El pasado quedó atrás. Fueron momentos en los que sucedieron cosas que ya no podemos modificar.
A veces se producen hechos que no entendemos o que intentamos evitar o evadir, y nuestra mente sólo busca volver a ellos una y otra vez, lacerándonos.
Quedarse rememorando permanentemente lo que pasó, con culpas y remordimientos, nos atasca en ese instante y no nos permite encontrar soluciones para avanzar. También nos impide vivir el presente y proyectarnos hacia el futuro.
Que revivas una y mil veces hechos, palabras, circunstancias, sensaciones, no los modificará en absoluto. Tienes un sentimiento de insatisfacción o de dolor por algo que ya pertenece a tu historia. Esto te impide llevar la vida que querrías y obtener lo que tanto deseas.
Si este es tu caso, te propongo una solución que funciona: pon una fecha límite para despedirte de los recuerdos de lo que sucedió. Por ejemplo, el domingo que viene. Hasta ese día, rememora, intenta subsanar lo subsanable, habla, pide perdón a otros, perdónate, llora o haz todo lo que necesites para cerrar ese capítulo de tu vida.
A partir del día siguiente, despiértate con nuevos bríos. El pasado estará en su lugar, habiendo dejado en nosotros las enseñanzas y los conocimientos necesarios. Será un día nuevo, distinto, sólido, en el que comenzarás a proyectar tu vida hacia adelante, con el corazón y la mente abiertos a nuevas oportunidades y a nuevos comienzos.
¿Estás lista para dejar el pasado en su lugar?
A veces se producen hechos que no entendemos o que intentamos evitar o evadir, y nuestra mente sólo busca volver a ellos una y otra vez, lacerándonos.
Quedarse rememorando permanentemente lo que pasó, con culpas y remordimientos, nos atasca en ese instante y no nos permite encontrar soluciones para avanzar. También nos impide vivir el presente y proyectarnos hacia el futuro.
Que revivas una y mil veces hechos, palabras, circunstancias, sensaciones, no los modificará en absoluto. Tienes un sentimiento de insatisfacción o de dolor por algo que ya pertenece a tu historia. Esto te impide llevar la vida que querrías y obtener lo que tanto deseas.
Si este es tu caso, te propongo una solución que funciona: pon una fecha límite para despedirte de los recuerdos de lo que sucedió. Por ejemplo, el domingo que viene. Hasta ese día, rememora, intenta subsanar lo subsanable, habla, pide perdón a otros, perdónate, llora o haz todo lo que necesites para cerrar ese capítulo de tu vida.
A partir del día siguiente, despiértate con nuevos bríos. El pasado estará en su lugar, habiendo dejado en nosotros las enseñanzas y los conocimientos necesarios. Será un día nuevo, distinto, sólido, en el que comenzarás a proyectar tu vida hacia adelante, con el corazón y la mente abiertos a nuevas oportunidades y a nuevos comienzos.
¿Estás lista para dejar el pasado en su lugar?