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La caricia de un amante

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lalis
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mar_1982
Kena
ESTRELLIUX
angelica
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1La caricia de un amante Empty La caricia de un amante Miér 14 Ene 2009, 18:24

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 1


Monica respiró hondo para cobrar fuerzas y echó a correr por la
playa de arena. Mantenía la mirada fija frente a ella mientras corría
por la orilla. El sol recién despierto miraba ya furtivamente a través
del cielo. Aquél iba a ser un hermoso día de junio, un día caluroso
pero bello.
A
Monica le encantaba aquella hora de la mañana, cuando casi todos los
vecinos del pueblo costero donde vivía dormían aún. Era su hora de
sosiego. Pronto, en cuanto abriera su consulta de optometrista unas
horas después, estaría muy ocupada. Pero en ese instante lo único que
oía, aparte de las gaviotas que volaban allá arriba, era el vaivén
constante de las olas sobre la arena.
Mientras corría, Monica pensaba en su padre. Le dolía que hubiera muerto el año anterior,
apenas unos meses después de que se uniera a él en la consulta. Un
ataque al corazón había acabado con su vida. Monica cuya madre había
muerto cuando ella tenía cuatro años, siempre había estado muy unida a
él.
A pesar de que sus pies, calzados con zapatillas de deporte,
siguieron golpeando la arena al mismo ritmo, Monica sintió de pronto un
hormigueo en el estómago y las puntas de sus pechos se erizaron bajo la
camiseta corta. Aminoró el paso mientras escudriñaba la franja desierta
de playa en busca de algo que pudiera confirmar su sospecha -o, mejor
dicho, la afirmación categórica de su cuerpo-, pero no vio nada.
Pensó
que debían de ser imaginaciones suyas, respiró hondo y apretó el paso.
Un momento después se detuvo por completo. Respiró hondo de nuevo y
miró a su alrededor. Esta vez sabía que su cuerpo no le estaba jugando
una mala pasada. El hormigueo que había sentido poco antes en el
vientre se había convertido en un pálpito profundo que se iba
deslizando hacia abajo y se aposentaba justo bajo sus piernas. Sus
pechos, entre tanto, se habían vuelto aún más sensibles.
Entornando
los ojos distinguió a duras penas al corredor que había aparecido en el
horizonte. Aunque estaba aún algo lejos, comprendió por su silueta que
se trataba de un hombre. Corría a buen paso y parecía confundirse con
los elementos que lo rodeaban.
Monica inhaló bruscamente al sentir
que su cuerpo reaccionaba de nuevo. Sólo había un hombre que pudiera
ponerla en aquel estado de excitación, incluso desde lejos y tras siete
años de ausencia. Era el hombre del que se había enamorado a los
dieciséis, el hombre al que había entregado su virginidad a los
diecisiete, el hombre al que anhelaba físicamente desde entonces. Y
aunque no quería, podía sentir su contacto como si hubiera sido ayer
cuando las caricias de sus fuertes manos arrojaron su cuerpo por una
pendiente febril y le abrieron las puertas de la pasión en su forma más
profunda.
Monica tragó saliva, ahuyentó aquellos recuerdos y
comprendió que el efecto que surtía sobre su cuerpo la persona que
corría hacia ella sólo podía significar una cosa.
Pablo había vuelto a la ciudad.



Última edición por angelica el Jue 15 Ene 2009, 17:40, editado 1 vez

2La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Miér 14 Ene 2009, 18:27

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 2

Pablo vio la figura femenina que corría lentamente
hacia él y la reconoció de inmediato. Era ya hora de que sus caminos se
cruzaran, ¿y qué mejor sitio para ello que las orillas arenosas de la
playa de Fernandina, Florida, donde se habían declarado por primera vez
su amor siete años antes?
Desde su llegada dos noches atrás, había
intentado que su regreso a la ciudad pasara desapercibido. Había estado
ocupado deshaciendo las maletas y poniéndose al día de todo y de todos
gracias a Marcela, una vieja amiga de su difunta abuela. Sabía
que había muchas posibilidades de que se encontrara a Monica esa
mañana. De hecho, contaba con ello. Con el paso de los años, había
descubierto que había pocas cosas en la vida que un hombre no pudiera
quitarse de la cabeza, y la mujer a la que una vez había amado hasta el
aturdimiento era una de ellas.
Su memoria lo devolvió de pronto al
primer día que puso sus ojos en ella. Tenía entonces veinte años,
acababa de empezar la universidad y ella había cumplido los dieciséis.
Ese verano, al año siguiente de la muerte de sus padres en un accidente
de tráfico, Pablo había ido a vivir con la señora Marcela, una vieja
amiga de la familia. Tras conseguir trabajo como socorrista, fue a la
consulta del optometrista de la ciudad para hacerse la obligada
revisión ocular. Monica trabajaba allí ayudando a su padre y, desde el
momento en que la vio, Pablo se sintió atraído hacia ella como una
polilla por una llama.
Suspiró profundamente y procuró dominarse cuando por fin se detuvo delante de ella.
-Monica… -dijo con una voz baja y ronca que casi no reconoció como suya.
-Pablo
–contestó ella casi sin aliento, pero Pablo no supo si atribuirlo a la
carrera o a la sorpresa de volver a verlo. Ella sostuvo su mirada
intensa-. Dijiste que nunca volverías. ¿Qué estás haciendo aquí?
Su
pregunta hizo retroceder a Pablo hasta el desafortunado día en que,
siete años antes, dejó la ciudad. En aquella época, ella era una
jovencita de dieciocho años. Ahora, a los veinticinco, era una mujer
preciosa, una mujer capaz de colmar las fantasías de cualquier hombre.
La
mirada de Pablo se deslizó, ardiente, por su cuerpo. La camiseta y los
pantalones cortos ceñidos que llevaba ella le hicieron cobrar
conciencia de sus muslos desnudos, de sus largas piernas, de sus
caderas curvadas y del generoso canal de entre sus pechos. Sus ojos se
deslizaron hacia arriba y fueron a posarse en su cara morena, más bella
que nunca. Sabía que sus labios sabían tan bien como parecía; eran
carnosos, maduros, y tenían un sabor genuinamente suyo.
Sintió que
el deseo comenzaba a brotar en su vientre y que la sangre que corría
por sus venas se volvía caliente y densa al recordar las veces que
había acariciado con la lengua aquellos mismos labios.
-¿Pablo?
Él
se dio cuenta de que no había contestado a su pregunta y, de pronto,
una parte de su ser pareció obsesionarse con la idea de recuperar a la
mujer a la que había abandonado siete años antes.
Convencido de
que no tenía nada que perder y sí mucho que ganar, decidió que, en
lugar de decírselo, le demostraría por qué había vuelto.

