EL NIÑO MALCRIADO ( LUCES ROJAS Y VERDES)
Les platicaré dos casos parecidos.
Este es el caso de un padre con un hijo de 4 años.
Su nombre Jorge. En varias ocasiones, Jorge no podía comunicarse telefónicamente con su esposa, porque siempre el aparato estaba ocupado. Si era cierto que la señora pasaba horas platicando con las amigas. Y entonces ya habían tenido muchos problemas porque a veces Jorge trataba de avisarle a su esposa que llegaría con compañeros del trabajo a cenar y cuando llegaba pues no había nada preparado.
Sin embargo el niño de 4 años , algunas veces jugaba con el teléfono como si fuera un cochecito o lo metía como submarino a una cubeta con agua.
Un día peleaba Jorge con su esposa estando en la cocina, precisamente por ese motivo, ella le aseguraba que no había tomado el teléfono en todo el día. Pero Jorge no le creyó y salió de la cocina molesto, caminó hacia la sala y se tropezó con los juguetes que tenía tirados su hijo. Entre los juguetes vió una tinita con agua y el teléfono en su interior.
Se enojó mucho le dio un manazo fuerte al niño, le gritó, el niño comenzó a llorar y luego se fue a sentar a ver la TV. El niño se le acercó y le pidió perdón, quiso acercarse a su papá, pero el padre se alejó y siguió viendo la TV sin decirle nada. Después de un rato el niño se fue a dormir y el padre no quiso darle las buenas noches.
El niñito en la cama lloró y seguramente se quedó dormido preguntandose si su papi lo amaba. Esta es la manera de formar hijos inseguros y berrinchudos.
Algo parecido le sucede a Luis, quien también tiene un hijo de la misma edad. El niño hace travesuras parecidas pero con el control de la TV. Pasa con su pareja por problemas parecidos hasta que se da cuenta de que el niño juega con el control de la TV y el niño se lo coloca en su bolsita de sus pantalones como si fuera telefono celular, tratando de imitar a papá, por consiguiente el control de la tv, nunca está en su lugar y siempre hay peleas con su esposa por dicho motivo.
Luis, después de haberse molestado con su esposa por culpa de las travesuras de su hijo, va a ver al niño y lo encuentra jugando con el control de la TV, se le acerca y le da un manazo fuerte en sus manitas. Cuando se pone a llorar el niño, aparece la abuelita y la madre con intenciones de rescatar al niño y protestando contra la agresividad del papá, pero Luis les pide que se retiren, ya les explicará después.
Luis controla su coraje y se espera un poco, sabe que su hijo le pedirá perdón. Asi sucede, el niño se acerca a pedirle que lo perdone, Luis se le acerca y lo besa y le dice: “Siempre te he querido”.
Más tarde el niño juega con sus cubos y Luis pasa y lo acaricia en silencio simplemente.
El niño se va a dormir y se lleva 2 sentimientos:
1. mi padre me ama y soy importante para él.
2. no quiere que juegue con el control de la TV
Esta es una manera de formar hijos constructivos y felices.
Los castigos resultan contraproducentes si se dan cuando el padre pierde el control sobre si mismo cuando ve una conducta que no le agrada que haga su hijo. A los castigos les llamaremos “Focos Rojos” y serán los regaños, burlas y castigos. Los “Focos Verdes” serán los halagos, premios, caricias y concesiones.
Lo ideal es encontrar la proporción exacta de Luces o focos para no formar un acomplejado por el exceso de castigos y rechazos ( luces rojas), ni tampoco un narcisista, por tantos premios, halagos y concesiones ( luces verdes).
Yo sugiero darle a los hijos una luz roja, ante una conducta inadecuada, a cambio de 10 luces verdes por cada conducta positiva y sana.
En estas proporciones, el hijo crecerá con una dosis suficiente de amor, confianza y fe en él mismo y al mismo tiempo crecerá con límites, valores y actitudes de respeto ante los derechos ajenos.
Recuerda: Por cada foco rojo, es necesario encender 10 verdes.
