Hola chicas un amigo me dijo de esto y me gustaría compartirlo con ustedes asi como el es un compañero de viaje ustedes tambien lo son en el viaje en tren de mi vida.
Se pasa por muchas estaciones y de algunas ni siquiera conocemos el nombre. A veces ese nombre nos inquieta; a veces el nombre es como un imán y decidimos hacer un alto en el trayecto y bajar, sin saber hacia dónde ir, pero por conocer lo que se pueda.
En las trochas por las que rueda nuestro destino encontramos toda clase de lugares, de personas, de hechos. Algunos serán recuerdos gratos y otros no tanto, pero todos ellos irán armando ese aprendizaje que nos llevará a subir nuevamente al tren para continuar viajando.
Con el paso de muchas estaciones ya no nos dejamos seducir por un nombre o por una apariencia. Encontraremos compañeros de viaje que desembarcarán antes que nosotros y a los que añoraremos siempre; otros en cambio, habrán pasarán inadvertidos, no dejando en nosotros recuerdos de ninguna naturaleza.
Haciendo este trayecto nos volvemos más reflexivos a medida que las estaciones se suceden y muchas veces hacemos un alto en el viaje, dando un paso atrás, y lo hacemos para analizar si el rumbo que elegimos es el correcto. A veces seguimos en él aún sabiendo que tenemos dudas, otras corregimos el derrotero siguiendo en el mismo vagón o cambiando a otro.
Este viaje en tren tiene sabor a misterio, porque no sabemos cuál será la próxima estación ni qué encontraremos en ella.
Y seguimos viajando, a veces cómodamente, a veces no, pero lo cierto es que en este viaje que todos hacemos ponemos muchas expectativas, ilusiones, fantasías... y con el tiempo comprendemos que algunas se realizarán, otras quizás y algunas definitivamente no.
Será cuestión, quizás, de procurar tener un viaje lo más tranquilo posible, conservar la calma aunque llueva mucho, y sentirnos en paz con nosotros mismos de modo tal que, cuando nos llegue el momento de desembarcar definitivamente dejando nuestro asiento vacío, queden lindos recuerdos de nosotros en todos nuestros compañeros de viaje, ocasionales o permanentes.
Se pasa por muchas estaciones y de algunas ni siquiera conocemos el nombre. A veces ese nombre nos inquieta; a veces el nombre es como un imán y decidimos hacer un alto en el trayecto y bajar, sin saber hacia dónde ir, pero por conocer lo que se pueda.
En las trochas por las que rueda nuestro destino encontramos toda clase de lugares, de personas, de hechos. Algunos serán recuerdos gratos y otros no tanto, pero todos ellos irán armando ese aprendizaje que nos llevará a subir nuevamente al tren para continuar viajando.
Con el paso de muchas estaciones ya no nos dejamos seducir por un nombre o por una apariencia. Encontraremos compañeros de viaje que desembarcarán antes que nosotros y a los que añoraremos siempre; otros en cambio, habrán pasarán inadvertidos, no dejando en nosotros recuerdos de ninguna naturaleza.
Haciendo este trayecto nos volvemos más reflexivos a medida que las estaciones se suceden y muchas veces hacemos un alto en el viaje, dando un paso atrás, y lo hacemos para analizar si el rumbo que elegimos es el correcto. A veces seguimos en él aún sabiendo que tenemos dudas, otras corregimos el derrotero siguiendo en el mismo vagón o cambiando a otro.
Este viaje en tren tiene sabor a misterio, porque no sabemos cuál será la próxima estación ni qué encontraremos en ella.
Y seguimos viajando, a veces cómodamente, a veces no, pero lo cierto es que en este viaje que todos hacemos ponemos muchas expectativas, ilusiones, fantasías... y con el tiempo comprendemos que algunas se realizarán, otras quizás y algunas definitivamente no.
Será cuestión, quizás, de procurar tener un viaje lo más tranquilo posible, conservar la calma aunque llueva mucho, y sentirnos en paz con nosotros mismos de modo tal que, cuando nos llegue el momento de desembarcar definitivamente dejando nuestro asiento vacío, queden lindos recuerdos de nosotros en todos nuestros compañeros de viaje, ocasionales o permanentes.