3La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 15 Ene 2009, 17:54

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 3

Monica no sabía qué había pasado. Estaba mirando
fijamente a Pablo y, un instante después, se hallaba firmemente
estrechada entre sus brazos y él devoraba su boca.
Su cuerpo se
puso rígido y luego se relajó: la idea de resistirse a él se esfumó en
cuanto la lengua de Pablo penetró en su boca y atrapó la suya,
despertando los recuerdos que había intentado enterrar con el paso de
los años.
La boca de Pablo era cálida y tenía un sabor dulce.
Incluso el leve olor almizclado de su sudor era embriagador. Dentro de
ella comenzaron a desatarse oleadas de deseo mientras él acariciaba su
lengua y hacía que sus emociones desfilaran en tropel por su cabeza. Pablo siempre había surtido aquel efecto sobre ella, incluso cuando era
tan joven que ni siquiera entendía qué era la química sexual.
El
súbito roce de su lengua sobre la de ella hizo que un fuego devorador
prendiera entre sus piernas, y oyó que un gemido profundo escapaba de
su garganta. Pablo metió los dedos entre su pelo para sujetarla, como
si ella pudiera siquiera pensar en alejarse. Aunque la razón le decía
que permitirse el placer de besar así a Pablo era una locura, Monica
tenía intención de satisfacer su deseo en ese momento y criticar lo
absurdo de su conducta después.
Al oírse el sonido distante de la
bocina de un barco marisquero, Pablo apartó lentamente su boca de la de
ella. Fue entonces cuando Monica advirtió que, en algún momento, al
flaquearle las piernas, se había agarrado a sus hombros para no caerse.

Bajó despacio los brazos y sintió que él apartaba los dedos de su
pelo, donde habían quedado enredados. Era consciente de que cualquier
intento de fingirse indiferente a su beso sería inútil: estaba
conmovida y tenía la sensación de que él lo sabía. Lo único que nunca
habían podido ocultarse el uno al otro era el deseo. Excitarla era,
para Pablo, pan comido.
-Monica… -murmuró él, y su voz baja y sensual volvió a captar la atención de Monica.
Ella
respiró hondo para calmarse mientras el deseo la inundaba. Pablo medía
mucho más de metro ochenta, tenía un cuerpo bien proporcionado y era
del color del chocolate semiamargo. A sus veintinueve años, era un
hombre muy apuesto, uno de esos hombres en los que las mujeres, jóvenes
y viejas, se fijaban a primera vista.
Monica frunció el ceño al
recordar lo fácilmente que la había dejado siete años ante, sin mirar
atrás, y el dolor que había sentido.
-¿Por qué, Pablo? ¿Por qué has vuelto después de tanto tiempo?
Él
alargó la mano y acarició con el pulgar su labio inferior, que seguía
aún estremecido por sus besos. Monica confiaba en que no notara el
deseo ardiente, feroz, que se había apoderado de ella. Pero, a juzgar
por la mirada oscura y vehemente de sus ojos, Pablo lo había percibido.
-Esperaba
que, después de ese beso, la razón por la que he vuelto fuera obvia, Monica –dijo con una voz ronca y profunda que estremeció a Monica hasta
la médula de los huesos-. He vuelto por ti.

4La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 15 Ene 2009, 17:58

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 4




Pablo fijó los ojos en ella y observó cómo su cuerpo
se crispaba al oír sus palabras. Marcela tenía razón. Conseguir
que Monica lo perdonara por marcharse como se había marchado siete años
atrás no sería fácil.
-¿No vas a decir nada, Monica?
Ella por fin lo miró a los ojos y, cuando lo hizo, Pablo se sobresaltó al ver el dolor que había en su semblante.
-¿Has
vuelto por mí? ¿Crees que puedes presentarte aquí después de siete años
y decir eso? –preguntó ella con vehemencia-. Han sido siete años, Pablo. Siete años sin una llamada ni una carta. ¿No pensaste que habría
seguido adelante con mi vida?
Él suspiró sin dejar de mirarla.
-No, Monica, no lo pensé.
-Bien, ¿y qué pensaste? –replicó ella.
Aquél
no era momento de decirle que había pensado, que confiaba, que había
rezado por que, tras superar por fin aquel funesto día que estuvo a
punto de acabar con él, pudieran tener un futuro juntos. Se había
alejado de ella y de todos los demás porque se culpaba por la muerte de
Susan. Sentía que debería haber hecho algo más por salvar a
aquella niña de seis años que se internó demasiado en el mar.
Aunque Monica y él estaban en la playa ese día, él no estaba de servicio como
socorrista cuando oyó los gritos de la madre de Susan. Consciente de
que tenía más experiencia y nadaba mucho más rápido que el socorrista
de servicio, se lanzó al mar y nadó más aprisa que en toda su vida, en
un intento por salvar a la niñita. Pero la corriente era muy fuerte y,
cuando llegó hasta ella, era ya demasiado tarde.
Aunque todo el
mundo le decía que había hecho todo lo posible –hasta casi perder la
vida en el empeño-, Pablo no había podido olvidar la expresión de
aquella niña cuando se aferraba aún a la esperanza de que la salvara. Y
la única cosa de la que no había sido capaz de desprenderse era el
remordimiento por haberle fallado.
Le había costado años de
reflexión, de ayuda psicológica y de terapia dejar atrás el pasado y
liberarse de la culpa. Pero, durante el año anterior, había llegado a
darse cuenta de que, aunque había podido sacarse del alma la mala
conciencia por la muerte de Susan, le era imposible sacarse a Monica
del corazón.
Así que había tomado la determinación de regresar
para recuperarla. Sabía que todo estaba en contra suya. Pero tenía una
semana para demostrarle lo que su corazón ya sabía. Que Monica era su
vida y que no había forma de que pudiera seguir viviendo sin ella.
Por fin, mientras le sostenía la mirada, decidió contestar a su pregunta.
-Creo que tenemos que hablar. Eso, al menos, nosnos lo debemos el uno al otro.

