El muxe, el "tercer sexo" en el Istmo de Oaxaca |
En el municipio de Juchitán de Zaragoza conviven no sólo hombres y mujeres orgullosos de su origen zapoteca, sino también los muxes, homosexuales reconocidos, aceptados y especialmente valorados por su comunidad.
Llamado por algunos especialistas como "el tercer género", el homosexual del Istmo, conocido como muxe -por el vocablo zapoteca que en español se traduce como "mujer"-, se desarrolla en un entorno de tolerancia que no está exento de la marginación y la violencia.
A pesar de que en ocasiones el muxe es rechazado por el padre, cuenta con el respaldo de la madre, quien es la primera en cobijar al hijo que desde temprana edad manifiesta su inclinación por los roles femeninos.
Son los muxes quienes conforman el soporte moral de la madre hasta el día de su muerte y se ocupan de las labores domésticas, para reproducir de esta forma la cultura istmeña.
Orgullosos de sus raíces culturales, los muxes lo mismo aprenden el bordado de los vestidos de tehuana, que decoran carros alegóricos para las fiestas tradicionales, hacen adornos, cocinan, se dedican al estilismo, a la alta costura y a la venta de diversos productos. Por esta razón, el muxe es considerado como un "amuleto de la buena suerte", ya que no sólo es el soporte moral, sino en muchas ocasiones llegan a hacerse cargo de los padres ya en avanzada edad, en el momento en que los hijos heterosexuales emprenden una nueva vida familiar.
Aunque el vestido, el maquillaje y los arreglos personales son opcionales, de acuerdo con los gustos y a la personalidad de cada muxe, no es extraño encontrarlos en las calles ataviados con sus largas enaguas tradicionales y de coloridos contrastes, tanto en la tela como en el rostro.
Asimismo, es común toparse con el muxe de cara lavada, pantalón de gabardina o de mezclilla con camisa o playera, quien prefiere ahorrarse el trámite del arreglo, ya sea por simple gusto o por respeto a la familia, como algunos aseguran.
A pesar del rechazo de algunas autoridades eclesiásticas moderadas, el muxe goza también de la tolerancia de aquellos sacerdotes menos conservadores, quienes regularmente encabezan las celebraciones eucarísticas previas a las velas istmeñas -fiesta tradicional zapoteca- protagonizadas por la comunidad homosexual.
Además, tiene el respeto y reconocimiento de las autoridades locales, gracias a que esta comunidad es numerosa y de gran cohesión, lo que representa una fuerza social importante que reclama sus derechos como individuo y ciudadano.
Es en esta parte donde inicia el aspecto más controvertido del muxe, el relacionado a su protagonismo, ya que siempre quiere ser el primero y el mejor: el primero en conseguir los recursos para su grupo y el mejor en realizar la vela istmeña más pomposa en su sección.
No obstante, la muxe es una comunidad cohesionada, firme en sus valores y en sus objetivos, que busca generar no sólo una dinámica positiva en su grupo, sino también replicarla al resto de la sociedad, ante quien buscan reivindicarse lejos de la prostitución y el Sida.
Es por ello que luego de varias pérdidas personales, grupos como el de Las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro, con 32 años de vida, han buscado desde hace varios la consolidación de un grupo que haga conciencia sobre la propagación del VIH-Sida en esa región del estado.
Otras dos organizaciones más, una de ellas encabezada por la ex diputada federal Amaranta Gómez, impulsan un nuevo sentido de la comunidad gay, que a diferencia de la lésbica, ya goza de un lugar en la sociedad zapoteca del istmo de Tehuantepec, base en la cual se apoyan para impulsar su propio desarrollo.
Conocido por los católicos como Juchitán de las Flores, este municipio del sur del estado rebautizado por la comunidad muxe (mushe) como muxichán, no es el "paraíso de las locas", como algunos suelen llamarlo, es más bien la cuna de una sociedad que da cobijo al desarrollo del homosexual bajo un esquema de respeto y tolerancia.
No obstante, ese respeto del que goza el muxe no es gratuito, éste ha sido obtenido gracias al desempeño del homosexual y al respaldo del seno materno, con quien establece un estrecho vínculo que sólo es trastocado por la muerte.