Hoy quiero compartirte un pequeño cuento que nos da más luz acerca del tema:
Dos monjes
Autor/a: Anónimo
Dos monjes paseaban a lo largo de un arroyo, de regreso al monasterio. De repente, se encontraron con una mujer en un vestido nupcial sentada al borde del arroyo, llorando.
Cuando los monjes le preguntaron qué le sucedía, ella contó -entre lágrimas- que necesitaba atravesar el arroyo para llegar a su boda, pero que no se animaba por temor a arruinar su traje de novia.
En su orden, estos monjes tenían prohibido tocar a una mujer. Pero uno de ellos se compadeció de la novia e, ignorando la prohibición, la cargó sobre sus hombros y atravesó con ella el arroyo, sin mojar su vestido. La mujer le sonrió y corrió hacia la capilla.
El otro monje estaba atónito. ¿Cómo pudiste hacer semejante cosa?, reprendió a su compañero. Sabes que tenemos prohibido tocar a una mujer. Menos aún cargarla sobre nuestro cuerpo!
El monje "en infracción" escuchó en silencio todo el sermón de su compañero, que se extendió hasta la llegada al monasterio. Allí, ambos hermanos se fueron a dormir. Pero a media noche, su compañero lo despertó y volvió a regañarlo:¿Cómo pudiste hacerlo? No hacía falta que tú cargaras a esa mujer, podríamos haber pedido ayuda a alguien más. Fuiste un mal monje
¿Qué mujer?preguntó el otro religioso, entre sueños.
¿Ni siquiera te acuerdas? La mujer que cargaste en el arroyo, dijo el otro hermano.
Oh... ella, se rió su compañero. Yo sólo la cargué a través del arroyo. Tú la cargaste durante todo el camino y sigues con ella encima.
Reflexion: “El dolor es inevitable, sufrir es opcional"
Ten presente, desde que iniciamos el despertar cada día empezamos a tomar decisiones que afectan el resto de nuestra jornada, o para el caso, de nuestra existencia.
¡Tú tienes el poder de tener un día que valga la pena para ti, y para los que te rodean!
Saludos y que tengas una especial semana…
Dos monjes
Autor/a: Anónimo
Dos monjes paseaban a lo largo de un arroyo, de regreso al monasterio. De repente, se encontraron con una mujer en un vestido nupcial sentada al borde del arroyo, llorando.
Cuando los monjes le preguntaron qué le sucedía, ella contó -entre lágrimas- que necesitaba atravesar el arroyo para llegar a su boda, pero que no se animaba por temor a arruinar su traje de novia.
En su orden, estos monjes tenían prohibido tocar a una mujer. Pero uno de ellos se compadeció de la novia e, ignorando la prohibición, la cargó sobre sus hombros y atravesó con ella el arroyo, sin mojar su vestido. La mujer le sonrió y corrió hacia la capilla.
El otro monje estaba atónito. ¿Cómo pudiste hacer semejante cosa?, reprendió a su compañero. Sabes que tenemos prohibido tocar a una mujer. Menos aún cargarla sobre nuestro cuerpo!
El monje "en infracción" escuchó en silencio todo el sermón de su compañero, que se extendió hasta la llegada al monasterio. Allí, ambos hermanos se fueron a dormir. Pero a media noche, su compañero lo despertó y volvió a regañarlo:¿Cómo pudiste hacerlo? No hacía falta que tú cargaras a esa mujer, podríamos haber pedido ayuda a alguien más. Fuiste un mal monje
¿Qué mujer?preguntó el otro religioso, entre sueños.
¿Ni siquiera te acuerdas? La mujer que cargaste en el arroyo, dijo el otro hermano.
Oh... ella, se rió su compañero. Yo sólo la cargué a través del arroyo. Tú la cargaste durante todo el camino y sigues con ella encima.
Reflexion: “El dolor es inevitable, sufrir es opcional"
Ten presente, desde que iniciamos el despertar cada día empezamos a tomar decisiones que afectan el resto de nuestra jornada, o para el caso, de nuestra existencia.
¡Tú tienes el poder de tener un día que valga la pena para ti, y para los que te rodean!
Saludos y que tengas una especial semana…