5La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 16 Ene 2009, 10:32

Invitado


Invitado

Ya quiero leer el capitulo 5... esta bueeena....

6La caricia de un amante Empty Caricia de una amante! Vie 16 Ene 2009, 12:47

ESTRELLIUX

ESTRELLIUX
DISTINGUIDO
DISTINGUIDO

Esta buenaaaa q sigue Angelicaaaa!! no nos dejes asi!!! La caricia de un amante 86532 La caricia de un amante 8795

7La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 16 Ene 2009, 12:53

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 5



La voz de Pablo volvió a agitar el deseo en el
interior de Monica. Se obligó a apartar la mirada de sus ojos y fue a
posarla en la cinturilla de sus pantalones cortos. Rápidamente volvió a
fijarla en su cara. Pablo era el único hombre que conocía capaz de
excitarla hasta ese punto con un solo beso. Claro que, entre ellos, las
cosas siempre habían sido así. Era como un efecto dominó. El deseo de Pablo desencadenaba automáticamente el de ella, y viceversa.
–No
nos debemos nada, y no tenemos nada de que hablar –repuso Monica por
fin–. Cuando te marchaste dejaste muy claro que no pensabas volver.
Pablo asintió con la cabeza.
–Sí, sé que eso fue lo que dije, y en aquel momento lo sentía. Pero tenía que volver para pedirte perdón por cómo me marché.
Monica suspiró. Siempre había comprendido su necesidad de dejar la playa, de
estar solo durante un tiempo para asumir la muerte de Susan. En
ningún momento, sin embargo, había pensado que fuera capaz de
abandonarla por completo y dar la espalda a su amor.
Pero lo había hecho.
–Puedo
perdonarte por haberte marchado, Pablo. Entendía por lo que estabas
pasando. Pero no sé si puedo perdonarte por no haberme llamado ni una
sola vez para decirme que estabas bien. Ni siquiera te pusiste en
contacto con la señora Marcela, y eso que estabais muy unidos.
–Fueron malos tiempos para mí, Monica –dijo él con suavidad.
–Qué
lástima –repuso ella fríamente–. También lo fueron para mí, Pablo
–inhaló profundamente, deseosa de que aquel episodio de su vida
regresara al pasado, adonde pertenecía–. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?
–preguntó. Necesitaba saber cuánto tiempo iba a tener que evitarlo.
Pablo se quedó callado unos segundos antes de contestar a su pregunta.
–Estaré aquí una semana.
Ella
asintió con la cabeza. Después, él regresaría a Nueva York. Unos meses
antes, Monica había oído que la señora Marcela le decía en la iglesia a
la señora Betty que Pablo vivía en Harlem y era dueño de una
próspera empresa de venta por Internet que llevaba desde su casa, y que
diseñaba páginas web y bases de datos para otras compañías.
–¿Vas a alojarte en el hotel de los Villareal mientras estés en el pueblo?
–No, en su casa de la playa. Es más íntima –contestó Pablo.
Monica lo miró a los ojos.
–¿En la casa de la playa?
–Sí. Recuerdas dónde está, ¿no?
Ella
tragó saliva con dificultad. No quería pensar en los recuerdos que
evocaba la casa de la playa. El hotel de los Villareal y su casa estaban
en la misma carretera, y la casita de la playa se alzaba, coqueta,
entre los dos edificios, escondida entre dunas de arena.
La
cercanía entre el hotel de los Villareal, donde Pablo había vivido los
veranos que trabajaba como socorrista, y la casa de Monica era la razón
por la que se habían hecho tan íntimos, y tan rápidamente. Los
encuentros secretos en la casita de playa, de noche, se habían
convertido en norma para ellos.
–Claro que lo recuerdo –murmuró Monica–. Fue allí donde hicimos el amor por primera vez.

8La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 16 Ene 2009, 12:56

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 6



–Sigo pensando que tenemos que hablar.
Las
palabras de Pablo volvieron a captar la atención de Monica, que respiró
hondo para calmarse. Con la mayor indiferencia de que fue capaz, dijo.
–No sé si será posible. Estoy muy ocupada casi todo el tiempo. Desde que murió mi padre, me he hecho cargo de la tienda.
Pablo asintió con la cabeza.
–Me enteré de lo de tu padre, Monica, y lo siento mucho. Era un buen hombre. Yo lo apreciaba mucho.
–Sí,
era un buen hombre, y él también te apreciaba –respondió ella con voz
suave. Y era cierto. Su padre nunca había hablado mal de Pablo, a pesar
de que sabía el daño que le había hecho a su hija.
–Me parece maravilloso que sigas adelante con el negocio, como él habría querido. Estoy seguro de que estaba orgulloso de ti.
Monica asintió con la cabeza.
–Sí, lo estaba –murmuró, y pensó en lo contento que se puso su padre cuando decidió hacerse optometrista.
–Yo también estoy muy orgulloso de ti, Monica.
Las palabras de Pablo refrenaron nuevamente los pensamientos de Monica, que volvió a fijar su atención en él.
–Gracias, Pablo, yo también estoy orgullosa de ti. Tengo entendido que tu negocio
de ventas por Internet va muy bien. Siempre supe que algún día tendrías
éxito.
Una punzada de tristeza la atravesó al recordar que siempre
había creído que estaría a su lado cuando le llegara el éxito. Durante
aquellos veranos, había soñado a menudo con que Pablo se instalara
definitivamente en Fernandina y se dedicara a crear páginas web y bases
de datos mientras esperaban a que ella acabara la universidad. Luego,
se casarían y construirían una enorme casa frente al mar, su casa
soñada, en el terreno que los padres de él le habían dejado, y vivirían
felices para siempre.
Adiós a todos esos sueños, pensó. Aquello era el mundo real, y en el mundo real los sueños no se hacían realidad.
–Bueno,
tengo que acabar mi carrera, si quiero abrir la tienda a tiempo –dijo.
Sentía la necesidad de seguir adelante, sin permitirse detenerse a
pensar en lo que nunca sería–. Adiós, Pablo.
Echó a correr, negándose a mirar atrás.

