“¿Por qué a mí?, me pregunté toda la noche, revolcándome en la cama. Si no fumo, no bebo, si duermo siete horas, si me alimento con una dieta balanceada, si a las siete de la mañana de lunes a viernes estoy en el gimnasio del banco en el piso catorce… y corriendo cada día a las seis mis diez kilómetros en la pista del Bosque de Chapultepec. ¿Por qué a mí?”
-Víctor Hugo Rascón Banda
¿Cuánto darías para que alguien te contestara esa pregunta? ¿Cuánto darías para que apareciera una pitonisa, bruja o vidente y te pudiera dar un panorama del por qué estás viviendo esa crisis emocional, ese tremendo abandono, ese robo inesperado, ese despido sorpresivo o ese cáncer tan doloroso?
Podrías pensar ¿Por qué a mí? y no a mi vecina Doña María que siempre está maldiciendo contra todos ¿Por qué a mí? y no a los secuestradores o asesinos que andan sueltos en las calles ¿Por qué a mí? y no a los que roban, asaltan, envidian o traicionan ¿Por qué a mí? y no al político corrupto, al empresario engreído o al esposo violento.
Uno de los obstáculos más difíciles de saltar del ser humano es su propia soberbia; pero logras brincarla cuando entiendes y no juzgas lo que te pasa, sino te enfocas en lo que necesitas hacer con lo que te pasa.
Nos sentimos invencibles, inmortales e inmunes a cualquier enfermedad, experiencia difícil o momento complicado. Nos las pasamos comparando con los demás, de por qué me siento más débil, más enfermo, con menos dinero o con más problemas.
Creo mucho en la ley del boomerang, en donde la vida te regresa lo que le envías. Por la importancia de cuidar cada uno de nuestros pensamientos o acciones que compartimos con los demás. Estoy totalmente consciente de que estamos viviendo una realidad creada por nosotros mismos, como resultado de nuestras decisiones.
Pero también entiendo que hay algo mucho más allá de nosotros, que permite que sucedan experiencias difíciles para darnos aprendizaje y lecciones de amor. Bien dicen que Dios aprieta pero no ahorca. Cuando menos lo esperas, Él está a tu lado.
Si nos dejáramos fluir aceptando los mensajes de Allá arriba, creas en lo que creas, podríamos encontrar una vida más ligera y le daríamos más sentido a todo lo que nos sucede.
Tu vida es un plan perfecto; es un conjunto de instantes armoniosamente ordenados que van diseñando tu historia. Este momento por el que estás viviendo también pasará y se unirá a tu álbum personal, dejando una pequeña anotación de lo aprendido. Tan simple como eso.
No te compares, cuestiones, no juzgues ni trates de ganarle a la vida. Es desgastante y te lleva al vacío, a la nada. Al contrario, busca dentro de ti lo que el Universo te quiere mostrar no sólo para tu propio beneficio sino para también compartirlo con los demás.
No estás aquí para sufrir, sino gozar. Probablemente has pasado pruebas difíciles, pero ¿sabes? estoy plenamente convencido de que al final del día te llevarán a lo que realmente deseas, siempre y cuando estés dispuesto a que aparezcan milagros en tu vida. Siempre he creído que la noche obscura trae consigo un amanecer maravilloso.
Desapégate de la obsesión de que no haya problemas, porque de alguna u otra forma siempre estarán presentes. Y la gran noticia es que al día de hoy no se ha descubierto que entre más preocupación más fácil desaparecen las crisis.
No podemos andar por la vida preguntándonos todo el santo día ¿Por qué a mí? Porque ni encontraremos la respuesta ni dejaremos de sufrir. Al contrario, magnificaremos nuestro acontecimiento y un vaso de agua lo podemos convertir en una gran tormenta.
La vida te responde con otra pregunta y te dice: ¿Y Por qué no? ¿Quién eres tú para no vivir lo que te tengo preparado? ¿Cómo sabes en este momento exactamente lo que te mereces o realmente necesitas?
El encanto es no saber lo que nos espera; pero te aseguro que será mucho mejor que hoy, si así deseas y decides que sea.
Es el momento para preguntarte en el fondo de tu corazón, simple y sencillamente: ¿PARA QUÉ estoy viviendo esto?
