Puesto que todos los días miles de aviones surcan los aires, ¿por qué no chocan? Además los pilotos ni siquiera saben ni pueden ver si hay otros aviones volando en esos momentos. Entonces ¿Por qué no chocan?
Esto se debe a que la mayoría de los países cuenta con un sistema de control del tráfico aéreo. Un equipo de especialistas sigue desde tierra las diversas fases de los vuelos que se realizan bajo normas de vuelo con instrumentos. Esto significa que mientras el piloto atiende sus deberes en la cabina, muchos ojos y oídos en tierra siguen la evolución del vuelo. El piloto se comunica por radio no solo con los controladores de los aeropuertos de origen y destino, sino con otros a lo largo de su ruta.
Y esto es sumamente importante, por que imaginemos que dos aviones comerciales viajan por la misma ruta en direcciones opuestas. Para cuando los aparatos sean visibles al ojo desnudo de los pilotos, estos solo tendrán unos segundos para eludir la colisión. La función del controlador aéreo es impedir que algo así ocurra. Mucho antes de que los pilotos se vean, ya habrán recibido instrucciones para que se separen y mantengan una distancia segura. La Organización de Aviación Civil Internacional optó por el inglés como lengua internacional para evitar riesgos al viajar a otros países.
Si el controlador considera necesario desviar un avión para evitar un accidente, cuenta con tres opciones. Puede ordenar al comandante que cambie 1) de rumbo (procedimiento llamado vectorización); 2) de velocidad, en caso de que una nave esté alcanzando a otra, o 3) de altitud, la opción más común.
Como medida de seguridad extra, muchos radares alertan al controlador cuando se presentan situaciones de riesgo. Se encienden alarmas audibles y visibles si se detecta, por ejemplo, que dos aviones pasarán muy cerca el uno del otro. Y también se dispara una alarma si alguno se acerca demasiado a tierra.
Así que aquí tenemos otra razón para perder el miedo a volar, pues siempre se busca la seguridad de las personas.
Esto se debe a que la mayoría de los países cuenta con un sistema de control del tráfico aéreo. Un equipo de especialistas sigue desde tierra las diversas fases de los vuelos que se realizan bajo normas de vuelo con instrumentos. Esto significa que mientras el piloto atiende sus deberes en la cabina, muchos ojos y oídos en tierra siguen la evolución del vuelo. El piloto se comunica por radio no solo con los controladores de los aeropuertos de origen y destino, sino con otros a lo largo de su ruta.
Y esto es sumamente importante, por que imaginemos que dos aviones comerciales viajan por la misma ruta en direcciones opuestas. Para cuando los aparatos sean visibles al ojo desnudo de los pilotos, estos solo tendrán unos segundos para eludir la colisión. La función del controlador aéreo es impedir que algo así ocurra. Mucho antes de que los pilotos se vean, ya habrán recibido instrucciones para que se separen y mantengan una distancia segura. La Organización de Aviación Civil Internacional optó por el inglés como lengua internacional para evitar riesgos al viajar a otros países.
Si el controlador considera necesario desviar un avión para evitar un accidente, cuenta con tres opciones. Puede ordenar al comandante que cambie 1) de rumbo (procedimiento llamado vectorización); 2) de velocidad, en caso de que una nave esté alcanzando a otra, o 3) de altitud, la opción más común.
Como medida de seguridad extra, muchos radares alertan al controlador cuando se presentan situaciones de riesgo. Se encienden alarmas audibles y visibles si se detecta, por ejemplo, que dos aviones pasarán muy cerca el uno del otro. Y también se dispara una alarma si alguno se acerca demasiado a tierra.
Así que aquí tenemos otra razón para perder el miedo a volar, pues siempre se busca la seguridad de las personas.