* * *
Pablo permaneció inmóvil mientras veía alejarse a Monica. Sus ojos, oscuros y
penetrantes, siguieron fijos en ella hasta que se perdió de vista. Sólo
entonces se obligó a salir de su ensimismamiento. Monica estaba
decidida a no darle ninguna oportunidad, pero él se negaba a permitir
que lo mantuviera a raya. Ella decía una cosa, pero su cuerpo decía
otra, y, de momento, Pablo decidió hacer caso a su lenguaje corporal y
no a sus palabras.
Una sonrisa resuelta se dibujó en las comisuras
de su boca cuando echó a correr de nuevo. Pasara lo que pasase, tenía
intención de derribar los muros que Monica levantara entre ellos. Si
ella creía que podía evitarlo mientras estuviera en el pueblo, se
equivocaba. Estaba decidido a hacer cuanto fuera necesario para
recuperarla y, si tenía que conquistar su cuerpo antes de abrirse paso
hasta su razón, que así fuera.

9La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 16 Ene 2009, 16:56

Kena

Kena
COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

No manches Angélica que más sigue no me puedes dejar así.....La caricia de un amante 621372

10La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 16 Ene 2009, 18:07

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Jeje pa que vean les dejo el capitulo que sigue jijiji pal fin de semana

Capítulo 7


–¿Por qué no me has dicho que Pablo había vuelto?
Monica,
que estaba comiendo una ensalada, levantó la cabeza y miró a su mejor
amiga, Leticia Villareal, que estaba sentada al otro lado de la
mesa. Eran amigas íntimas desde que Monica tenía uso de razón y durante
años lo habían compartido todo. A los dieciséis años, Monica fue la
primera en saber que Leticia se había enamorado de Carlos. Era,
además, la madrina de Carla, su hija de dos años.
–No te lo he
dicho porque acabo de enterarme esta mañana –tras beber un sorbo de té
con hielo, añadió–: Además, yo debería preguntarte lo mismo, puesto que
está viviendo en casa de tu abuela.
Leticia frunció las cejas.
–¿En el hotel?
–No, en la casa de la playa.
Leticia esbozó una sonrisa.
–Ahora
me explicó por qué mi abuela estaba tan rara el otro día, cuando fui a
llevarle a Carla. Seguro que Pablo le pidió que no dijera nada. Creo
que quería darte una sorpresa.
–Pues me la ha dado, desde luego.
Lo vi esta mañana, mientras corría. Al principio pensé que era una
alucinación. Era la última persona con la que esperaba encontrarme.
Leticia asintió con la cabeza.
–A mí me lo ha dicho Carlos. Se encontraron ayer, en la tienda.
Monica bebió otro sorbo de té.
–En
fin, parece que hoy todo el mundo se empeña en decírmelo, por si acaso
no me he enterado. Esta mañana he tenido por lo menos cuatro visitas en
la tienda de gente que de pronto necesitaba una revisión ocular.
Naturalmente, todos me han dicho que Pablo había vuelto al pueblo.
Leticia se rió.
–La gente esperaba que os casarais. En aquella época, todo el mundo estaba pendiente de vuestra vida amorosa.
Monica sacudió la cabeza al acordarse.
–Si
quieres que te diga la verdad, creo que ahora también están demasiado
pendientes, aunque Pablo y yo no tengamos vida amorosa.
–¿Te ha dicho por qué ha vuelto después de tanto tiempo?
Monica exhaló un profundo suspiro mientras ponía más aliño a su ensalada.
–Dice que quiere que lo perdone por el modo en que se marchó.
–¿Y vas a perdonarlo?
Monica tomó su tenedor.
–Leticia,
yo entendía por qué se marchó, así que en ese sentido no tengo nada que
perdonarle. Lo que no pude aceptar entonces y sigo sin poder aceptar es
que no me haya llamado ni una sola vez en siete años.
Leticia asintió con la cabeza.
–Carlos estuvo hablando con él y, por lo que me ha dicho, a Pablo le costó mucho superar la muerte de Susan.
Monica sacudió la cabeza.
–Pero, aun así, podría haber llamado. Creo que me merecía al menos eso, dado que aseguraba que me quería.
Leticia la miró a los ojos.
–¿Has pensado qué puede significar su regreso?
Monica levantó una ceja.
–¿Qué crees tú que puede significar?
–Que debéis enterrar el pasado y seguir adelante con vuestras vidas.

11La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 22 Ene 2009, 15:37

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
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Capítulo 8


–He oído que ese chico, Pablo, ha vuelto al pueblo.
Monica no pudo evitar sonreír mientras ajustaba el equipo oftálmico. La
persona con la que había estado esa mañana en la playa no era, desde
luego, un chico. Ningún chico tenía un cuerpo como aquél.
–Sí, señora Martha, yo también lo he oído.
–¿No lo has visto aún?
Monica decidió decir la verdad. En aquel pueblo, una mentira podía volverse contra quien la decía para atormentarlo.
–Sí, señora. Me encontró con él esta mañana, mientras corría.
–¿Y?
Monica sacudió la cabeza. A sus ochenta años, aquella mujer seguía siendo
afilada como un clavo y estando pendiente de la vida de todo el mundo.
–Pues que me alegré de volver a verlo.
Martha frunció el ceño.
–¿Eso es lo único que tienes que decir, jovencita?
Monica ajustó el foco para ver con claridad los ojos penetrantes de la señora Martha.
–Sí,
señora, aparte de decirle que sus ojos siguen teniendo tan buen aspecto
como la semana pasada, cuando vino a hacerse su revisión anual.
La anciana tuvo la decencia de sonreír.
–Bueno, a mi edad y tratándose de la vista toda precaución es poca.
“Sí,
sobre todo si una cree que quizá haya algo interesante que ver”, pensó Monica mientras apagaba su equipo. Echó un vistazo al reloj. Le quedaba
una hora para cerrar.
Después de que Martha se marchara,
volvió a su despacho para anotar algunos datos en las fichas de varios
pacientes. A no ser que entrara alguien más, daba la jornada por
acabada.
No pudo evitar recordar su conversación con Leticia
durante la comida y el comentario que había hecho su amiga a propósito
de que Pablo y ella volvieran a estar juntos. Intentaba no sentir nada
por él, a pesar de que su boca seguía trémula por efecto de sus besos.
Se recostó en la silla y recordó cómo la había besado Pablo, como si no
hubieran estado siete años separados, y lo fácilmente que había
respondido su cuerpo.
El tintineo de la campanilla de la puerta
atravesó la oficina y llamó su atención. La joven a la que había
contratado un año antes como ayudante se había ido al marcharse el
último paciente citado. Monica salió de su despacho y se detuvo en seco
al ver quién era aquel nuevo paciente que llegaba sin cita.
Pablo.
Ella
tragó saliva cuando sus ojos se encontraron. Pablo estaba delante de la
vitrina. Un rayo de sol iluminaba sus facciones y su cuerpo. Llevaba
una camiseta ceñida y unos pantalones vaqueros cortos, y estaba
totalmente arrebatador.
Un silencio violento se adueñó de la habitación mientras ella intentaba recobrar la compostura. Se aclaró la garganta.
–Pablo, ¿qué estás haciendo aquí?
Él se apartó de la vitrina y le lanzó una sonrisa cálida y alegre.
–He venido a hacerme una revisión.

