En un escenario mundial de profunda recesión económica es posible adoptar medidas simples y cotidianas que nos permitan ahorrar y crecer.
¿Cómo impactan estas catástrofes macroeconómicas en la realidad cotidiana de los ciudadanos comunes? ¿Es posible sobrevivir al temporal financiero? ¿Qué medidas podemos adoptar para salir ilesos de esta crisis mundial?
Lo más importante es asimilar las circunstancias y no subestimar los efectos de la coyuntura económica. Es preciso tomarse el tiempo necesario para efectuar un balance pormenorizado de la realidad financiera personal sin realizar pronósticos demasiado optimistas. El juicio certero y la objetividad son de vital importancia para llevar adelante este proceso.
¿Es posible ahorrar en tiempos de crisis?
Definitivamente sí. Pequeños cambios en nuestros hábitos cotidianos pueden marcar la diferencia a favor de las alicaídas economías familiares. He aquí algunas sugerencias:
• Buscar y comparar precios antes de comprar.
• Optar por segundas marcas en lugar de marcas líderes. La publicidad también la pagamos los usuarios.
• Realizar un presupuesto familiar acotado rubro por rubro y ajustarse a él tan fielmente como sea posible.
• Reciclar, reparar y reutilizar son términos que deberán ingresar al vocabulario familiar.
• Consensuar entre todos los integrantes de la familia aquellos gastos que podrían considerarse innecesarios.
• Postergar proyectos que impliquen una excesiva salida de dinero (vacaciones, electrónica, eventos sociales, etc.)
• Modificar radicalmente hábitos de consumo: instalar bombillas de bajo consumo, apagar artefactos eléctricos cuando no están en uso, optimizar el uso de los combustibles en el hogar (gas, nafta para el automóvil, etc.)
• Reducir el uso de las tarjetas de crédito y pagar los consumos en efectivo. Las tasas de interés de las entidades crediticias pueden impactar negativamente en el presupuesto.
• Preferir las comunicaciones telefónicas móviles mediante sistemas corporativos o de pre-pago en lugar de los abonos fijos mensuales.
• Establecer límites de llamadas telefónicas desde líneas fijas domiciliarias (estos límites pueden solicitarse a la compañía prestadora del servicio).
• Adquirir productos comestibles de estación. Los productos fuera de temporada son más caros.
• Reducir los gastos de entretenimiento no implica quedarse en casa. Existen muchas opciones culturales y recreativas gratuitas o muy económicas.
• No asumir riesgos. Este momento en particular no es el adecuado para adquirir compromisos de ninguna índole.
• Consolidar los ahorros. Se impone un nuevo análisis y asignación del dinero ahorrado.
• Evaluar el patrimonio. Estudiar la conveniencia de desprenderse o no de aquellos activos que podrían sufrir una marcada reducción en su valor (viviendas, automóvil, etc.)
• Refinanciar las deudas. Analizar la posibilidad de refinanciar las deudas a plazos mayores, tasas más bajas, solicitar períodos de gracia, en definitiva volver a plantear las condiciones de pago en consonancia con el escenario actual.
Alfredo Jalife, experto en finanzas internacionales, define a esta crisis financiera como: “una redistribución de la riqueza mundial y un nuevo reordenamiento geopolítico global”. Vientos de cambio que auguran mejores tiempos contra todo pronóstico.
Es bueno recordar que el ideograma que en idioma japonés se utiliza para expresar el concepto de crisis, está compuesto por otros dos símbolos que significan peligro + oportunidad. Todo momento de dificultad o riesgo, implica también una posibilidad de crecimiento y progreso. Un auténtico desafío a la paciencia, la inteligencia y la solidaridad.
Gustavo Maceda