La succión del dedo, del chupete o de otro objeto se denomina "succión no nutritiva", y se considera normal en el desarrollo fetal y neonatal.
El hábito de succión se genera desde el vientre materno. Se debe a que el reflejo de la succión aparece aproximadamente desde la semana 16 y puede observarse durante el ultrasonido rutinario, que el niño se succiona su dedo pulgar; esto, al nacimiento, está bien desarrollado y conforma los reflejos de búsqueda y succión que favorecen que el niño encuentre el pezón materno y sea alimentado.
El reflejo de succión, que permite al bebé sacar la leche de los pezones, desaparece al año, pues en esta etapa de su desarrollo el chiquito ya aprendió a alimentarse y no necesita un reflejo para hacerlo. Sin embargo, esto no significa que el pequeño deje de succionar.
¿Por qué se chupa el dedo?
Existen diversas teorías respecto de porque los chicos se chupan el dedo. En los bebés, a veces, puede deberse a trastornos en la lactancia, como un amamantamiento demasiado rápido o tensiones durante el mismo.
En los niños mayores de 4 años suele escucharse hablar de "hambre emocional", una situación en la que los chiquitos usan su dedo como compensación. También suele decirse que es una manifestación de inseguridad o de mala adaptación al medio, o de diversos miedos.
En menores de un año de edad, la succión del pulgar es muy común y tiende a disminuir hacia los 2 años haciéndose más frecuente durante el sueño y períodos de estrés; no se debe evitar ni eliminar de forma brusca este hábito y menos aún burlarse o reprimir a los niños. Se puede evitar de forma sutil, fomentando otras actividades e incluso cambiar este hábito por el del chupete.
Debemos diferenciar entre dos tipos diferentes de succionadores de dedo, el "pasivo" que tiende a llevarse el dedo a la boca y solo tenerlo allí; y los "activos" en donde se ejerce una presión vigorosa contra la dentición. Estos últimos son los niños que presentan alteraciones dentales y de mandíbula; también se ha relacionado esto con problemas de patrones de lenguaje. Sugerimos que si no desaparece este hábito de forma natural se consulte al psicólogo para determinar su causa.
Si el niño tiene el hábito de la succión, también habrá que comunicárselo al odontopediatra para que pueda observar el desarrollo adecuado de los dientes y mandíbula y sugerir alguna técnica para suspender el hábito.
Este hábito deberá suspenderse de manera natural o en el peor de los casos forzarlo antes de la erupción de los dientes definitivos (antes de los 6 años).