La mayoría de nuestros problemas, en especial aquellos a los que no les encontramos una solución, se generan por no ser congruentes con nosotros mismos.
Cuántas veces no nos dejamos llevar por lo que pensamos o por nuestra intuición. En muchos casos, pedimos consejo a otras personas y hacemos al pie de la letra lo que nos recomiendan, tal vez, intentando no ser responsables del resultado que nuestras acciones producen. Total, yo hice lo que me dijeron…
Simplemente aqui cuántas de ustedes entran y piden : Aconséjenme,... díganme qué hacer? etc. Pedir opinión es una cosa, y otra es NO MOVER UN DEDO, HASTA QUE ALGUIEN NOS DIGA CUAL DEDO Y HACIA DONDE MOVERLO.
Suele suceder que, por deber ser de cierto modo, por cumplir con ciertos mandatos o por el “qué dirán”, abandonamos nuestro centro, el de la congruencia. Esto genera confusión emocional y una sensación de desasosiego y de no estar siendo fieles con nosotros mismos.
Una cosa es tener en cuenta a las demás persona en nuestras decisiones y otra diferente es dejar de lado la lealtad que nos debemos a nosotros mismos por tratar de agradar a los demás por encima de las propias creencias y convicciones. Nada bueno sucede cuando uno se despersonaliza al punto de perder el eje interno.
Esta falta de respeto hacia nosotros mismos no pasa desapercibida para nuestra mente, para nuestros sentimientos o, incluso, para nuestro físico. Además, quienes nos rodean se dan cuenta si somos coherentes o no, y esto afecta nuestra capacidad de que nos consideren confiables.
Si estás alineado en lo que piensas, dices y haces, hallarás soluciones a temas que te vienen inquietando desde hace tiempo. Encontrarás respuestas a esas preguntas que tantas veces te has formulado. Serás una persona genuina. Tendrás a tu disposición toda tu lucidez y tu fuerza interior. Vivirás en paz contigo misma.
Con cariño,
Mel.
Cuántas veces no nos dejamos llevar por lo que pensamos o por nuestra intuición. En muchos casos, pedimos consejo a otras personas y hacemos al pie de la letra lo que nos recomiendan, tal vez, intentando no ser responsables del resultado que nuestras acciones producen. Total, yo hice lo que me dijeron…
Simplemente aqui cuántas de ustedes entran y piden : Aconséjenme,... díganme qué hacer? etc. Pedir opinión es una cosa, y otra es NO MOVER UN DEDO, HASTA QUE ALGUIEN NOS DIGA CUAL DEDO Y HACIA DONDE MOVERLO.
Suele suceder que, por deber ser de cierto modo, por cumplir con ciertos mandatos o por el “qué dirán”, abandonamos nuestro centro, el de la congruencia. Esto genera confusión emocional y una sensación de desasosiego y de no estar siendo fieles con nosotros mismos.
Una cosa es tener en cuenta a las demás persona en nuestras decisiones y otra diferente es dejar de lado la lealtad que nos debemos a nosotros mismos por tratar de agradar a los demás por encima de las propias creencias y convicciones. Nada bueno sucede cuando uno se despersonaliza al punto de perder el eje interno.
Esta falta de respeto hacia nosotros mismos no pasa desapercibida para nuestra mente, para nuestros sentimientos o, incluso, para nuestro físico. Además, quienes nos rodean se dan cuenta si somos coherentes o no, y esto afecta nuestra capacidad de que nos consideren confiables.
Si estás alineado en lo que piensas, dices y haces, hallarás soluciones a temas que te vienen inquietando desde hace tiempo. Encontrarás respuestas a esas preguntas que tantas veces te has formulado. Serás una persona genuina. Tendrás a tu disposición toda tu lucidez y tu fuerza interior. Vivirás en paz contigo misma.
Con cariño,
Mel.