Poseen cualidades distintas a las del resto de los chicos, a través de las cuales buscan mejorar al mundo.
Tal vez usted fue un niño índigo y nunca lo supo, pues aunque el término data de hace miles de años es hasta la presente década cuando ha habido más interés por conocer sus características. Lo importante es que hoy se puede saber si sus descendientes son chicos con cualidades especiales que les permitan ubicarlos en esta categoría, e igualmente destacable es que usted tiene la oportunidad de recibir orientación sobre cómo aprovecharlas mejor y logren ubicarse en la sociedad.
Mire usted, los niños índigo tienen un coeficiente intelectual superior al del grueso de su generación, poseen capacidad de memoria muy amplia, emplean en todo momento el razonamiento y en base a éste es como se comunican con el mundo; constantemente encuentran maneras de mejorar las cosas que hacen (tanto en el hogar como en la escuela), son muy creativos, se aburren fácilmente con trabajos monótonos, pueden efectuar varias actividades al mismo tiempo y desarrollan formas de pensamiento más complejas, las cuales no corresponden a su edad.
Pero, además, son chicos con cualidades psíquicas, es decir, son intuitivos y tienen percepciones sobre el estado de ánimo de quien está con ellos, además de que son visionarios y soñadores, y tienen problemas con la disciplina y autoridad. Son muy compasivos y tienen muchos miedos, como a la muerte y a la pérdida de sus seres queridos; y si experimentan fracasos o decepción a edad muy temprana, pueden desistir y desarrollar un bloqueo permanente.
“No es fácil para los niños índigo relacionarse con su sociedad”, aclara en entrevista para saludymedicinas.com.mx la Dra. Sarita Maya de Toyber, directora de Conciencia Holística México, institución que a través de la Medicina Alternativa brinda bienestar en quien lo requiere. “Las cualidades de estos niños los hacen diferentes a con quienes conviven cada día -agrega-, de forma que no participan de igual manera en las actividades comunes y frecuentemente son relegados, tratados con violencia e incluso etiquetados por algunos psicólogos como niños hiperactivos, con déficit de atención, esquizofrénicos o paranoicos, cuando su realidad es otra”.
¿Yo seré?
La psico-orientadora señala que hay cuatro tipos diferentes de niños índigo, cada uno con un propósito definido:
Humanistas. Extremadamente sociales, son hiperactivos, lectores feroces y destinados a trabajar con las masas. Son un tanto torpes y algunas veces se estrellarán contra una pared porque olvidaron poner los frenos; no saben cómo jugar con un juguete, pero le sacarán todas las partes que contengan y probablemente después no lo vuelvan a tocar. Son del tipo de persona al que hay que recordarles las cosas permanentemente, porque a menudo se olvidan de las órdenes simples y se distraen. Su destino estará en ser médicos, abogados, profesores, comerciantes, ejecutivos y políticos del mañana.
Conceptuales. Más interesados en proyectos que en personas, serán ingenieros, arquitectos, diseñadores, astronautas, pilotos y militares. Son pulcros, ordenados y cuidan mucho lo que comen (por ningún motivo aceptan carne en su dieta). No son torpes, por el contrario, son niños con destreza física y tienen cualidades de liderazgo, tratando de controlar a su madre si son niños, y a su padre si son niñas. Este tipo de índigo tiene tendencia a la adicción, especialmente a drogas durante la adolescencia, por lo cual sus padres deben vigilar estrechamente sus patrones de comportamiento.
Artistas. Mucho más sensibles y a menudo de cuerpo pequeño, aunque no es una regla general. Son muy creativos y serán actores, profesores, cirujanos o investigadores. Entre los 4 y los 10 años de edad pueden involucrarse en hasta 15 actividades creativas diferentes.
Interdimensionales. De talla mucho más grande que los demás índigos, razón por la cual pueden llegar a convertirse en bravucones y jactanciosos. Entre el primero y segundo años de vida ya no se les podrá decir nada, pedirán dejarlos solos, ya que dirán “yo ya lo sé” o “yo puedo hacer eso”. Traerán nuevas filosofías y espiritualidad a este mundo.
