no se si hayan leido este articulo, pero aqui se los dejo.. nomas pa que vean como nos la gastamos en nuestro mexico lindo y querido..
JUSTICIA PARA UNAS NALGAS.
Para los niños, olvido.
Recientemente a una roquera famosa (¡eeey, güeeeera!) la perjudicaron en codiciada parte de su anatomía.
En México, solo tres leyes se cumplen cabalmente: la Ley de Herodes, la
Ley del Embudo y la Ley de Gravedad. Pues bien, esta tercera ley había
cumplido sus efectos, y el prominente trasero de la cantante mencionada
empezaba a mirar al suelo (¡Hacer el amor, con oootro, no, no, noooo!).
Entonces la roquera acudió a una clínica en la que le inyectaron una
substancia extraña, con la promesa de que aquella parte luciría
“¡eternamente bella, bella, con un hechizo de gitana!”.
El resto de la historia es bastante conocido: en lugar de erguirse orgulloso, aquello tomó la forma de un paisaje lunar. Ya no solo el trasero, la vida misma de la cantante estuvo en serio peligro.
Entró en acción la justicia. Inmediatamente fue detenida la dueña de la
clínica. Después de una intensa búsqueda, el doctor que practicó las
inyecciones fue apresado. Luego fueron detenidos ocho empleados de la
empresa productora de la substancia inyectada. El resultado del fallido
levantamiento de nalgas: diez personas detenidas.
Puede hacerse ahora una amarga comparación: mientras las instituciones
actúan para ofrecer justicia a dos nalgas heridas, los niños fallecidos
y heridos por el incendio en la bodega ABC, sus abatidos padres, sus
familias, todo Sonora entristecido, todo México consternado esperan
justicia. Vale comparar los balances: por una parte dos nalgas heridas,
diez reos; por la otra cuarenta y nueve niños fallecidos, una detenida
(la infortunada empleada del IMSS cuya labor era revisar los menús).
Este balance pone al descubierto una característica de las
instituciones mexicanas: están diseñadas para cuidar a las personas VIP
(very important person). A los ojos de los gobernantes (Calderón,
Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares
fueron y son mexicanos de segunda. Por ello el juez federal que atiende
el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos
mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida.
Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el
procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró a
los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del
Campo, ni siquiera Guzman.
¿¿¿ como ven???
JUSTICIA PARA UNAS NALGAS.
Para los niños, olvido.
Recientemente a una roquera famosa (¡eeey, güeeeera!) la perjudicaron en codiciada parte de su anatomía.
En México, solo tres leyes se cumplen cabalmente: la Ley de Herodes, la
Ley del Embudo y la Ley de Gravedad. Pues bien, esta tercera ley había
cumplido sus efectos, y el prominente trasero de la cantante mencionada
empezaba a mirar al suelo (¡Hacer el amor, con oootro, no, no, noooo!).
Entonces la roquera acudió a una clínica en la que le inyectaron una
substancia extraña, con la promesa de que aquella parte luciría
“¡eternamente bella, bella, con un hechizo de gitana!”.
El resto de la historia es bastante conocido: en lugar de erguirse orgulloso, aquello tomó la forma de un paisaje lunar. Ya no solo el trasero, la vida misma de la cantante estuvo en serio peligro.
Entró en acción la justicia. Inmediatamente fue detenida la dueña de la
clínica. Después de una intensa búsqueda, el doctor que practicó las
inyecciones fue apresado. Luego fueron detenidos ocho empleados de la
empresa productora de la substancia inyectada. El resultado del fallido
levantamiento de nalgas: diez personas detenidas.
Puede hacerse ahora una amarga comparación: mientras las instituciones
actúan para ofrecer justicia a dos nalgas heridas, los niños fallecidos
y heridos por el incendio en la bodega ABC, sus abatidos padres, sus
familias, todo Sonora entristecido, todo México consternado esperan
justicia. Vale comparar los balances: por una parte dos nalgas heridas,
diez reos; por la otra cuarenta y nueve niños fallecidos, una detenida
(la infortunada empleada del IMSS cuya labor era revisar los menús).
Este balance pone al descubierto una característica de las
instituciones mexicanas: están diseñadas para cuidar a las personas VIP
(very important person). A los ojos de los gobernantes (Calderón,
Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares
fueron y son mexicanos de segunda. Por ello el juez federal que atiende
el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos
mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida.
Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el
procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró a
los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del
Campo, ni siquiera Guzman.
¿¿¿ como ven???