos diferentes sino contradictorios; el que tú has elegido no llega a donde quiero ir, se aparta de lo que quiero. Considero mi obligación hacer todo lo que esté a mi alcance para sacarte de lo que andas haciendo, para evitar que continúes destruyendo familias y nuestra convivencia; pero no creo que ello nos impida hablarnos como personas, si en esto último estoy equivocado me habrás de disculpar.
Tampoco te ofendas si hablo de cómo me recuerdas a los personajes malvados de las historietas que solía leer cuando niño, siempre pensando en destruir el planeta; brillantes criminales, de tener éxito ¿dónde diablos pensaban vivir?
Así te veo, y esto te lo vuelvo a decir con sumo respeto por tu persona, me imagino que cuando la adrenalina corre por tus venas (junto con los cócteles que uses para estimularte) te has de sentir el dueño del universo, tal vez, pero no te das cuenta que en ese camino y a este ritmo vas a convertir a tu ciudad (si es que eres de aquí) en un San Pedro de los Sahuaros donde lo único que podrás obtener es sol y polvo.
Pero tal vez esto tampoco te haga sentido porque, asumiendo que hayas podido ver caricaturas, seguramente no fueron las mismas, a ti te tocaron esas donde los personajes tenían que aniquilarse unos a otros, peleas y sangre eran el entretenimiento para ti. Y ni hablar de los videojuegos que ahora están al alcance en la tiendita de esquina, ahí sí que las matazones son en serie.
A veces me preguntó por qué nos está pasando todo esto, definitivamente es una consecuencia de nuestras acciones: metimos la televisión a nuestras casas y dejamos que ocupara el lugar de la convivencia, de la plática formativa; tenemos treinta años promoviendo una cultura que atenta contra la vida, hablamos de legalizar el aborto, de la píldora del día después… hace algunas semanas (seguro te perdiste ése también) hablé de cómo los abortos “legales” en el D.F. han privado de la vida a tantas personas como la violencia lo ha hecho en todo el país; eso te da idea que un grupo de diputados puede ser mucho más peligroso que tú y tus amigos con todos sus juguetes. Después de tantos años de avanzar por ese camino nos sorprendemos de haber llegado a donde nos conducía.
A veces me pregunto también qué te hace hacer lo que haces, me imagino que cuando tienes un arma caliente en las manos y emprendes la carrera te sientes como ‘Billy the Kid’ viviendo una aventura, poderoso, importante, dueño de la situación; pero eso no te distingue, son tantos ya los que andan metidos en eso que ya no es ni novedad. Otra vez debo hablarte sinceramente, en eso no trasciendes, no vas a dejar de ser ‘nadie’ por más machín que te sientas, ¿o alguna vez has asistido a un concurrido entierro de un sicario? Podría hablar de que a ustedes nadie los atendió, nadie los ubica ni los quiere ver, y nadie los recordará.
Creo que tampoco trascenderás en el sentido de la descendencia, aunque es muy probable que hayas ya engendrado a otro ser, ello no significa que seas padre, al menos no en el sentido de los que me tocaron a mi (tengo dos fantásticos). No lo verás crecer ni lo llevarás a la escuela, no te estremecerás cuando diga por primera vez papá y no le enseñarás a andar en bicicleta. En ese sentido también estarás incompleto.
Si salgo aquí con la valentonada de que no te tengo miedo te vas a reír, sí, me preocupa lo que haces, que un día de estos te cruces en el camino de alguien a quien quiero y me desgracies la vida. Pero siendo sincero tampoco me espantas, no me tienes paralizado, trato de hacer mi vida lo más normal que puedo, todavía corro por las calles y salgo a comer a los lugares que no has podido cerrar.
Y sí, también creo que esta ciudad estaría mejor si no hicieras lo que andas haciendo, amedrentando gente, secuestrándola, llevando la tragedia de puerta en puerta, pero tampoco creo que la cosa tenga que ser un todo o nada, que necesite exterminarte para poder seguir con mi vida. Creo que la ciudad debe ser un espacio en donde encontremos la posibilidad de vivir todos, y para ello es indispensable que dejes de hacer lo que andas haciendo.
Tampoco soy ingenuo (en mi pueblo les dicen de otra forma), no creo que te vayas a volver bueno por decreto, que una amnistía te transforme o que legalizando las drogas se acaben nuestras broncas, si nuestro problema no tiene una explicación sencilla menos va a tener una solución simple. Siempre cuesta más trabajo sacar un buey del atascadero que meterlo ahí, en fin.
Si llegas a recibir estas líneas no te sientas obligado a contestarme, ni mucho menos a traerme la respuesta personalmente, no hace falta. En todo caso mándame un mensaje a mi buzón yhablandode@gmail.com, hace tiempo que vengo haciendo el ofrecimiento de enviar por ese medio el folleto electrónico “Familias Valiosas” que es una guía para crear un código de conducta al interior de cada familia, tal vez si hubieras tenido eso: código, conducta, valores, familia, tu vida sería diferente, pero el ofrecimiento sigue en pie para todo el que quiera aprovecharlo.
Hay muchas otras cosas de las que quisiera hablarte, pero hay que correr el maratón de Juárez y tengo que ir a alistarme, así que esas mejor las guardo para otra ocasión en que nos encontremos hablando de…