En Estados Unidos algunas mujeres hacen esto como regalo de Día de San Valentín para sus esposos. Muchas lo hacen simplemente porque quieren volver a ser como cuando eran vírgenes o para ofrecer ese “regalo” a sus segundos esposos, tal es el caso de las cantantes Marbell y Gloria Trevi. “Volver a ser virgen”, se puso de moda? ¿Los avances de la ciencia o la regresión cultural?
Aunque su función biológica es todavía desconocida, su función social es considerada un símbolo mitológico en muchas culturas. El “himen intocado”, o “la cofia de doncella”, se considera desde el siglo XIX sello de garantía de la virtud y la pureza de las jóvenes.
La himenoplastía es una cirugía permite reconstruir el himen y devolverle a la mujer la ‘cualidad de virgen’, sea por razones éticas, culturales o religiosas. La restauración puede realizarla un cirujano, bajo anestesia local.
Existen dos tipos de himenoplastía:
1) Se sutura una rotura en el himen que pudo ser causa de una situación de abuso sexual, por ejemplo. Esta se puede realizar poco tiempo después del incidente para facilitar el proceso de recuperación.
2) Se crea una membrana con irrigación sanguínea por razones puramente cosméticas. Algunas veces, esto puede incluir una cápsula gelatinosa de una sustancia artificial semejante a la sangre. Esta cirugía puede realizarse poco tiempo antes del matrimonio. Una pequeña sección de la pared vaginal es cortada para la reconstrucción del himen cuando los restos de la membrana son insuficientes.
Se recomienda que las mujeres que se realicen esta intervención, eviten cualquier tipo de actividad sexual por al menos 3 meses después de este
procedimiento.
La operación puede generar un poco de sangrado durante las primeras 48 a 72 horas. Se utilizan hilos absorbentes, por lo cual no es necesario quitar los puntos. El nivel de inflamación que produce la intervención es mínimo. Las cicatrices que puedan resultar son pequeñas y se vuelven poco evidentes con el tiempo.
Cuando la membrana vuelva a romperse, causará una ligera hemorragia y cierto dolor e incomodidad durante las relaciones sexuales, que puede
prolongarse durante semanas.
La nueva tendencia provoca críticas variadas: líderes religiosos cristianos y musulmanes lo equiparan a una mentira y una afrenta a la promoción de la abstinencia sexual entre los jóvenes hasta llegar al matrimonio. Y para las feministas puede ser una mutilación y una concesión de las mujeres ante una pretensión machista.
Aunque su función biológica es todavía desconocida, su función social es considerada un símbolo mitológico en muchas culturas. El “himen intocado”, o “la cofia de doncella”, se considera desde el siglo XIX sello de garantía de la virtud y la pureza de las jóvenes.
La himenoplastía es una cirugía permite reconstruir el himen y devolverle a la mujer la ‘cualidad de virgen’, sea por razones éticas, culturales o religiosas. La restauración puede realizarla un cirujano, bajo anestesia local.
Existen dos tipos de himenoplastía:
1) Se sutura una rotura en el himen que pudo ser causa de una situación de abuso sexual, por ejemplo. Esta se puede realizar poco tiempo después del incidente para facilitar el proceso de recuperación.
2) Se crea una membrana con irrigación sanguínea por razones puramente cosméticas. Algunas veces, esto puede incluir una cápsula gelatinosa de una sustancia artificial semejante a la sangre. Esta cirugía puede realizarse poco tiempo antes del matrimonio. Una pequeña sección de la pared vaginal es cortada para la reconstrucción del himen cuando los restos de la membrana son insuficientes.
Se recomienda que las mujeres que se realicen esta intervención, eviten cualquier tipo de actividad sexual por al menos 3 meses después de este
procedimiento.
La operación puede generar un poco de sangrado durante las primeras 48 a 72 horas. Se utilizan hilos absorbentes, por lo cual no es necesario quitar los puntos. El nivel de inflamación que produce la intervención es mínimo. Las cicatrices que puedan resultar son pequeñas y se vuelven poco evidentes con el tiempo.
Cuando la membrana vuelva a romperse, causará una ligera hemorragia y cierto dolor e incomodidad durante las relaciones sexuales, que puede
prolongarse durante semanas.
La nueva tendencia provoca críticas variadas: líderes religiosos cristianos y musulmanes lo equiparan a una mentira y una afrenta a la promoción de la abstinencia sexual entre los jóvenes hasta llegar al matrimonio. Y para las feministas puede ser una mutilación y una concesión de las mujeres ante una pretensión machista.