Recuerda que si haces la pregunta correcta llegará la respuesta adecuada. No pidas explicaciones, sólo lecciones. Si lo haces, encontrarás mucho aprendizaje, pero sobre todo mucha paz y tranquilidad.
Con cariño,
Mel.
-Víctor Hugo Rascón Banda
¿Cuánto darías para que alguien te contestara esa pregunta? ¿Cuánto darías para que apareciera una pitonisa, bruja o vidente y te pudiera dar un panorama del por qué estás viviendo esa crisis emocional, ese tremendo abandono, ese robo inesperado, ese despido sorpresivo o ese cáncer tan doloroso?
Podrías pensar ¿Por qué a mí? y no a mi vecina Doña María que siempre está maldiciendo contra todos ¿Por qué a mí? y no a los secuestradores o asesinos que andan sueltos en las calles ¿Por qué a mí? y no a los que roban, asaltan, envidian o traicionan ¿Por qué a mí? y no al político corrupto, al empresario engreído o al esposo violento.
Uno de los obstáculos más difíciles de saltar del ser humano es su propia soberbia; pero logras brincarla cuando entiendes y no juzgas lo que te pasa, sino te enfocas en lo que necesitas hacer con lo que te pasa.
Nos sentimos invencibles, inmortales e inmunes a cualquier enfermedad, experiencia difícil o momento complicado. Nos las pasamos comparando con los demás, de por qué me siento más débil, más enfermo, con menos dinero o con más problemas.
Creo mucho en la ley del boomerang, en donde la vida te regresa lo que le envías. Por la importancia de cuidar cada uno de nuestros pensamientos o acciones que compartimos con los demás. Estoy totalmente consciente de que estamos viviendo una realidad creada por nosotros mismos, como resultado de nuestras decisiones.
Pero también entiendo que hay algo mucho más allá de nosotros, que permite que sucedan experiencias difíciles para darnos aprendizaje y lecciones de amor. Bien dicen que Dios aprieta pero no ahorca. Cuando menos lo esperas, Él está a tu lado.
Si nos dejáramos fluir aceptando los mensajes de Allá arriba, creas en lo que creas, podríamos encontrar una vida más ligera y le daríamos más sentido a todo lo que nos sucede.
Tu vida es un plan perfecto; es un conjunto de instantes armoniosamente ordenados que van diseñando tu historia. Este momento por el que estás viviendo también pasará y se unirá a tu álbum personal, dejando una pequeña anotación de lo aprendido. Tan simple como eso.
No te compares, cuestiones, no juzgues ni trates de ganarle a la vida. Es desgastante y te lleva al vacío, a la nada. Al contrario, busca dentro de ti lo que el Universo te quiere mostrar no sólo para tu propio beneficio sino para también compartirlo con los demás.
No estás aquí para sufrir, sino gozar. Probablemente has pasado pruebas difíciles, pero ¿sabes? estoy plenamente convencido de que al final del día te llevarán a lo que realmente deseas, siempre y cuando estés dispuesto a que aparezcan milagros en tu vida. Siempre he creído que la noche obscura trae consigo un amanecer maravilloso.
Desapégate de la obsesión de que no haya problemas, porque de alguna u otra forma siempre estarán presentes. Y la gran noticia es que al día de hoy no se ha descubierto que entre más preocupación más fácil desaparecen las crisis.
No podemos andar por la vida preguntándonos todo el santo día ¿Por qué a mí? Porque ni encontraremos la respuesta ni dejaremos de sufrir. Al contrario, magnificaremos nuestro acontecimiento y un vaso de agua lo podemos convertir en una gran tormenta.
La vida te responde con otra pregunta y te dice: ¿Y Por qué no? ¿Quién eres tú para no vivir lo que te tengo preparado? ¿Cómo sabes en este momento exactamente lo que te mereces o realmente necesitas?
El encanto es no saber lo que nos espera; pero te aseguro que será mucho mejor que hoy, si así deseas y decides que sea.
Es el momento para preguntarte en el fondo de tu corazón, simple y sencillamente: ¿PARA QUÉ estoy viviendo esto?
Recuerda que si haces la pregunta correcta llegará la respuesta adecuada. No pidas explicaciones, sólo lecciones. Si lo haces, encontrarás mucho aprendizaje, pero sobre todo mucha paz y tranquilidad.
Con cariño,
Mel.