Con Cariño,
Mel.
Les platicaré dos casos parecidos.
Este es el caso de un padre con un hijo de 4 años.
Su nombre Jorge. En varias ocasiones, Jorge no podía comunicarse telefónicamente con su esposa, porque siempre el aparato estaba ocupado. Si era cierto que la señora pasaba horas platicando con las amigas. Y entonces ya habían tenido muchos problemas porque a veces Jorge trataba de avisarle a su esposa que llegaría con compañeros del trabajo a cenar y cuando llegaba pues no había nada preparado.
Sin embargo el niño de 4 años , algunas veces jugaba con el teléfono como si fuera un cochecito o lo metía como submarino a una cubeta con agua.
Un día peleaba Jorge con su esposa estando en la cocina, precisamente por ese motivo, ella le aseguraba que no había tomado el teléfono en todo el día. Pero Jorge no le creyó y salió de la cocina molesto, caminó hacia la sala y se tropezó con los juguetes que tenía tirados su hijo. Entre los juguetes vió una tinita con agua y el teléfono en su interior.
Se enojó mucho le dio un manazo fuerte al niño, le gritó, el niño comenzó a llorar y luego se fue a sentar a ver la TV. El niño se le acercó y le pidió perdón, quiso acercarse a su papá, pero el padre se alejó y siguió viendo la TV sin decirle nada. Después de un rato el niño se fue a dormir y el padre no quiso darle las buenas noches.
El niñito en la cama lloró y seguramente se quedó dormido preguntandose si su papi lo amaba. Esta es la manera de formar hijos inseguros y berrinchudos.
Algo parecido le sucede a Luis, quien también tiene un hijo de la misma edad. El niño hace travesuras parecidas pero con el control de la TV. Pasa con su pareja por problemas parecidos hasta que se da cuenta de que el niño juega con el control de la TV y el niño se lo coloca en su bolsita de sus pantalones como si fuera telefono celular, tratando de imitar a papá, por consiguiente el control de la tv, nunca está en su lugar y siempre hay peleas con su esposa por dicho motivo.
Luis, después de haberse molestado con su esposa por culpa de las travesuras de su hijo, va a ver al niño y lo encuentra jugando con el control de la TV, se le acerca y le da un manazo fuerte en sus manitas. Cuando se pone a llorar el niño, aparece la abuelita y la madre con intenciones de rescatar al niño y protestando contra la agresividad del papá, pero Luis les pide que se retiren, ya les explicará después.
Luis controla su coraje y se espera un poco, sabe que su hijo le pedirá perdón. Asi sucede, el niño se acerca a pedirle que lo perdone, Luis se le acerca y lo besa y le dice: “Siempre te he querido”.
Más tarde el niño juega con sus cubos y Luis pasa y lo acaricia en silencio simplemente.
El niño se va a dormir y se lleva 2 sentimientos:
1. mi padre me ama y soy importante para él.
2. no quiere que juegue con el control de la TV
Esta es una manera de formar hijos constructivos y felices.
Los castigos resultan contraproducentes si se dan cuando el padre pierde el control sobre si mismo cuando ve una conducta que no le agrada que haga su hijo. A los castigos les llamaremos “Focos Rojos” y serán los regaños, burlas y castigos. Los “Focos Verdes” serán los halagos, premios, caricias y concesiones.
Lo ideal es encontrar la proporción exacta de Luces o focos para no formar un acomplejado por el exceso de castigos y rechazos ( luces rojas), ni tampoco un narcisista, por tantos premios, halagos y concesiones ( luces verdes).
Yo sugiero darle a los hijos una luz roja, ante una conducta inadecuada, a cambio de 10 luces verdes por cada conducta positiva y sana.
En estas proporciones, el hijo crecerá con una dosis suficiente de amor, confianza y fe en él mismo y al mismo tiempo crecerá con límites, valores y actitudes de respeto ante los derechos ajenos.
Recuerda: Por cada foco rojo, es necesario encender 10 verdes.
Con Cariño,
Mel.