Las emociones y los sentimientos a veces nos gastan malas pasadas, es decir cuando estamos nerviosos, aburridos, preocupados, etc. comemos compulsivamente, picoteamos y nos resulta difícil controlar nuestro vínculo con la comida. Sin darnos cuenta creamos un círculo vicioso del que no podemos salir.
El sedentarismo y una incorrecta alimentación son las causas generales de esta enfermedad, pero algunas veces, las emociones también la pueden estimular.
Los médicos son conscientes de que la gente tiende a comer cuando está afligida, ansiosa, triste, estresada o incluso aburrida. Las personas a las que les ocurre esto, después de comer demasiado, se sienten culpables y comen más para enfrentarse a estas emociones negativas, y de este modo, crean un círculo difícil de romper.
Según encuestas realizadas por los especialistas, comemos compulsivamente, de manera desequilibrada y nos abandonamos al sedentarismo para obtener placer, como consuelo o vía de escape, para tranquilizarnos y sentirnos mejor. Es aquí donde entra la necesidad de un apoyo psicológico dentro de los tratamientos para adelgazar. No sólo es necesario adoptar unos hábitos alimenticios adecuados, sino también poner freno a conductas que pueden empeorar nuestra salud, tanto física como mental. Descubrir las relaciones que adoptamos entre lo que comemos y nuestro estado de ánimo es el primer paso para solucionar este problema.
Para lograr combatir la obesidad, te recomendamos que acudas a un centro médico que disponga de un buen equipo multidisciplinar (médico, nutricionista y psicólogo), para que te traten de manera integral y adapten el tratamiento a tus características específicas.
El sedentarismo y una incorrecta alimentación son las causas generales de esta enfermedad, pero algunas veces, las emociones también la pueden estimular.
Los médicos son conscientes de que la gente tiende a comer cuando está afligida, ansiosa, triste, estresada o incluso aburrida. Las personas a las que les ocurre esto, después de comer demasiado, se sienten culpables y comen más para enfrentarse a estas emociones negativas, y de este modo, crean un círculo difícil de romper.
Según encuestas realizadas por los especialistas, comemos compulsivamente, de manera desequilibrada y nos abandonamos al sedentarismo para obtener placer, como consuelo o vía de escape, para tranquilizarnos y sentirnos mejor. Es aquí donde entra la necesidad de un apoyo psicológico dentro de los tratamientos para adelgazar. No sólo es necesario adoptar unos hábitos alimenticios adecuados, sino también poner freno a conductas que pueden empeorar nuestra salud, tanto física como mental. Descubrir las relaciones que adoptamos entre lo que comemos y nuestro estado de ánimo es el primer paso para solucionar este problema.
Para lograr combatir la obesidad, te recomendamos que acudas a un centro médico que disponga de un buen equipo multidisciplinar (médico, nutricionista y psicólogo), para que te traten de manera integral y adapten el tratamiento a tus características específicas.