Parece que la frase “hasta el aire me engorda”, ha dejado de ser una simple y graciosa expresión utilizada por las personas que suben de peso con gran facilidad. Aunque no lo creas, de acuerdo a investigadores de la Universidad de Alabama en EE.UU, el aire acondicionado y la calefacción engordan.
Según David Allison, investigador de dicha casa de estudios, el uso de climatizadores y la falta de sueño son factores que contribuyen a la obesidad, incluso en mayor medida que el consumo de comida chatarra o el sedentarismo.
Esta teoría se basa en que el ser humano pierde peso cuando está por encima o por debajo de una temperatura neutra. Es decir que quema grasa cuando hace frío para mantenerse caliente y pierde el apetito y transpira cuando hace calor.
El ser humano se mantiene cómodo con una temperatura de 21 grados, no obstante está preparado para adaptarse a diferentes climas. El uso de climatizadores hace que el cuerpo no tenga necesidad de hacer ningún esfuerzo para mantener la temperatura interna, lo cual se traduce en acumular más grasas.
De tal forma que el uso de calefacción y aire acondicionado que es cada vez mayor en casas, colegios y lugares de trabajo, evitan que sudemos en verano y que quememos más calorías en invierno, lo cual contribuye a que engordemos.
En conclusión podemos decir que el llamado “sedentarismo térmico”, producido por el poco esfuerzo que tiene que hacer el cuerpo para aclimatarse, hace que no gastemos energía, lo cual se convierte en un factor de riesgo de sobrepeso.
Según David Allison, investigador de dicha casa de estudios, el uso de climatizadores y la falta de sueño son factores que contribuyen a la obesidad, incluso en mayor medida que el consumo de comida chatarra o el sedentarismo.
Esta teoría se basa en que el ser humano pierde peso cuando está por encima o por debajo de una temperatura neutra. Es decir que quema grasa cuando hace frío para mantenerse caliente y pierde el apetito y transpira cuando hace calor.
El ser humano se mantiene cómodo con una temperatura de 21 grados, no obstante está preparado para adaptarse a diferentes climas. El uso de climatizadores hace que el cuerpo no tenga necesidad de hacer ningún esfuerzo para mantener la temperatura interna, lo cual se traduce en acumular más grasas.
De tal forma que el uso de calefacción y aire acondicionado que es cada vez mayor en casas, colegios y lugares de trabajo, evitan que sudemos en verano y que quememos más calorías en invierno, lo cual contribuye a que engordemos.
En conclusión podemos decir que el llamado “sedentarismo térmico”, producido por el poco esfuerzo que tiene que hacer el cuerpo para aclimatarse, hace que no gastemos energía, lo cual se convierte en un factor de riesgo de sobrepeso.