Duelo, enfermedad, violencia… ¿Cómo son capaces de sobreponerse sin
caer en una depresión las personas que han sufrido experiencias
traumáticas? Esto es lo que los psicólogos llaman resiliencia.
Capacidad para superar pruebas
En física, la resilencia refleja la capacidad de un cuerpo para resistir a choques y retomar su estructura original. Adaptada para la psicología, designa la capacidad de un individuo para superar momentos dolorosos y de seguir adelante sin derrumbarse, a pesar de las adversidades.
Dicho de otro mofo, la resiliencia consiste en tomar nota de una
experiencia traumática (duelo, abandono, incesto, violencia sexual,
enfermedad, guerra), aprender a "vivir con ella" y seguir adelante con
una nueva perspectiva para incluso liberarse de la experiencia
turbadora y volverse más fuerte.
Desarrollo del concepto
Utilizado por primera vez durante los años 40 por los psicólogos
escolares americanos, después en Francia a principios de los 80 por
John Bowlby (pediatra y psicoanalista), el concepto de resiliencia se
popularizó con Boris Cyrulnik, etólogo, neuropsiquiatra y
psicoanalista. A través de sus exitosas obras, entre ellas "La
maravilla del dolor", expuso al público la resiliencia como vector de
esperanza. Partiendo de su propia experiencia y de la observación de
varios grupos de individuos (supervivientes de campos de concentración, niños criados en las calles de Bolivia) demostró que podemos abordar la psicología y el psicoanalisis de forma más optimista y menos estigmatizadora. Por lo tanto, se debe percibir el dolor como una etapa que se puede superar.
Mecanismo del proceso
Según los especialistas, una actitud resiliente es dinámica y pasa por
diferentes fases de defensa para oponerse a las trayectorias negativas.
- Una persona resiliente pasa por una revuelta y un rechazo de sentirse condenada al dolor.
- Después se pasa al sueño y al reto, es decir, al deseo de escapar del trauma alcanzando un objetivo.
- También se observa una actitud de negación, que consiste en crearse
una imagen de una persona fuerte para protegerse del entorno aunque
exista una gran fragilidad interna.
- Finalmente el estado de ánimo:
una persona resiliente tiende a desarrollar una forma de reírse del
trauma. Es una manera de no hundirse en la tristeza y dejar de aparecer
como víctima a los ojos de los demás.
Asimismo, muchas personas resilientes pueden entrar en una fase de
creación (escritura, dibujo). Una manera de exorcizar el dolor, de
dejar atrás el campo de batalla y de marcar, indirectamente, la
diferencia.
Factores innatos y adquiridos
Se deben tener en cuenta algunos determinantes genéticos. De hecho,
dependiendo del individuo, el cerebro no produce la misma dosis de
dopamina y serotonina, esto es, substancias euforizantes. Por
nacimiento, algunos niños son más activos y psíquicamente más fuertes
que otros.
Otros factores se van adquiriendo y desarrollando, como el carácter del
niño (flexible, confiado), el clima familiar en el que crece
(harmonioso, seguro, pareja unida, apego maternal fuerte) durante los primeros años y, por último, la red de relaciones exteriores que llegue a crear (apoyo, seguridad).
Según las estadísticas, un niño que cuente con tres atributos desde los
primeros años de vida está mejor dotado para afrontar las dificultades
de la vida sin estrés aparente.
¿Se puede aprender a ser resiliente?
Después de una experiencia traumatizadora o una prueba dolorosa, un
individuo, sin importar la edad, está más o menos obligado a crearse un
proceso de resiliencia. Se trata de aceptar el golpe, de medirlo y
después transformarlo y así poder continuar a vivir de manera normal.
Por supuesto, la herida está presente y permanecerá para siempre.
Críticas
Aunque el concepto de resiliencia está aceptado y se utiliza con
normalidad en Estados Unidos, Europa parece resistirse. La razón
principal es que los psicólogos americanos se inspiran en el
conductismo para analizar algunos fenómenos y establecer las terapias.
Sin embargo, en Francia, por ejemplo, la mayoría de los psicoanalistas
están en contra de la noción de resiliencia, ya que lo conciben como un
concepto enfocado hacia los síntomas más que hacia el origen de los
problemas del individuo.
Lejos de percibirla como un signo de invulnerabilidad, la resiliencia
presenta, sin embargo, la ventaja de dirigir al público un mensaje
optimista y no fatalista, mejor todavía, un "realismo de esperanza".