Todos tenemos inquietudes de diversos tipos; esa que tú tienes hoy, es la más frecuente, la que más padecen las personas. A todos se nos presentan, en algún momento, posibilidades para triunfar, el problema es que las dejamos pasar. ¿Por qué lo hacemos?.
La respuesta es simple y para responderla te daré un ejemplo. Seguramente alguna vez habrás visto un partido de football, aunque sólo haya sido por televisión. El partido de football es como la vida.
Trata de observarlo desde este punto de vista .Tenemos por un lado las gradas, allí se encuentran los que observan, los que hacen comentarios sobre el partido, son los que están en estado pasivo. Por otro lado tenemos a los jugadores, los que están en el campo, los que juegan el partido, los que ponen el cuerpo en cada jugada, los que accionan, dicho de otro modo, los que se mueven, los dinámicos, los que a pesar del miedo no se bloquean, los que ponen todo de sí para ganarlo. Me dirás que no siempre ganan, es cierto, pero si no jugaran nunca sabrían que también pueden ganar. Me dirás también que esos jugadores necesitan de los pasivos para que el partido se concrete y también es cierto. Pero ¿cuántos de los que miran son jugadores frustrados que nunca lo intentaron?
Puedo asegurarte que muchos. De todos modos esto no es más que una metáfora para demostrarte que en la vida hay muchos jugadores de otras cosas, del oficio que se te ocurra, del emprendimiento que nunca se animaron a efectuar.
Como te estarás preguntando yo también me pregunté a que se debía esa falta de iniciativa, ese quedarse quieto frente a las posibilidades ofrecidas y me contesté a mí misma que hay dos tipos de personas: las que observan pasar la vida y las que accionan. Este razonamiento me llevó a otra reflexión. ¿Por qué algunas personas frente a una misma situación, pueden accionar y otras no? Las que se bloquean, seguramente es porque están condicionadas, tienen patrones, modelos de vida que no les permiten moverse. Tienen, además, una interpretación de ellos mismos que les cierra todo tipo de posibilidades. Cuando me refiero a posibilidades, estoy diciendo que todos tenemos un abanico de oportunidades en las que podemos sobresalir, distinguirnos, pero las dejamos pasar, preferimos no elegir ese lugar aunque internamente lo estemos deseando. Creemos que no estamos preparados, que no servimos, que no podemos salir al campo de juego y nunca lo probamos. Estas creencias personales, por supuesto, no son auténticas, son opiniones que fuimos escuchando de otros acerca de nosotros mismos, desde que éramos muy pequeños. Fuimos creciendo con estas “etiquetas” convencidos de que nacimos así y de que así moriremos.
De este modo, hemos tomado cada opinión o juicio de valor como la verdad más absoluta. ¿Y qué hicimos? Nos armamos una historia, una identidad, con todas las opiniones que fuimos recogiendo a lo largo de los años y con ellas vamos por la vida. La transitamos, pero no la vivimos. Somos meros observadores y no tenemos nada para ofrecer.¡Cuántas cosas nos guardamos y cuánto nos hemos perdido!
Desde mi óptica, lo mejor que te puede pasar es que puedas “suspender” tus opiniones, tus creencias o tus interpretaciones erróneas, esas que no te permiten concretar deseos y sueños que tanto ambicionas.
Empieza a elegir quién quieres ser y corta todas tus ataduras. ¿Te das cuenta que no estás disfrutando de todo lo bueno que la vida tiene para ofrecerte? Podría pasarte que no logres un éxito seguro pero habrás salido de la inacción y podrás decirte: puse todo mi empeño y tú sabes muy bien que el éxito existe pero no llega sin que lo busques.
Estoy segura que de a poco te irás acercando a esa meta que tan inalcanzable te parece.
Ahora…. yo te pregunto:
TU: ¿dónde quieres vivir?
¿en las gradas o en el campo de juego?
Saludos,
Mel.
La respuesta es simple y para responderla te daré un ejemplo. Seguramente alguna vez habrás visto un partido de football, aunque sólo haya sido por televisión. El partido de football es como la vida.
Trata de observarlo desde este punto de vista .Tenemos por un lado las gradas, allí se encuentran los que observan, los que hacen comentarios sobre el partido, son los que están en estado pasivo. Por otro lado tenemos a los jugadores, los que están en el campo, los que juegan el partido, los que ponen el cuerpo en cada jugada, los que accionan, dicho de otro modo, los que se mueven, los dinámicos, los que a pesar del miedo no se bloquean, los que ponen todo de sí para ganarlo. Me dirás que no siempre ganan, es cierto, pero si no jugaran nunca sabrían que también pueden ganar. Me dirás también que esos jugadores necesitan de los pasivos para que el partido se concrete y también es cierto. Pero ¿cuántos de los que miran son jugadores frustrados que nunca lo intentaron?
Puedo asegurarte que muchos. De todos modos esto no es más que una metáfora para demostrarte que en la vida hay muchos jugadores de otras cosas, del oficio que se te ocurra, del emprendimiento que nunca se animaron a efectuar.
Como te estarás preguntando yo también me pregunté a que se debía esa falta de iniciativa, ese quedarse quieto frente a las posibilidades ofrecidas y me contesté a mí misma que hay dos tipos de personas: las que observan pasar la vida y las que accionan. Este razonamiento me llevó a otra reflexión. ¿Por qué algunas personas frente a una misma situación, pueden accionar y otras no? Las que se bloquean, seguramente es porque están condicionadas, tienen patrones, modelos de vida que no les permiten moverse. Tienen, además, una interpretación de ellos mismos que les cierra todo tipo de posibilidades. Cuando me refiero a posibilidades, estoy diciendo que todos tenemos un abanico de oportunidades en las que podemos sobresalir, distinguirnos, pero las dejamos pasar, preferimos no elegir ese lugar aunque internamente lo estemos deseando. Creemos que no estamos preparados, que no servimos, que no podemos salir al campo de juego y nunca lo probamos. Estas creencias personales, por supuesto, no son auténticas, son opiniones que fuimos escuchando de otros acerca de nosotros mismos, desde que éramos muy pequeños. Fuimos creciendo con estas “etiquetas” convencidos de que nacimos así y de que así moriremos.
De este modo, hemos tomado cada opinión o juicio de valor como la verdad más absoluta. ¿Y qué hicimos? Nos armamos una historia, una identidad, con todas las opiniones que fuimos recogiendo a lo largo de los años y con ellas vamos por la vida. La transitamos, pero no la vivimos. Somos meros observadores y no tenemos nada para ofrecer.¡Cuántas cosas nos guardamos y cuánto nos hemos perdido!
Desde mi óptica, lo mejor que te puede pasar es que puedas “suspender” tus opiniones, tus creencias o tus interpretaciones erróneas, esas que no te permiten concretar deseos y sueños que tanto ambicionas.
Empieza a elegir quién quieres ser y corta todas tus ataduras. ¿Te das cuenta que no estás disfrutando de todo lo bueno que la vida tiene para ofrecerte? Podría pasarte que no logres un éxito seguro pero habrás salido de la inacción y podrás decirte: puse todo mi empeño y tú sabes muy bien que el éxito existe pero no llega sin que lo busques.
Estoy segura que de a poco te irás acercando a esa meta que tan inalcanzable te parece.
Ahora…. yo te pregunto:
TU: ¿dónde quieres vivir?
¿en las gradas o en el campo de juego?
Saludos,
Mel.
Última edición por Mel el Lun 29 Sep 2008, 22:14, editado 2 veces