CRÍTICA por Leandro Marques
Una historia que desafía los prejuicios
Si se tratara de hacer un resumen, podría decirse que la película "Elsa & Fred" cuenta lahistoria de dos perso-nas que encuentran la manera de sobrellevarlas tristezas y sufrimientos de toda una vida a cuestas para, en la última etapa de sus vidas, quizás cuando podían pensar que ya todo es-taba definido, poder permitirse el lujo de disfrutar en plenitud de la aventura del amor. Estas pocas líneas que de-finen el argumento de la película del director Marcos Carnevale —una co-producción española-argentina—, si bien no faltan a la verdad en absoluto, están muy lejos de explicar o graficar siquiera un poco lo que suce-de. De hecho, es infinita la distancia que separa a esa síntesis es-cueta de lo que el film es en realidad.La diferencia es tan grande como la que separa a una película densa, previsible y estereotipada de otra que sorprende en cada pasaje, que se deja fluir con armo-nía y desborda de frescura, filosofía y buen humor.
La solidez técnica y narrativa del film. La habilidad de Carnevale para poder estar presente ausentándose, por ejemplo, al situar siempre la cámara en el punto justo, sin dejarle nunca tomar dema-siado protagonismo. El equilibrio e inteligencia con que el guión compone a los personajes y plantea la evolución de la historia, tra-tando de esquivar la tentación de la caída en los lugares comunes. La deslumbrante labor de los actores, el español Manuel Alexan-dre y la uruguaya China Zorrilla (en unos de sus mejores pape-les). A través de estos cuatro factores fundamentales, la película se permite descansar en su estructura externa y olvidarse de ella, generando de este modo el marco ideal para que en pantalla aflore aquello que nada tiene que ver con lo material, y todo con el cine. Porque Elsa y Fred, juntos, son pura química y magia, y se convierten en socios de un sueño que atraviesa la pantalla. Ellos dos solos son capaces de desafiar a cualquier espectador prejuicioso (que mire con sospechas eso de una historia de amor entre gente mayor) a que se levante de su butaca y se retire del ci-ne si es capaz de aburrirse o fastidiarse aunque sea un minuto.
Quizás las mayores virtudes de la historiaque idearon el realizador Car-nevale junto a Lily Ann Martin y Marcela Guerty tengan que ver conla valentía para abordar untema muy repetidocinematográfica-mente, y con la capacidad paraconstruir giros en favordel ritmo y la frescura de la narración, sin per-dernunca de vista los parámetros básicos deverosimilitud que hacen a latrama. El personaje que Zorrilla encar-na magistralmente es decisivopara que la cinta pueda tomarun camino diferente al que tal vez podríaesperar-se de antemano. Su Elsa es pura energía, espontaneidad,picardía, alegría devivir. Su cuerpo arrugado y unos cuantos dolores noson suficientes para ocultar un contagioso espíritu rebalzante dejuven-tud. Fred, en cambio, ha tenido una vida monótona y rutinaria. Carga consigo la tristeza de haber perdido no hace mucho a su mujer, más que amada mujer, amada compañera. Cuando el azar cruza a los protagonistas, porque son vecinos, Elsa prácticamente se tira encima de Fred. Lo busca, casi lo acosa. Ha decidido apostar sus fichas a poder pasarla bien con ese hombre silencioso y honesto que tan bien le cae.
Cada encuentro, cada salida, cada diálogo entre Elsa y Fred, no tiene desperdicio. La película va avanzando y por su-puesto, a medida que lo hace, los conflictos y la carga dramática de la historia ganan más espacio. Sin embargo, la esencia lumino-sa y fresca del film se mantiene hasta el final. En esto tiene mu-cho que ver la coherencia en las elecciones y decisiones que toma el guión para la resolución de la trama. La película no se tiene que esforzar por endulzar ni minimizar el final: simplemente, el cierre es consecuencia natural de un fluir anterior.
lsa y Fred logran mostrar que el amor entre gente de la tercera edad es capaz de involucrar a la pasión, al erotismo, a los sueños. No necesitan negar su vejez para conseguirlo, mucho menos implorar la juventud pasa-da. Sin caer en estereotipos, la pelí-cula se sostiene con solidez en la idea de que nunca es tarde para el amor; como sostiene el lema que re-za la película, una cita de Pablo Pi-casso, “lleva tiempo llegar a ser jo-ven”. Básicamente, los personajes vi-ven y disfrutan tanto como pueden del amor que pueden vivir. En este senti-do, el principal mérito de la película es la firmeza con la que el rea-lizador encara su abordaje al tema tratado.Si por sobre todas las cosas algo logran Elsa y Fred, eso es demostrar y hacer creer que el amor tiene entidad propia en la vejez: no es un asunto exclusivo de los jóvenes.