12La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 22 Ene 2009, 15:39

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 9


Monica frunció el
ceño. No creía ni por un instante que Pablo necesitara que le
examinaran los ojos, sobre todo teniendo en cuenta cómo la habían
escudriñado aquellos mismos ojos esa mañana y cómo la miraba en ese
momento. Fijó la mirada en él.
–¿Cuándo fue la última vez que te hiciste una revisión?
Él se encogió de hombros.
–Ahora
mismo no lo recuerdo exactamente. Pero es posible que no haya vuelto a
hacerme una desde la última vez que me vio tu padre.
Monica suspiró.
–Está bien, entonces. Sígueme.
Pablo le lanzó una inmensa sonrisa.
–Claro.
Cuando llegaron a su despacho, Monica cerró la puerta tras ellos.
–Por favor, siéntate en esa silla mientras busco tu ficha. ¿Sabes si hay glaucoma en tu familia?
No pudo evitar fijarse en lo bien que encajaba su cuerpo fornido en la recia silla cuando Pablo se sentó.
–No, que yo sepa.
Ella asintió con la cabeza y sacó su ficha del armario.
–De acuerdo, pero creo que de todos modos te voy a hacer también la prueba del glaucoma.
–Lo que a ti te parezca mejor.
Monica levantó una ceja. En aquel momento, no le parecía lo mejor que estuvieran los dos a solas en su despacho.
–Échate hacia atrás y relájate un momento mientras coloco el equipo.
–De acuerdo.
Monica se inclinó hacia él para acercarle la lámpara a la cara. Empezó a darle
vueltas la cabeza al sentir el olor de su loción de afeitar. Era una
fragancia tan masculina… Su cuerpo había comenzado ya a responder a su
olor y a su cercanía.
–Apoya la barbilla aquí y lee la línea más cercana a la de abajo que veas bien.
–Está bien. Creo que puedo leer las letras de la última línea.
–De acuerdo, pues adelante, de izquierda a derecha.
–Pues hay una E de éxtasis, una S de sexo, una P de pasión, una O de orgas…
–Es suficiente con que digas la letra.
–Si lo prefieres.
–Lo prefiero.
–De acuerdo. Las siguientes letras son T y F –Pablo sonrió–. Tenía preparadas unas palabras muy buenas para ellas.
Monica sacudió la cabeza, sonriendo.
–Apuesto a que sí –apartó la máquina de su cara y anotó algunos datos en su ficha.
–Bueno, ¿qué opinas? –preguntó él.
Ella
se dijo que, si no conseguía que se fuera de allí cuanto antes,
perdería la capacidad de pensar, al menos racionalmente. Intentaba
mantener una actitud profesional, pero Pablo se lo estaba poniendo muy
difícil.
–Te lo diré después de hacerte la prueba del glaucoma –dijo mientras preparaba el tonómetro.
El procedimiento concluyó en apenas unos minutos.
–Tienes
una visión perfecta, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta el tipo
de trabajo que haces. Está claro que dosificas el tiempo que pasas
delante de la pantalla del ordenador, y eso es muy inteligente por tu
parte.
Pablo asintió y se puso en pie.
–¿Ha acabado el examen?
–Sí.
–¿Soy tu último paciente de hoy?
Monica levantó una ceja antes de contestar.
–Sí, ¿por qué?
–Por esto.
Y, por segunda vez ese día, Monica se encontró entre sus brazos.

