Es una experiencia subjetiva, difícil de describir, pero cuando alguien dice que no sabe si lo ha tenido, es que no lo ha tenido.
Las mujeres suelen describir su orgasmo como algo que irrumpe violentamente y por sorpresa. «La sensación de excitación se agudiza y me pongo tensa y como esperando, sólo soy consciente de lo que está pasando en ese escaso centímetro de piel que es mi clítoris. Cuando llego a este punto me siento arder y el orgasmo se presenta por sorpresa. Entonces la entrada de la vagina empieza a palpitar y por unos segundos la sensación me inunda toda y me invade totalmente, no puedo evitar el jadear aunque no haga ruido, luego tengo tres o cuatro espasmos intensos que me hacen plegarme sobre mí misma, rechazando a mi compañero, estoy demasiado sensible para dejarme tocar. Mi orgasmo suele durar unos diez segundos, pero parece mucho más largo. Al terminar estoy rendida y sólo quiero descansar con los ojos cerrados muy abrazadita». Desde luego, los hombres parece que lo tienen mucho más fácil, pero yo no lo creo. No conozco a ninguna mujer que intente ni retrasar ni acelerar sus orgasmos. Pero la mayoría de los hombres se sienten demasiado responsables del orgasmo femenino e intentan por todos los medios controlar su respuesta orgásmica hasta que la mujer les dice «basta». Por esto mismo creo que los hombres lo tienen más crudo y tienen dificultades para explicar lo que están experimentando. Algunos lo explican más o menos así: «A los hombres lo que de verdad nos gusta es la provocación y la fantasía sexual. Notar cómo el pene, que tiene su propio cerebro, se despierta y comienza a llenarse es una sensación fantástica. Generalmente es muy rápido, apenas un minuto y ya está allí, en todo su esplendor. Noto también los pezones duros y un hormigueo en todo el cuerpo. Justo antes de experimentar el orgasmo noto como el semen sube por dentro del pene, a partir de esto la eyaculación es inevitable, si intento detenerla, porque quiero durar algo más, el semen se escapa de todos modos. Lo siento como una liberación, como cuando llevas un peso muy grande y lo sueltas de repente. Mis orgasmos duran unos seis segundos, aunque a veces duran mucho menos, después de ellos siento unas contracciones en la base del pene muy agradables.
Ahora me siento muy relajado y no quiero ni moverme, aunque me siento muy unido a mi pareja no puedo expresárselo de ningún modo. ¡Ah! Y no es cierto que todos mis orgasmos sean iguales, su duración y su intensidad dependen de lo cansado que esté y de lo que me guste la chica con la que estoy. Yo también deseo abrazarla después, pero me cuesta un tiempo hacerlo. Sólo pido un poco de paciencia».
Las mujeres suelen describir su orgasmo como algo que irrumpe violentamente y por sorpresa. «La sensación de excitación se agudiza y me pongo tensa y como esperando, sólo soy consciente de lo que está pasando en ese escaso centímetro de piel que es mi clítoris. Cuando llego a este punto me siento arder y el orgasmo se presenta por sorpresa. Entonces la entrada de la vagina empieza a palpitar y por unos segundos la sensación me inunda toda y me invade totalmente, no puedo evitar el jadear aunque no haga ruido, luego tengo tres o cuatro espasmos intensos que me hacen plegarme sobre mí misma, rechazando a mi compañero, estoy demasiado sensible para dejarme tocar. Mi orgasmo suele durar unos diez segundos, pero parece mucho más largo. Al terminar estoy rendida y sólo quiero descansar con los ojos cerrados muy abrazadita». Desde luego, los hombres parece que lo tienen mucho más fácil, pero yo no lo creo. No conozco a ninguna mujer que intente ni retrasar ni acelerar sus orgasmos. Pero la mayoría de los hombres se sienten demasiado responsables del orgasmo femenino e intentan por todos los medios controlar su respuesta orgásmica hasta que la mujer les dice «basta». Por esto mismo creo que los hombres lo tienen más crudo y tienen dificultades para explicar lo que están experimentando. Algunos lo explican más o menos así: «A los hombres lo que de verdad nos gusta es la provocación y la fantasía sexual. Notar cómo el pene, que tiene su propio cerebro, se despierta y comienza a llenarse es una sensación fantástica. Generalmente es muy rápido, apenas un minuto y ya está allí, en todo su esplendor. Noto también los pezones duros y un hormigueo en todo el cuerpo. Justo antes de experimentar el orgasmo noto como el semen sube por dentro del pene, a partir de esto la eyaculación es inevitable, si intento detenerla, porque quiero durar algo más, el semen se escapa de todos modos. Lo siento como una liberación, como cuando llevas un peso muy grande y lo sueltas de repente. Mis orgasmos duran unos seis segundos, aunque a veces duran mucho menos, después de ellos siento unas contracciones en la base del pene muy agradables.
Ahora me siento muy relajado y no quiero ni moverme, aunque me siento muy unido a mi pareja no puedo expresárselo de ningún modo. ¡Ah! Y no es cierto que todos mis orgasmos sean iguales, su duración y su intensidad dependen de lo cansado que esté y de lo que me guste la chica con la que estoy. Yo también deseo abrazarla después, pero me cuesta un tiempo hacerlo. Sólo pido un poco de paciencia».