Con frecuencia hablamos sobre la necesidad de tener buena onda, cuando nos encontramos con una persona que nos simpatiza decimos, “tiene buena onda”, por el contrario, si alguien es negativo o negativa, decimos que tira “mala onda”… ¿qué es esto, y de qué manera nos afecta o nos beneficia? ¿Cómo contrarrestar lo negativo?
La buenas onda (o la buena vibra) es una disposición natural del ánimo, y la persona a la que podemos describir de este modo es simpática, alegre, de buena disposición. Tiene energía positiva e intenta transmitirla a los demás. Es comprensiva y está siempre lista para ayudarte.
Rodearnos de gente buena onda implica que contemos incondicionalmente con ellos, que disfrutemos de “inyecciones” de energía positiva en cualquier momento, que tengamos apoyo y contención cuando nos resulte necesario.
Por el contrario, la gente con mala onda es malhumorada, negativa, pesimista, y hará lo posible y lo imposible por tirarte hacia abajo, para situarte en el lugar en que ellos están.
Suelen ver lo malo de cada situación y agrandarlo, e intentan disminuir tus posibilidades de sentirte bien. Si notan tus logros, los minimizan o hacen comentarios despectivos para impedir que te conectes con la felicidad que te mereces. Rodearnos de este tipo de gente (sean quienes sean) nos augura zozobra interna e infelicidad constante.
¿Cómo contrarrestar a las personas con mala vibra? Considero que si llegan a interferir en tu manera de ser, en tu felicidad y en tu tranquilidad, y si ya has probado algunas recetas que no surtieron efecto, es sano mantenerlos al margen (o alejados) de nuestra vida diaria, pero si no te es posible en este momento (porque es un familiar, tu jefe, etc.) te propongo este ejercicio que funciona estupendamente:
Cuando estés en un lugar tranquilo, imagina que hay una pared entre tú y esa persona negativa.
Es una pared grande, ancha, sólida, que te mantiene a salvo de las “ondas” de ese ser. Del otro lado de la pared, tú estás tranquilo(a): es tu lugar bien seguro.
Escuchas a la otra persona, puedes mirarla, pero toda su intención queda del otro lado de la pared, tú aquí estás a salvo. Respira tranquilamente hasta que sientas paz de este lado (al principio puede llevarte unos minutos alcanzar este estado de quietud interna). Repite este ejercicio todas las veces que sea necesario, puede ser 3 ó 7 días, por ejemplo, hasta que al imaginarte de tu lado seguro de la pared inmediatamente puedas respirar con tranquilidad.
¡Y rodéate siempre de gente buena onda! Aporta muchísimo a tu calidad de vida.
Saludos
Mel.
La buenas onda (o la buena vibra) es una disposición natural del ánimo, y la persona a la que podemos describir de este modo es simpática, alegre, de buena disposición. Tiene energía positiva e intenta transmitirla a los demás. Es comprensiva y está siempre lista para ayudarte.
Rodearnos de gente buena onda implica que contemos incondicionalmente con ellos, que disfrutemos de “inyecciones” de energía positiva en cualquier momento, que tengamos apoyo y contención cuando nos resulte necesario.
Por el contrario, la gente con mala onda es malhumorada, negativa, pesimista, y hará lo posible y lo imposible por tirarte hacia abajo, para situarte en el lugar en que ellos están.
Suelen ver lo malo de cada situación y agrandarlo, e intentan disminuir tus posibilidades de sentirte bien. Si notan tus logros, los minimizan o hacen comentarios despectivos para impedir que te conectes con la felicidad que te mereces. Rodearnos de este tipo de gente (sean quienes sean) nos augura zozobra interna e infelicidad constante.
¿Cómo contrarrestar a las personas con mala vibra? Considero que si llegan a interferir en tu manera de ser, en tu felicidad y en tu tranquilidad, y si ya has probado algunas recetas que no surtieron efecto, es sano mantenerlos al margen (o alejados) de nuestra vida diaria, pero si no te es posible en este momento (porque es un familiar, tu jefe, etc.) te propongo este ejercicio que funciona estupendamente:
Cuando estés en un lugar tranquilo, imagina que hay una pared entre tú y esa persona negativa.
Es una pared grande, ancha, sólida, que te mantiene a salvo de las “ondas” de ese ser. Del otro lado de la pared, tú estás tranquilo(a): es tu lugar bien seguro.
Escuchas a la otra persona, puedes mirarla, pero toda su intención queda del otro lado de la pared, tú aquí estás a salvo. Respira tranquilamente hasta que sientas paz de este lado (al principio puede llevarte unos minutos alcanzar este estado de quietud interna). Repite este ejercicio todas las veces que sea necesario, puede ser 3 ó 7 días, por ejemplo, hasta que al imaginarte de tu lado seguro de la pared inmediatamente puedas respirar con tranquilidad.
¡Y rodéate siempre de gente buena onda! Aporta muchísimo a tu calidad de vida.
Saludos
Mel.