Debo aprender que no debo poner toda la
motivación de mi vida en una persona.
Debo entender que no se debe rogar amor y que
una relación de pareja no es para vivir angustiada.
Debo aceptar que en el amor, como en cualquier
otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo lo único que hace es dificultar más las cosas.
Debo aprender que no es bueno sobrevalorar, endiosar ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos, y no debo esperar de
mi pareja más de lo que puedo esperar de un ser humano.
Debo aprender que es bueno ser como soy, siempre
y cuando eso no implique faltar el respeto a quien este conmigo.
Debo aceptar que en algunas ocasiones es
necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto y firme para brincar.
Debo tener presente que el sentir algo hoy, no
implica que lo sienta mañana, y así como me permito disfrutar, también debo permitirme llorar, ya que el dolor es parte de la vida, al igual que el placer.
Debo entender que la comodidad que me brinda la
rutina es falsa, porque la vida está en constante movimiento, porque es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural que se maneja en la vida cotidiana.
Debo aceptar que los planes pueden desaparecer
en un instante, por que el futuro se mueve como el desee y no como a mí me dé la gana. Si este me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por todo lo que no pude hacer.
Debo aceptar que alrededor del amor, la sociedad
ha creado muchas cosas que son un fraude.
Por eso debo dejar de volverle la cara a la
verdad solo por seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor. Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón es una mentira, debo aceptarlo; llorando, desahogándome y renaciendo como la nueva persona que seré.
Debo mejorar mi autoestima… para que la partida
de quien quiero no me haga sentir despreciada (o), humillada o rechazada.
Para no ser tan sensible al abandono. Para que no hiera mi ego, para no terminar creyendo que me dejaron por fea o por tonta. Para poder aceptar que simplemente funciono el tiempo que tuvo que funcionar, para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.
Debo aceptar que a quien le agrado hoy, no es seguro que le agrade mañana. Y eso no tiene por que ofenderme si lo acepto. Si acepto que a veces las personas que quien este conmigo tiene derecho a no estarlo y a que yo ya no le guste. Si acepto que a quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no
me satisfagan.
Debo recordar que a veces, lo bueno se obtiene
esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y recordar… que la impaciencia es producto de un impulso emocional que tal vez pronto pasara. Que
la impaciencia asfixia a quien está conmigo.
Que la presión se puede convertir en irrespeto, que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influida por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad,
ahí no ve mi verdad, va mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta.
Además, si soy paciente no veré como sufrimiento
el tiempo que estoy en espera lo que me decía ayer. Debo aprender a no ser posesiva, el que alguien se vaya no es
perder una pertenencia que me gustaba mucho, mi pareja no es mía, es prestada, y “su dueño“tiene derecho a llevársela cuando desee.
Y aunque ser dueña de alguien brinde más seguridad
que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque crea que es mío, no lo es, por lo tanto… no puedo decidir sobre la vida de quien este conmigo.
No puedo esperar que haga solo lo que yo desee. No puedo controlarle, manipularle, adueñarme de el, no contralar su destino. No debo reclamarle a la vida, porque me quito lo que me prestó.
Debo aprender que nunca dejare de aprender, y
que mientras continuo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.
motivación de mi vida en una persona.
Debo entender que no se debe rogar amor y que
una relación de pareja no es para vivir angustiada.
Debo aceptar que en el amor, como en cualquier
otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo lo único que hace es dificultar más las cosas.
Debo aprender que no es bueno sobrevalorar, endiosar ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos, y no debo esperar de
mi pareja más de lo que puedo esperar de un ser humano.
Debo aprender que es bueno ser como soy, siempre
y cuando eso no implique faltar el respeto a quien este conmigo.
Debo aceptar que en algunas ocasiones es
necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto y firme para brincar.
Debo tener presente que el sentir algo hoy, no
implica que lo sienta mañana, y así como me permito disfrutar, también debo permitirme llorar, ya que el dolor es parte de la vida, al igual que el placer.
Debo entender que la comodidad que me brinda la
rutina es falsa, porque la vida está en constante movimiento, porque es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural que se maneja en la vida cotidiana.
Debo aceptar que los planes pueden desaparecer
en un instante, por que el futuro se mueve como el desee y no como a mí me dé la gana. Si este me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por todo lo que no pude hacer.
Debo aceptar que alrededor del amor, la sociedad
ha creado muchas cosas que son un fraude.
Por eso debo dejar de volverle la cara a la
verdad solo por seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor. Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón es una mentira, debo aceptarlo; llorando, desahogándome y renaciendo como la nueva persona que seré.
Debo mejorar mi autoestima… para que la partida
de quien quiero no me haga sentir despreciada (o), humillada o rechazada.
Para no ser tan sensible al abandono. Para que no hiera mi ego, para no terminar creyendo que me dejaron por fea o por tonta. Para poder aceptar que simplemente funciono el tiempo que tuvo que funcionar, para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.
Debo aceptar que a quien le agrado hoy, no es seguro que le agrade mañana. Y eso no tiene por que ofenderme si lo acepto. Si acepto que a veces las personas que quien este conmigo tiene derecho a no estarlo y a que yo ya no le guste. Si acepto que a quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no
me satisfagan.
Debo recordar que a veces, lo bueno se obtiene
esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y recordar… que la impaciencia es producto de un impulso emocional que tal vez pronto pasara. Que
la impaciencia asfixia a quien está conmigo.
Que la presión se puede convertir en irrespeto, que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influida por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad,
ahí no ve mi verdad, va mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta.
Además, si soy paciente no veré como sufrimiento
el tiempo que estoy en espera lo que me decía ayer. Debo aprender a no ser posesiva, el que alguien se vaya no es
perder una pertenencia que me gustaba mucho, mi pareja no es mía, es prestada, y “su dueño“tiene derecho a llevársela cuando desee.
Y aunque ser dueña de alguien brinde más seguridad
que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque crea que es mío, no lo es, por lo tanto… no puedo decidir sobre la vida de quien este conmigo.
No puedo esperar que haga solo lo que yo desee. No puedo controlarle, manipularle, adueñarme de el, no contralar su destino. No debo reclamarle a la vida, porque me quito lo que me prestó.
Debo aprender que nunca dejare de aprender, y
que mientras continuo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.