La leyenda de la Campana de Huesca cuenta como Ramiro II el Monje, rey de Aragón, decapitó a doce nobles que se opusieron a su voluntad. La historia es parte del acervo popular en Aragón, especialmente en la ciudad de Huesca.
Tras la muerte en 1134 de Alfonso I el Batallador sin hijos heredó el reino e Aragón su hermano Ramiro II el Monje, obispo de Roda de Isábena. Aragón sufría por entonces diversos problemas internos y externos, tanto así que Ramiro tuvo que dejar los hábitos un tiempo para casarse y engendrar un heredero, cosa que hizo teniendo a su hija Petronila, y a los pocos meses de nacer la niña los esposos se separaron y volvieron a sus conventos. Con 2 años de edad Petronila fue comprometida con un ya adulto Ramón Berenguer conde de Barcelona, pero el matrimonio se celebró y consumó trece años después, cuando Petronila alcanzó la edad mínima para consumar el matrimonio según las leyes de la época: 14 años.
Según cuenta la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV), estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus nobles mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad de San Ponce de Tomeras, pidiéndole consejo. Este llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles (algunas veces se habla de rosas), aquellas que sobresalían más. A continuación ordenó al mensajero repetir al rey el gesto que había visto. Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que vinieran a Huesca con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más culpables, sofocando la revuelta.
La forma popular desarrolla algo más el hecho: el rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del reino para que vieran una campana que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y los hizo matar decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los colocó en círculo y al obispo de Huesca, el más rebelde, lo colocó en el centro del círculo como si fuera el badajo de la campana, porque era el que hacía más ruido con sus intrigas. Luego dejó entrar a los demás nobles para que escarmentaran.
Desde luego, los nobles no se volvieron a rebelar en Aragón hasta muchas generaciones después. Ramiro El Monje está sepultado en el Monasterio de San Pedro El Viejo, de Huesca (a pocas calles de donde vivo).
*-*-*-*-*
A mí me recuerda a lo que se hace en las empresas o en cualquier grupo humano con las personas conflictivas: se les echa.
Monasterio de San Pedro El Viejo, Huesca (se comenzó a construir en 1117 y se terminó hacia 1200).
Tras la muerte en 1134 de Alfonso I el Batallador sin hijos heredó el reino e Aragón su hermano Ramiro II el Monje, obispo de Roda de Isábena. Aragón sufría por entonces diversos problemas internos y externos, tanto así que Ramiro tuvo que dejar los hábitos un tiempo para casarse y engendrar un heredero, cosa que hizo teniendo a su hija Petronila, y a los pocos meses de nacer la niña los esposos se separaron y volvieron a sus conventos. Con 2 años de edad Petronila fue comprometida con un ya adulto Ramón Berenguer conde de Barcelona, pero el matrimonio se celebró y consumó trece años después, cuando Petronila alcanzó la edad mínima para consumar el matrimonio según las leyes de la época: 14 años.
Según cuenta la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV), estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus nobles mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad de San Ponce de Tomeras, pidiéndole consejo. Este llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles (algunas veces se habla de rosas), aquellas que sobresalían más. A continuación ordenó al mensajero repetir al rey el gesto que había visto. Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que vinieran a Huesca con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más culpables, sofocando la revuelta.
La forma popular desarrolla algo más el hecho: el rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del reino para que vieran una campana que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y los hizo matar decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los colocó en círculo y al obispo de Huesca, el más rebelde, lo colocó en el centro del círculo como si fuera el badajo de la campana, porque era el que hacía más ruido con sus intrigas. Luego dejó entrar a los demás nobles para que escarmentaran.
Desde luego, los nobles no se volvieron a rebelar en Aragón hasta muchas generaciones después. Ramiro El Monje está sepultado en el Monasterio de San Pedro El Viejo, de Huesca (a pocas calles de donde vivo).
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A mí me recuerda a lo que se hace en las empresas o en cualquier grupo humano con las personas conflictivas: se les echa.
Monasterio de San Pedro El Viejo, Huesca (se comenzó a construir en 1117 y se terminó hacia 1200).