Autor: Raúl Serrano
Portal Nueva Era
Tal vez usted fue un niño índigo y nunca lo supo, pues aunque el término data de hace miles de años es hasta la presente década cuando ha habido más interés por conocer sus características. Lo importante es que hoy se puede saber si sus descendientes son chicos con cualidades especiales que les permitan ubicarlos en esta categoría, e igualmente destacable es que usted tiene la oportunidad de recibir orientación sobre cómo aprovecharlas mejor y logren ubicarse en la sociedad.
Mire usted, los niños índigo tienen un coeficiente intelectual superior al del grueso de su generación, poseen capacidad de memoria muy amplia, emplean en todo momento el razonamiento y en base a éste es como se comunican con el mundo; constantemente encuentran maneras de mejorar las cosas que hacen (tanto en el hogar como en la escuela), son muy creativos, se aburren fácilmente con trabajos monótonos, pueden efectuar varias actividades al mismo tiempo y desarrollan formas de pensamiento más complejas, las cuales no corresponden a su edad.
Pero, además, son chicos con cualidades psíquicas, es decir, son intuitivos y tienen percepciones sobre el estado de ánimo de quien está con ellos, además de que son visionarios y soñadores, y tienen problemas con la disciplina y autoridad. Son muy compasivos y tienen muchos miedos, como a la muerte y a la pérdida de sus seres queridos; y si experimentan fracasos o decepción a edad muy temprana, pueden desistir y desarrollar un bloqueo permanente.
“No es fácil para los niños índigo relacionarse con su sociedad”, aclara en entrevista para saludymedicinas.com.mx la Dra. Sarita Maya de Toyber, directora de Conciencia Holística México, institución que a través de la Medicina Alternativa brinda bienestar en quien lo requiere. “Las cualidades de estos niños los hacen diferentes a con quienes conviven cada día -agrega-, de forma que no participan de igual manera en las actividades comunes y frecuentemente son relegados, tratados con violencia e incluso etiquetados por algunos psicólogos como niños hiperactivos, con déficit de atención, esquizofrénicos o paranoicos, cuando su realidad es otra”.
¿Yo seré?
La psico-orientadora señala que hay cuatro tipos diferentes de niños índigo, cada uno con un propósito definido:
Humanistas. Extremadamente sociales, son hiperactivos, lectores feroces y destinados a trabajar con las masas. Son un tanto torpes y algunas veces se estrellarán contra una pared porque olvidaron poner los frenos; no saben cómo jugar con un juguete, pero le sacarán todas las partes que contengan y probablemente después no lo vuelvan a tocar. Son del tipo de persona al que hay que recordarles las cosas permanentemente, porque a menudo se olvidan de las órdenes simples y se distraen. Su destino estará en ser médicos, abogados, profesores, comerciantes, ejecutivos y políticos del mañana.
Conceptuales. Más interesados en proyectos que en personas, serán ingenieros, arquitectos, diseñadores, astronautas, pilotos y militares. Son pulcros, ordenados y cuidan mucho lo que comen (por ningún motivo aceptan carne en su dieta). No son torpes, por el contrario, son niños con destreza física y tienen cualidades de liderazgo, tratando de controlar a su madre si son niños, y a su padre si son niñas. Este tipo de índigo tiene tendencia a la adicción, especialmente a drogas durante la adolescencia, por lo cual sus padres deben vigilar estrechamente sus patrones de comportamiento.
Artistas. Mucho más sensibles y a menudo de cuerpo pequeño, aunque no es una regla general. Son muy creativos y serán actores, profesores, cirujanos o investigadores. Entre los 4 y los 10 años de edad pueden involucrarse en hasta 15 actividades creativas diferentes.
Interdimensionales. De talla mucho más grande que los demás índigos, razón por la cual pueden llegar a convertirse en bravucones y jactanciosos. Entre el primero y segundo años de vida ya no se les podrá decir nada, pedirán dejarlos solos, ya que dirán “yo ya lo sé” o “yo puedo hacer eso”. Traerán nuevas filosofías y espiritualidad a este mundo.
Autor: Raúl Serrano
Portal Nueva Era