Muchas disfunciones sexuales aparecen como consecuencia de ciertos elementos y/o situaciones que bloquean el erotismo, “columna” tan importante en el marco de un encuentro sexual. Es así como alteran de modo negativo el interés sexual, la excitación, el orgasmo o la eyaculación. La pareja empieza a distanciarse y vale la pena empezar a preguntarse una cantidad de cosas.
Algunas de esas situaciones son:
Algunas de esas situaciones son:
- Los límites que imponen el tiempo, los hijos, el cansancio, porque no incluimos en nuestra “agenda” los encuentros eróticos. La escena sexual no se arma naturalmente ni mágicamente, cuando él y yo nos acostamos juntos. Se prepara antes, con algo pequeño: una mirada, un gesto, un contacto fugaz con el cuerpo del otro, un recuerdo compartido, un perfume,una melodía que nos sugiere cosas. El apuro quizá resulte comprensible en una pareja de adolescentes, apremiados por el frenesí y la falta de experiencia, pero muchos adultos atraviesan el acto sexual con el reloj puesto olvidando que la sexualidad requiere que se le dedique tiempo para poder "sintonizarse" el uno con el otro. Si buscamos el crecimiento de nuestra sexualidad explorando todas las posibilidades que ésta nos ofrece, debemos concederle tiempo.
- Convertir la cama en un campo de batalla, en un espacio para mostrar lucha de poderes, tomando una actitud de enfrentamiento ante la relación sexual, en lugar de disfrutarla.
- Estar enojado con la pareja sin comunicárselo. La típica respuesta de: “A mí
no me pasa nada”, genera mucho malestar. Además, la comunicación va más
allá de las palabras. Normalmente, nuestros mensajes expresan ciertas actitudes. Tan importante es prestar atención a las palabras como a nuestros gestos y posturas. - La costumbre de tener relaciones sexuales en un día predeterminado, por ejemplo, si es sábado por la noche toca.
- La falta de privacidad Asumir total responsabilidad de la relación: “El placer del otro depende solamente de mí”. Cada uno debe ser responsable de su propio placer y de comunicarle a la pareja sus preferencias.
- En el extremo opuesto está el no tener al otro en consideración: “Voy a la mía y no me preocupa compartir”. Si la falta de empatía entorpece cualquier relación, en el terreno sexual es ésta determinante.La creencia de que ya se pasó la época del disfrute sexual: “La satisfacción sexual es sólo para gente joven y atractiva”. Para nada, una mano es una mano, aunque esté arrugada, y las caricias siempre son caricias.
Desnudar al otro, sentir con nuestras manos los cuerpos, resulta un poderoso afrodisíaco. A través del mundo de las caricias corporales se obtienen sensaciones placenteras, muy importantes para el bienestar afectivo. - Pensamientos intrusivos, lejanos, distracciones o preocupaciones durante el acto sexual: “Hay que llevar el coche al taller…”. “El techo necesita una mano de pintura…” .