Este es un ensayo maravilloso de Helen Keller, invidente y sorda desde la infancia, es para leerlo y reflexionar
Con frecuencia pienso que sería una bendición para cada ser humano si fueran privados de la visión y la capacidad de oir por unos pocos días durante sus primeros años de adultez. La oscuridad los haría apreciar más la luz, el silencio les enseñaría el disfrute de los sonidos.
Siempre he motivado a mis amigos videntes a descubrir que pueden ver. Recientemente pregunté a un amiga, quien había regresado de una larga caminata por los bosques, qué había observado. “Nada en particular”, me dijo.
Cómo puede ser esto posible, me pregunté, ¿caminar por una hora a través de un busque y no ver nada digno de ser visto?
Yo, quien no puedo ver, encuentro cientos de cosas interesante sólo por medio del tacto. Siento la delicada simetría de una hoja. Paso mis manos con amor por la suave piel de un abedul, o por la rugosa piel de un pino.
En primavera toco las ramas de los árboles en busca de una señal del despertar de la naturaleza después del sueño de invierno. Ocasionalmente, si soy muy afortunada, pongo mis manos gentilmente sobre un pequeño árbol y siento el canto feliz de un ave -
Al tiempo que mi corazón llora con ansias de ver todas esas cosas. Si puedo sentir tanto placer sólo tocándolas, cuánto más disfrute y belleza serían revelados si pudiera verlas. Me he imaginado qué me gustaría ver más si me fueran dados sólo tres días para usar mis ojos.
El primer día, desearía ver la gente cuya calidez y compasión han hecho que mi vida valga la pena ser vivida. Yo no sé lo que es mirar dentro del corazón de un amigo a través de esa “ventana del alma” que son los ojos. Sólo puedo ver a través de mis dedos la superficie de su rostro. Puedo detectar risas, dolor y otras emociones obvias. Conozco a mis amigos desde el tacto de sus rostros.
Por ejemplo, ¿puedes describir con presición los rostros de cinco amigos diferentes? Como un experimento, he preguntado a esposos sobre el color de los ojos de su pareja y frecuentemente expresan vergüenza y confusión al admitir que no lo saben.
Debería ver esos libros que me han sido leídos y los cuales me han revelado los canales más profundos de la vida humana. En la tarde debería tomar una larga caminata por los bosques e intoxicar mis ojos con las bellezas del mundo de la naturaleza. Y rezaría por la gloria de un colorido atardecer. Esa noche, no podría ser capaz de dormir.
En mi segundo día, iría a ver el progreso del hombre e iría los museos. Trataría de entrar en el alma del hombre a través de su arte. Las cosas que veo a través del tacto las podría ver ahora. En la tarde de mi segundo día lo pasaría en el teatro o en el cine.
La mañana siguiente vería el amanecer ansiosa por descubrir nuevas delicias, nuevas revelaciones de belleza. Este tercer día lo pasaría en el mundo del trabajo de los hombres, viendo cómo transcurren por el negocio de la vida.
A la media noche permanecería cerca de la noche de nuevo. Sólo cuando la oscuridad haya descendido sobe mí por completo podría yo darme cuenta ¡de cuánto he dejado de ver!
Estoy segura de que si pudieras enfrentar la realidad de la invidencia, podrías usar tus ojos como nunca antes. Todo lo que verías se convertiría en algo de mucho valor para ti. Tus ojos tocarían y abrazarían cada objeto que se encuentra en tu rango de visión. Entonces, por lo menos, verías realmente, y un nuevo mundo de belleza se abriría ante ti.
Yo, soy invidente y puedo dar un golpe a aquellos que pueden ver: usen sus ojos como si mañana te volvieras invidente. Y el mismo método puede ser aplicado a todos los sentidos. Escucha la música de las voces, la canción de un pájaro, los sonidos de una orquesta como si mañana te convirtieras en alguien sordo. Toca cada objeto como si mañana tu capacidad de tocar y sentir se tuviera que ir.
Huele el perfume de las flores y prueba cada bocado como si mañana no pudieras oler ni probar de nuevo. Haz lo mayor y mejor con cada uno de tus sentidos. Magnifica todas las facetas de placer y belleza que el mundo te revela a través de cualquier medio de contacto que la naturaleza te provea. Pero, de todos los sentidos, estoy segura de que la vista debe ser el más delicioso de todos.