13La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 22 Ene 2009, 15:42

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 10


Por segunda vez ese día, Monica no se resistió a él. Pablo la estrechó
entre sus brazos con suave precisión y se apoderó de su boca con la
facilidad y la experiencia de un hombre que sabía lo que quería y cómo
conseguirlo.
Monica se sintió indefensa e incapaz de hacer nada, excepto seguirle la
corriente. Sobre todo, porque su cuerpo gozaba al sentirse abrazado con
fuerza por un hombre con el que tenía afinidad. Cuando sintió el roce
firme y duro de su erección en la tripa, abrió la boca bajo la de él.
Pablo exploró por completo su boca con la lengua, haciéndola sentirse débil
por el deseo y consumida físicamente por la pasión. Monica sintió que
le tocaba las nalgas y la apretaba contra su cuerpo, y comenzó a
acariciarlo audazmente.
La pasión, que no sentía desde hacía más
de siete años, se apoderó de ella, hizo arder su cuerpo y desbarató su
razón. Los besos de Pablo llenaban un espacio que había permanecido
vacío desde su marcha. Y su cuerpo le decía exactamente qué quería y de
quién. Cuando una de las manos de Pablo abandonó su trasero para
acariciar su pecho, excitando la punta con el pulgar, Monica dejó
escapar un profundo gemido gutural. Recordaba la primera vez que Pablo
la había tocado así y cómo el sentir sus manos sobre los pechos había
erizado cada nervio de su cuerpo… igual que en ese instante.
El
estrépito del claxon de un coche los separó bruscamente y, por un
instante, se miraron el uno al otro intentando controlar su
respiración.
Por fin Monica dijo:
–No puedes ir por ahí besándome cuanto te apetezca, Pablo.
Para mostrar su desacuerdo, él se inclinó de nuevo y la besó en la punta de la nariz. Instintivamente, Monica se acercó a él.
–¿No puedo?
–No, no puedes –susurró ella suavemente, pero al mismo tiempo levantó la boca hacia la suya para que volviera a besarla.
Pablo la besó con ansia y Monica se estremeció de nuevo bajo la acometida de
su boca. Tocó los músculos duros de sus hombros y se dejó llevar por el
placer y la magia de su boca. Tenía que ser más fuerte la próxima vez,
razonaba, pero en ese momento necesitaba aquello. Lo deseaba. Una parte
de ella había olvidado el placer que podía sentir una mujer en brazos
de un hombre.
Sobre todo, si esos brazos eran los de Pablo.
Un momento después, Slate apartó lentamente su boca y la miró a los ojos.
–Cena conmigo esta noche, Monica –dijo con voz baja y áspera.
Monica estuvo a punto de rehusar su invitación. De pronto sentía la necesidad
de recobrarse, antes de hacer con él algo que podía lamentar más tarde.
Pero, cuando Pablo comenzó a depositar leves besos alrededor de su
boca, perdió la capacidad de resistir.
–Sí, cenaré contigo.

14La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Jue 22 Ene 2009, 15:47

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

Capítulo 11


–Si tan pocas ganas tienes de salir con Pablo esta noche, Monica, ¿por qué has aceptado su invitación?
Monica se apartó del espejo, miró a Leticia y arrugó el ceño al pensar en los
besos que Pablo y ella habían compartido ese día, en su despacho.
–Digamos que me pilló en un momento débil.
Leticia se echó a reír.
–Sí, ya me imagino cómo fue. Sé lo necesitada que estás.
Monica puso los brazos en jarras.
–¿Se puede saber qué quieres decir con eso?
–Lo
que he dicho. Soy tu mejor amiga. Sé qué haces y qué no haces, y en
estos últimos siete años no has estado con nadie –Leticia enarcó una de
sus cejas negras y sesgadas–. A no ser que no me lo hayas contado todo.

Monica arrugó aún más el ceño.
–Te he dicho todo lo que tenías
que saber. Y tienes razón, no ha habido nadie desde Pablo. Por eso lo
de esta noche me pone tan tensa –se dejó caer en su cama–. Estoy loca
de deseo.
–Pues acuéstate con él. Siete años es mucho tiempo de abstinencia.
Monica profirió un gruñido.
–Sí,
dímelo a mí. Pero no puedo permitir que Pablo piense que puede volver a
la ciudad después de todo este tiempo y retomar lo nuestro donde lo
dejó.
–Estoy de acuerdo, pero, ¿qué hay de malo en que vea con sus
propios ojos lo que se ha estado perdiendo todos estos años? Creo que
deberías combatir el fuego con el fuego. Cambiar las tornas y que
durante los próximos siete días, esté a tu merced.
Monica se apoyó en las palmas de las manos, se inclinó hacia atrás, ladeó la cabeza y miró a los ojos a su amiga.
–¿Estás sugiriendo que me líe con él?
Leticia sonrió.
–Sí, que tengáis una aventura apasionada y que, cuando pase esta semana, lo dejes. Es una idea fantástica, a no ser que…
Monica frunció el ceño.
–¿A no ser que qué?
Leticia la miró pensativamente.
–A no ser que te dé miedo no ser capaz de dejarlo porque en parte todavía lo quieras.
Monica tragó saliva y sintió un nudo en la garganta. Las palabras de Leticia le habían llegado muy hondo.
–No estoy enamorada de Pablo.
–Entonces,
no tienes de qué preocuparte. Pero, como tu mejor amiga que soy,
sugiero que te asegures de qué sientes por él. Pablo y tú tuvisteis una
relación muy especial y, aunque en estos años casi no has hablado de
él, siempre he tenido la sensación de que, si no salías con otros
hombres, era porque todavía lo querías.
Monica levantó la barbilla.
–Si eso es lo que creías, estabas equivocada.
Leticia asintió con la cabeza.
–Si
estás segura de eso, no tienes nada que temer. Conseguirás la
satisfacción sexual que necesitas y saldrás con el corazón intacto.
A Monica le gustó cómo sonaba aquello, y las comisuras de su boca se levantaron en una sonrisa seductora.
–Creo que podré arreglármelas. Que empiece la diversión.

15La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 10:57

Kena

Kena
COLABORADOR ESPECIAL.
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NOOOOOOOO Angélica¡¡¡¡¡ affraid Me dejas super picada que más que más pasa?????:'-.:

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17La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 14:47

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

jejejejej en la tarde les pongo dos capitulos mas jijijiji

18La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 16:54

Nan

Nan
COLABORADOR ESPECIAL.
COLABORADOR ESPECIAL.

NOOOOOO!!! QUIEN ESCRIBIO ESTO??????? ME NIEGO A QUE TENGAN UNA AVENTURA!!!!


ELLOS SE AMAN!!!!! NOOOOO!!!!!! La caricia de un amante 86532 La caricia de un amante 86532 La caricia de un amante 86532

TORITOOOOOOOOO!!!!!!

19La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 17:41

Invitado


Invitado


Porque sera que los amores prohibidos nos vuelven locos mas facilmente, porque sera? que el sabor de los besos tienen un gusto tan diferente, porque sera?
porque sera?
Que cuando hacemos el amor nos comemos vivos....
Porque sera y es la verdad que uno toca el cielo mientras esta pecando...
No nos importa si tenemos dueno..
= Rudy La Escala..



Y si es cierto, lo prohibido es lo mas rico...