Una historia que desafía los prejuicios
Si se tratara de hacer un resumen, podría decirse que la película "Elsa & Fred" cuenta lahistoria de dos perso-nas que encuentran la manera de sobrellevarlas tristezas y sufrimientos de toda una vida a cuestas para, en la última etapa de sus vidas, quizás cuando podían pensar que ya todo es-taba definido, poder permitirse el lujo de disfrutar en plenitud de la aventura del amor. Estas pocas líneas que de-finen el argumento de la película del director Marcos Carnevale —una co-producción española-argentina—, si bien no faltan a la verdad en absoluto, están muy lejos de explicar o graficar siquiera un poco lo que suce-de. De hecho, es infinita la distancia que separa a esa síntesis es-cueta de lo que el film es en realidad.La diferencia es tan grande como la que separa a una película densa, previsible y estereotipada de otra que sorprende en cada pasaje, que se deja fluir con armo-nía y desborda de frescura, filosofía y buen humor.
La solidez técnica y narrativa del film. La habilidad de Carnevale para poder estar presente ausentándose, por ejemplo, al situar siempre la cámara en el punto justo, sin dejarle nunca tomar dema-siado protagonismo. El equilibrio e inteligencia con que el guión compone a los personajes y plantea la evolución de la historia, tra-tando de esquivar la tentación de la caída en los lugares comunes. La deslumbrante labor de los actores, el español Manuel Alexan-dre y la uruguaya China Zorrilla (en unos de sus mejores pape-les). A través de estos cuatro factores fundamentales, la película se permite descansar en su estructura externa y olvidarse de ella, generando de este modo el marco ideal para que en pantalla aflore aquello que nada tiene que ver con lo material, y todo con el cine. Porque Elsa y Fred, juntos, son pura química y magia, y se convierten en socios de un sueño que atraviesa la pantalla. Ellos dos solos son capaces de desafiar a cualquier espectador prejuicioso (que mire con sospechas eso de una historia de amor entre gente mayor) a que se levante de su butaca y se retire del ci-ne si es capaz de aburrirse o fastidiarse aunque sea un minuto.
Quizás las mayores virtudes de la historiaque idearon el realizador Car-nevale junto a Lily Ann Martin y Marcela Guerty tengan que ver conla valentía para abordar untema muy repetidocinematográfica-mente, y con la capacidad paraconstruir giros en favordel ritmo y la frescura de la narración, sin per-dernunca de vista los parámetros básicos deverosimilitud que hacen a latrama. El personaje que Zorrilla encar-na magistralmente es decisivopara que la cinta pueda tomarun camino diferente al que tal vez podríaesperar-se de antemano. Su Elsa es pura energía, espontaneidad,picardía, alegría devivir. Su cuerpo arrugado y unos cuantos dolores noson suficientes para ocultar un contagioso espíritu rebalzante dejuven-tud. Fred, en cambio, ha tenido una vida monótona y rutinaria. Carga consigo la tristeza de haber perdido no hace mucho a su mujer, más que amada mujer, amada compañera. Cuando el azar cruza a los protagonistas, porque son vecinos, Elsa prácticamente se tira encima de Fred. Lo busca, casi lo acosa. Ha decidido apostar sus fichas a poder pasarla bien con ese hombre silencioso y honesto que tan bien le cae.
Cada encuentro, cada salida, cada diálogo entre Elsa y Fred, no tiene desperdicio. La película va avanzando y por su-puesto, a medida que lo hace, los conflictos y la carga dramática de la historia ganan más espacio. Sin embargo, la esencia lumino-sa y fresca del film se mantiene hasta el final. En esto tiene mu-cho que ver la coherencia en las elecciones y decisiones que toma el guión para la resolución de la trama. La película no se tiene que esforzar por endulzar ni minimizar el final: simplemente, el cierre es consecuencia natural de un fluir anterior.