¿Perdonar o no perdonar?
Cuando alguien nos ha hecho sufrir, nos dicen regularmente psicólogos y hasta la mayoría de las religiones, que el mejor antídoto para ese dolor es perdonar a quien nos ha ofendido. El perdón, solemos escuchar, es la mejor forma de dejar ir, de poder dar vuelta a la página sin cargar enojo y hasta odio en el corazón.
Hay ofensas que son fáciles de perdonar, pero existen otras, grandes, las que cambian nuestra vida, dejándonos cicatrices, pérdidas, vacíos, desconfianzas, en todos los niveles de nuestra existencia que son a veces prácticamente imposibles de perdonar. Yo creo en el perdón. Pero también creo que éste es un proceso. El perdonar es un camino de cura personal, en el que mientras vamos recomponiendo nuestra vida podemos ir alejándonos del dolor y aquello que lo causó.
No creo es que el perdón sea una cuestión de poner la otra mejilla ante una ofensa. Muchas veces cuando nos lastiman gravemente lo primero que surge es el enojo, y eso, no debiéramos verlo como un mal. Es una reacción de supervivencia. Es ese enojo el que nos da la fuerza de luchar contra algo que nos oprime y nos resta capacidad de ser. Digo esto porque hace un tiempo una conocida a quien su marido golpeaba me dijo: "Me rogó perdón, ya lo perdoné, voy a regresar con él".
El resultado de ese supuesto perdón fue que la volviera a golpear. El perdón no debe volvernos a poner en la posición de volver a ser víctimas. Más le hubiera valido no "perdonarlo" jamás. Es posible que él no supiera lo que estaba realmente pidiendo pues al final, la palabra no fue más que una forma de decir "dame la oportunidad de volverte a golpear".
Independientemente de los matices de este caso particular, para poder perdonar o pedir disculpas sinceras hay que comprender lo que esa palabra significa realmente. Según el diccionario de la Real Academia perdón significa: "Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente". Es decir, cuando perdonas a alguien ya no deseas venganza, no deseas que pague por su ofensa, no te debe nada, incluso dejas de darte por ofendido. Aunque no hay que confundir perdón con olvido.
El perdón es un proceso de crecimiento personal y nadie te puede decir qué tan fácil es, no puedes recibir presiones para olvidar lo inolvidable, el perdón de cada quien tiene su propio tiempo y llega en su justa medida. Perdón debe ser una evolución interna en la que a partir del conocimiento de lo que nos hizo sufrir, nos alejamos de eso, poniéndonos a salvo y ya después con el tiempo y la introspección quizá podamos decir a esa persona que ya no nos ofende, que ya no nos hace daño ni su acción pasada y posiblemente tampoco las presentes.
Pero si no llega ese momento y el enojo continúa quizá este sea una alarma roja para que sigamos alejadas del peligro que esa persona, deliberada o a veces involuntariamente, nos inflinge.
Para ti, ¿qué significa perdonar? ¿Crees que es imprescindible perdonar para curar una herida propia? ¿Haz perdonado algo que creías imperdonable? ¿Qué tuviste que hacer?
Cuando alguien nos ha hecho sufrir, nos dicen regularmente psicólogos y hasta la mayoría de las religiones, que el mejor antídoto para ese dolor es perdonar a quien nos ha ofendido. El perdón, solemos escuchar, es la mejor forma de dejar ir, de poder dar vuelta a la página sin cargar enojo y hasta odio en el corazón.
Hay ofensas que son fáciles de perdonar, pero existen otras, grandes, las que cambian nuestra vida, dejándonos cicatrices, pérdidas, vacíos, desconfianzas, en todos los niveles de nuestra existencia que son a veces prácticamente imposibles de perdonar. Yo creo en el perdón. Pero también creo que éste es un proceso. El perdonar es un camino de cura personal, en el que mientras vamos recomponiendo nuestra vida podemos ir alejándonos del dolor y aquello que lo causó.
No creo es que el perdón sea una cuestión de poner la otra mejilla ante una ofensa. Muchas veces cuando nos lastiman gravemente lo primero que surge es el enojo, y eso, no debiéramos verlo como un mal. Es una reacción de supervivencia. Es ese enojo el que nos da la fuerza de luchar contra algo que nos oprime y nos resta capacidad de ser. Digo esto porque hace un tiempo una conocida a quien su marido golpeaba me dijo: "Me rogó perdón, ya lo perdoné, voy a regresar con él".
El resultado de ese supuesto perdón fue que la volviera a golpear. El perdón no debe volvernos a poner en la posición de volver a ser víctimas. Más le hubiera valido no "perdonarlo" jamás. Es posible que él no supiera lo que estaba realmente pidiendo pues al final, la palabra no fue más que una forma de decir "dame la oportunidad de volverte a golpear".
Independientemente de los matices de este caso particular, para poder perdonar o pedir disculpas sinceras hay que comprender lo que esa palabra significa realmente. Según el diccionario de la Real Academia perdón significa: "Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente". Es decir, cuando perdonas a alguien ya no deseas venganza, no deseas que pague por su ofensa, no te debe nada, incluso dejas de darte por ofendido. Aunque no hay que confundir perdón con olvido.
El perdón es un proceso de crecimiento personal y nadie te puede decir qué tan fácil es, no puedes recibir presiones para olvidar lo inolvidable, el perdón de cada quien tiene su propio tiempo y llega en su justa medida. Perdón debe ser una evolución interna en la que a partir del conocimiento de lo que nos hizo sufrir, nos alejamos de eso, poniéndonos a salvo y ya después con el tiempo y la introspección quizá podamos decir a esa persona que ya no nos ofende, que ya no nos hace daño ni su acción pasada y posiblemente tampoco las presentes.
Pero si no llega ese momento y el enojo continúa quizá este sea una alarma roja para que sigamos alejadas del peligro que esa persona, deliberada o a veces involuntariamente, nos inflinge.
Para ti, ¿qué significa perdonar? ¿Crees que es imprescindible perdonar para curar una herida propia? ¿Haz perdonado algo que creías imperdonable? ¿Qué tuviste que hacer?