Un muchacho un poco lento, encuentra la mujer de su vida, se enamora y decide contraer matrimonio con la susodicha.
El padre del muchacho al saber la decision de su hijo, siente un poco de lástima por el, ya que con su problema iba a echar todo a perder la noche de bodas. pensando en como ayudarlo, decide hospedarse en la habitación siguiente de la que se hospedaría su hijo en aquella noche tan especial para el muchacho, y así poder gritarle desde el otro lado quÉ hacer en caso de algún problema.
Bueno, llega la noche tan esperada y todo se hace como tenían planeado. Pero el joven que no era lento para otras cosas se las arreglÓ solo perfectamente.
Después del acto al joven le dan ganas de ir al baño a orinar. De regreso no se percató de que habían dejado una vacinica llena de mierda al lado de la cama y como todo estaba tan oscuro, metió hasta las rodillas en el caquero aquel, con gran enojo el joven grita ¡MALDITA SEA ME EMBARRE DE MIERDA!
El padre, que estaba esperando con ansias poder ayudar a su hijo, le grita desde la otra habitación:
"¡DALE VUELTA MI HIJO, DALE VUELTA
El padre del muchacho al saber la decision de su hijo, siente un poco de lástima por el, ya que con su problema iba a echar todo a perder la noche de bodas. pensando en como ayudarlo, decide hospedarse en la habitación siguiente de la que se hospedaría su hijo en aquella noche tan especial para el muchacho, y así poder gritarle desde el otro lado quÉ hacer en caso de algún problema.
Bueno, llega la noche tan esperada y todo se hace como tenían planeado. Pero el joven que no era lento para otras cosas se las arreglÓ solo perfectamente.
Después del acto al joven le dan ganas de ir al baño a orinar. De regreso no se percató de que habían dejado una vacinica llena de mierda al lado de la cama y como todo estaba tan oscuro, metió hasta las rodillas en el caquero aquel, con gran enojo el joven grita ¡MALDITA SEA ME EMBARRE DE MIERDA!
El padre, que estaba esperando con ansias poder ayudar a su hijo, le grita desde la otra habitación:
"¡DALE VUELTA MI HIJO, DALE VUELTA