20La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 17:52

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
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Capítulo 12



Pablo comprendió que estaba en apuros en cuanto Monica abrió la puerta de su
casa. Se fijó enseguida en la ropa que se había puesto: un vestido
negro y ceñido que exhibía cuanto ocultaba. El modo en que aquella
prenda se ajustaba a su figura le recordó lo tentadoras que eran todas
las partes de su cuerpo, tapadas o destapadas. El vestido acababa muy
por encima de las rodillas y tenía a ambos lados rajas que dejaban
entrever sus piernas largas y bellísimas. Pablo tragó saliva con
dificultad. No había duda de que iba a acordarse de esa noche mucho
tiempo.
–Pasa, Pablo. Sólo tengo que recoger el bolso –dijo ella,
recordándole de ese modo que no había ido allí para quedarse en la
puerta y mirarla embobado.
–Sí, claro –dijo, y al entrar la vio
desaparecer al fondo de la casa. Se limpió el sudor de la frente con la
mano. Las cosas ya se estaban calentando. Levantó la mirada cuando Monica volvió a entrar en la habitación.
–Estoy lista –dijo ella mientras se colgaba el bolso del hombro–. Pero no me has dicho adónde vamos.
Pablo miró sus ojos oscuros y respondió:
–He
pensado que sería agradable ir a Jacksonville. Tengo entendido que hay
una marisquería muy buena en el canal. Y sé cuánto te gusta el marisco.

La sonrisa de Monica se hizo más amplia. Se alegraba de que hubiera
decidido no llevarla a ningún sitio de por allí. Eran ya la comidilla
del pueblo.
–Estupendo, pero primero creo que deberíamos resolver
una pequeña cuestión –dijo dando un paso hacia él y rodeándole el
cuello con los brazos–. Ya que empezamos el día así, ¿por qué no
seguir? –susurró suavemente antes de besarlo.
Quería demostrarle
que podía jugar al mismo juego que él. Cerró los ojos, pegó su cuerpo
al de Pablo y sintió de inmediato que él se excitaba. Luego, cuando Pablo abrió la boca bajo la suya, deslizó la lengua dentro y resolvió
jugar al “cázame si puedes”.
Él la atrapó, apresó su lengua y
devoró su boca como un hambriento. Cuanto más se regodeaba él en aquel
beso, más inundaba el cuerpo de Monica un deseo tan denso que casi
sentía que la asfixiaba. Pablo deslizó las manos hacia abajo y tocó sus
caderas para arrimarla a su cuerpo al tiempo que ladeaba la cabeza sin
dejar de besarla. Monica decidió apartarse de él antes de que acabaran
haciendo el amor en su cuarto de estar. No era así como esperaba que
acabara la noche.
Al menos, aún. Pensaba atormentarlo un poco más.
Luchó
por controlar el ardor que sentía en las entrañas y se lamió los labios
como si paladeara el sabor de Pablo. Después echó la cabeza hacia atrás
y sonrió, radiante.
–Está bien. Ya podemos irnos.
Incapaz de articular palabra, Pablo se limitó a asentir con la cabeza y a cruzar tras ella la puerta de la calle.

21La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 17:56

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
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Capítulo 13


Monica intentaba torturarlo, concluyó Pablo mientras acababan de comer
el último plato de la cena. Después de empezar la velada con un beso
ardiente, las cosas se habían puesto aún más calientes en el trayecto
de media hora en coche hasta el restaurante. Monica se había sentado
con las piernas cruzadas de tal modo que enseñaba con todo descaro la
raja del vestido. Él apenas había podido mantener los ojos fijos en la
carretera.
Luego,
cuando les habían llevado la cena, Monica había convertido el comer
centollos en la cosa más erótica que él había visto nunca, al chupar y
lamer las pinzas prácticamente hasta dejarlas secas. Los movimientos de
su boca mientras comía todavía le hacían removerse en la silla. Se
imaginaba las cosas que Monica podía hacer con esa boca, cosas que
nunca habían hecho cuando salían juntos, años atrás.
–¿Vas a querer postre?
La
pregunta de Monica captó su atención y sus miradas se encontraron desde
lados opuestos de la mesa. Sí, Pablo quería postre, pero lo que más le
apetecía no estaba precisamente en el menú.
Respiró hondo varias veces antes de contestar.
–No, creo que paso. Pero tú puedes pedir algo, si quieres.
Monica sonrió.
–Gracias. He visto en la carta que tienen helados de cucurucho. Creo que pediré uno. Esta noche me apetece chupar algo.
El miembro erecto de Pablo se tensó contra la cremallera de su pantalón con tanta fuerza que estuvo a punto de gemir de dolor.
–Pues entonces pídelo, desde luego –dijo con voz ronca, y le sorprendió no haberse quedado sin habla.
La sonrisa de Monica se hizo más amplia.
–Creo que voy a pedirlo, sí.
Pablo pensó que, en sus veintinueve años, nunca había visto a nadie lamer un
helado como lo hacía Monica. Estar sentado frente a ella y ver su
lengua en acción bastaba para darle ganas de tomar más de una copa de
vino, pero, dado que era él quien conducía, se quedó allí sentado y
dejó que lo atormentara. Además tenía la sensación de que, si quería
pasar el resto de la noche con Monica, debía mantenerse alerta, y no
podía evitar preguntarse cómo se proponía ella que acabara la velada.
Tras pagar la cuenta, se levantó.
–¿Nos vamos?
–Sí.
Pablo asintió con la cabeza. Pronto lo averiguaría.
Un
intenso deseo se apoderó de él cuando, al levantarse ella, echó un
vistazo a su vestido. Lo que alcanzaba a ver de su piel oscura y tersa
bastó para hacerle perder el control.
–¿Te he dicho lo guapa que estás esta noche?
Hasta su risa lo excitaba.
–Sí, cuatro veces. Gracias. Y ya sabes lo que dicen, ¿no?
Él levantó una de sus cejas negras con curiosidad.
–No, ¿qué dicen?
–Que con halagos se llega a cualquier parte.
Pablo esbozó una sonrisa mientras pensaba en toda clase de posibilidades.
–¿A cualquier parte?

