Un error muy común en el que solemos caer las mujeres es pensar en los hombres desde nuestra perspectiva, para entender qué piensan o descifrar actitudes que, a nuestro juicio, son poco claras. También, muchos hombres creen que es una tarea prácticamente imposible entender a las mujeres… ¡igual es mucho lo que se puede lograr para mejorar la comunicación con el sexo opuesto!
Desde pequeños, a niños y a niñas los crían de maneras muy diferentes. Las niñas juegan con muñecas, a ser madres, a cambiar pañales y a soñar con el príncipe azul que traerá la felicidad completa a nuestra vida, el día que nos casemos.
Crecen soñando con el vestido blanco y con una boda que traerá la felicidad eterna.
Los varones juegan a la pelota y aprenden a dar patadas (generalmente innecesarias) y a recibirlas. A ser rudos y a aguantar el dolor para no expresarlo ante ninguna circunstancia. ¡No deben llorar nunca! Expresar sus sentimientos, lo menos posible.
A esta diferencia básica de la infancia, se le suma la diferencia de roles en la sociedad (y en la familia que crean) cuando grandes. Esto es algo que va cambiando en ciertos sectores, pero muy paulatinamente. Hay culturas (u hombres de estas culturas que piensan así) en las cuales aún no está muy bien visto que una mujer acceda a un puesto muy importante en una compañía o tenga amigos varones, por ejemplo.
Cabe destacar, entonces, que tratar de pensar en un hombre desde la óptica de una mujer puede resultar infructuoso. Claro que cada hombre tiene su peculiaridad. En mayor o menor grado, los hay sensibles, respetuosos, considerados, conectados con sus emociones, expresivos, compañeros.
Pero atribuirles pensamientos o actitudes “femeninas” porque son moneda corriente para nosotras, esperar que ellos reaccionen de manera similar ante una circunstancia dada o que comprendan nuestra emotividad, sólo porque la expresamos, es, en la gran mayoría de los casos, pedirle peras al olmo.
Asimismo, los hombres dicen que es difícil entender a las mujeres, mientras nosotras nos quejamos de que no comprenden nuestra problemática o nuestros sentimientos - es que lo analizan desde su propia realidad, con otra percepción de las cosas, muy diferentes a la nuestra.
Para que el sexo opuesto nos entienda, expliquemos claramente qué nos pasa, de una manera que puedan comprender. El código interno de hombres y mujeres es diferente. La manera de decodificar la información que les brindamos, también. Hablemos con claridad y no supongamos que les sucede o piensan lo mismo, porque las vivencias pasadas que tuvimos son diferentes, y el lenguaje (interno y externo), también.
¡Es bien posible lograr comunicarse y un entendimiento cabal con el sexo opuesto! Depende de tu inteligencia…
Con carño,
Mel
Desde pequeños, a niños y a niñas los crían de maneras muy diferentes. Las niñas juegan con muñecas, a ser madres, a cambiar pañales y a soñar con el príncipe azul que traerá la felicidad completa a nuestra vida, el día que nos casemos.
Crecen soñando con el vestido blanco y con una boda que traerá la felicidad eterna.
Los varones juegan a la pelota y aprenden a dar patadas (generalmente innecesarias) y a recibirlas. A ser rudos y a aguantar el dolor para no expresarlo ante ninguna circunstancia. ¡No deben llorar nunca! Expresar sus sentimientos, lo menos posible.
A esta diferencia básica de la infancia, se le suma la diferencia de roles en la sociedad (y en la familia que crean) cuando grandes. Esto es algo que va cambiando en ciertos sectores, pero muy paulatinamente. Hay culturas (u hombres de estas culturas que piensan así) en las cuales aún no está muy bien visto que una mujer acceda a un puesto muy importante en una compañía o tenga amigos varones, por ejemplo.
Cabe destacar, entonces, que tratar de pensar en un hombre desde la óptica de una mujer puede resultar infructuoso. Claro que cada hombre tiene su peculiaridad. En mayor o menor grado, los hay sensibles, respetuosos, considerados, conectados con sus emociones, expresivos, compañeros.
Pero atribuirles pensamientos o actitudes “femeninas” porque son moneda corriente para nosotras, esperar que ellos reaccionen de manera similar ante una circunstancia dada o que comprendan nuestra emotividad, sólo porque la expresamos, es, en la gran mayoría de los casos, pedirle peras al olmo.
Asimismo, los hombres dicen que es difícil entender a las mujeres, mientras nosotras nos quejamos de que no comprenden nuestra problemática o nuestros sentimientos - es que lo analizan desde su propia realidad, con otra percepción de las cosas, muy diferentes a la nuestra.
Para que el sexo opuesto nos entienda, expliquemos claramente qué nos pasa, de una manera que puedan comprender. El código interno de hombres y mujeres es diferente. La manera de decodificar la información que les brindamos, también. Hablemos con claridad y no supongamos que les sucede o piensan lo mismo, porque las vivencias pasadas que tuvimos son diferentes, y el lenguaje (interno y externo), también.
¡Es bien posible lograr comunicarse y un entendimiento cabal con el sexo opuesto! Depende de tu inteligencia…
Con carño,
Mel