22La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 17:59

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
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Capítulo 14


–Ahh –gimió Monica–. Baja un poco más. Ahh, ahora un
poquito a la derecha. Más fuerte. Sí, oh, sí, eso es, más fuerte
todavía. Umm, mucho mejor.
Tras un último gemido, miró por encima del hombro y dijo:
–Gracias por rascarme la espalda, Pablo. Ya puedes subirme la cremallera.
A Pablo le temblaba la mano cuando subió lentamente la cremallera del
vestido de Monica. Nada más parar a la entrada de su casa, ella había
comenzado a removerse en el asiento y a decir que necesitaba que le
rascaran la espalda. Pablo había accedido encantado, hasta que sus
dedos habían entrado en contacto con la piel desnuda de ella. Lo
primero que había notado era que no llevaba sujetador. Lo siguiente, lo
cálida y tersa que era su piel.
Había deslizado la mano hasta el
lugar que, según le había dicho ella, tenía que rascar. Los sonidos
guturales que empezó a emitir Monica cuando por fin dio con aquel
lugar, le habían provocado estremecimientos de excitación que le
corrían por la columna vertebral. Si Monica gemía así por que le
rascara la espalda, no quería ni imaginar qué sonidos haría cuando
hicieran el amor.
–¿Seguro que estás mejor? –preguntó una vez le hubo subido del todo la cremallera del vestido.
Ella se volvió en el asiento.
–Sí, seguro –sonrió y lo miró pensativamente–. Casi había olvidado cuánto me gustan tus manos.
La sangre comenzó a correr por las venas de Slate a velocidad alarmante cuando, de pronto, volvieron a asaltarle los recuerdos.
–Me
alegra haberte ayudado a recordar –dijo mientras sus dedos acariciaban
distraídamente el volante–. Compartimos algunos momentos maravillosos
en aquella época, ¿verdad?
Monica apoyó la cabeza contra al respaldo del asiento. Los recuerdos se agolpaban también en su cabeza.
–Sí,
es verdad. Todas las noches esperaba con ansia el momento en que oía
roncar a mi padre para salir a hurtadillas de casa. Nunca olvidaré cómo
nos encontrábamos en la playa, bajo ese precioso cielo nocturno, y
hablábamos durante horas.
Pablo asintió con la cabeza. Esas noches
no se dedicaban únicamente a hablar. Para mantener en secreto lo que
hacían, él iba cada semana a Jacksonville a comprar preservativos. De
ese modo, se aseguraba de tener siempre a mano.
–Bueno, se está
haciendo tarde. Me voy a casa –dijo Monica suavemente, interrumpiendo
sus cavilaciones. Ladeó la cabeza y lo miró–. Gracias por una noche
maravillosa.
Pablo tragó saliva con esfuerzo y se removió en su
asiento mientras se preguntaba si de veras Monica pensaba mandarlo a
casa en aquel estado de excitación. Sus siguientes palabras lo sacaron
de dudas.
–Espero que duermas bien esta noche, Pablo.
Él intentó disimular su decepción y le lanzó una sonrisa.
–Sí, yo también lo espero.
Monica puso una mano cálida sobre su muslo, muy cerca de un parte de él que palpitaba, llena de deseo.
–Me gustaría invitarte a cenar mañana por la noche, a las siete. ¿Crees que podrás?
Su mirada sugería que no estaba pensando solamente en una cena, y Pablo no vaciló en responder:
–Sí, puedo.

23La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Vie 23 Ene 2009, 18:03

angelica


COLABORADOR ESPECIAL.
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Capítulo 15


Tres
horas después, Pablo seguía despierto. ¿Cómo diablos iba a dormir si no
dejaba de pensar en Monica? Aunque habían disfrutado de una
conversación muy agradable durante la cena, no habían discutido las
cosas de las que él quería hablarle. Parecía qunica evitaba
intencionadamente cualquier discusión sobre el pasado. Habían hablado,
en cambio, de amigos comunes y de los avatares de la política local.
Pablo quería decirle hasta qué punto se habían desintegrado sus emociones
tras la muerte de Susan, y que no había querido que ella lo
viera así. El año siguiente no había ido a la universidad con la única
intención de conservar la cordura y, cuando había vuelto, se le había
hecho muy cuesta arriba.
Quería que Monica supiera que su amor por
ella era lo único que le había impedido caer en la locura durante esa
época, y que tras buscar consejo y terapia, había vuelto a sentirse
normal y había querido ir en su busca, pero se había convencido de que,
después del tiempo que había pasado, ya no merecía su amor. Había
creído hacer lo correcto al dejarla tranquila para que encontrara el
amor y la felicidad con otra persona.
Finalmente, se había
derrumbado y había contactado con Marcela, y la anciana lo
había convencido de que, a pesar de lo que creía, Kendra lo necesitaba
y él la necesitaba a ella. La señora Marcela le había hablado de la
muerte del padre de Monica y de cómo ella parecía haber aceptado el
porvenir de una solterona, al no salir con ninguno de los hombres sin
compromiso del pueblo.
Hablar con la señora Marcela le había hecho
darse cuenta de lo mucho que seguía queriendo a Monica. Ahora sabía que
no sería del todo feliz hasta que ella formara parte de su futuro. Oh,
sí, también la quería en su cama… pero, antes que nada, la quería en su
vida.
Se levantó y resolvió que, ya que no podía dormir y hacía una noche tan hermosa, podía ir a dar un paseo por la playa.
* * *
A
casi dos kilómetros de allí, Monica tampoco podía dormir. De pie, en el
porche, pensaba que esa noche se había excedido con Pablo y que, de
paso, había cometido el error de exponerse demasiado.
Su cuerpo
ardía, y no podía hacer nada por refrescarse. Se había quedado
prácticamente desnuda y, aun así, seguía acalorada. No se había
atrevido a dejar que Pablo le diera un beso de buenas noches. Después
de que él aceptara su invitación a cenar, había abierto la puerta del
coche y entrado corriendo en la casa sin mirar atrás.
Pensar en él
sólo conseguía excitarla aún más. Consciente de que, en su estado, no
encontraría alivio esa noche, entró en la casa y volvió a su
dormitorio. Se quitó la bata y se puso rápidamente un bikini.
Hacía
una noche maravillosa para ir a nadar y decidió ir a su parte preferida
de la playa: la franja de arena que se extendía delante de la casa de
la playa.

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25La caricia de un amante Empty Re: La caricia de un amante Lun 26 Ene 2009, 09:48

Kena

Kena
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Noooooooooo¡¡¡¡¡ Angélica porque nos haces esto??????affraid

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