Una vez iniciada la fase de atracción, la intimidad emocional y física crea un vínculo amoroso. Cuando recién comienza a construirse la intimidad, compartir verbalmente sentimientos e ideas sienta las bases del vínculo amoroso. Los hombres con una gran cantidad de rasgos psicopáticos no poseen el espectro normal de emociones, por lo que compensan esta carencia siendo muy locuaces. Los hombres normales, en cambio, suelen a hablar menos debido a que poseen una paleta de emociones intensas que hace que se sienten inhibidos. A menudo, los hombres no acostumbran procesar las emociones compartiéndolas como lo hacen las mujeres. Por consiguiente, ellas tienden a interpretar como algo positivo el hecho de que el psicópata comparta sus “emociones”. Es bien sabido que los psicópatas tienen un “don de la labia” del que fluye su encanto y su carisma. Frecuentemente, las mujeres creen que se han sacado la lotería con el psicópata porque están acostumbradas a tratar con hombres normales inhibidos, que no comparten demasiado sus sentimientos. Y ahí llega el psicópata suelto de lengua y capaz de seducirlas con su lenguaje romántico y florido. El compartir sentimientos, conversar y mirarse a los ojos desde el comienzo constituyen las primeras etapas en la creación del vínculo amoroso en la mujer. Cuanto más hablen, compartan sentimientos, pasen tiempo juntos y se miren intensamente a los ojos, más se apegará ella emocionalmente.
Los psicópatas ejercen una fuerte atracción sexual. Dado que son atractivos tanto física (por su testosterona) como emocionalmente (por su locuacidad), no tienen dificultad para hacer que la mujer acepte tener sexo con ellos ―a menudo, al cabo de unas horas de que se conozcan―. Muchas mujeres declaran haberse sorprendido por la rapidez con la que tuvieron sexo con el psicópata, una violación a su propio código de conducta en cuanto a prácticas sexuales. Tanto una “atracción casi animal” como la “sensación de que lo conocía íntimamente” parecen haber contribuido a que ella sintiera un apego tan rápido a él en los sentimientos.
El sexo acelera el proceso prematuro de la creación del vínculo. El tacto y la estimulación sexual sellan el vínculo amoroso. La estimulación de la vagina y del cuello del útero durante el acto sexual libera prolactina y oxitocina, hormonas que viajan hasta los centros cerebrales donde se forman los vínculos afectivos y producen un vínculo emocional y hormonal con el hombre con quien la mujer está teniendo una relación. La importancia de estas hormonas en la creación del vínculo afectivo femenino reside en que son exactamente las mismas que se producen durante el embarazo y la lactancia. ¡Son las responsables del vínculo afectivo entre una mujer y su bebé! Cuanto más sexo tenga con el psicópata, más se liberarán esas hormonas y más apegada se sentirá la mujer al psicópata. Aquí no se trata únicamente de los abrazos y caricias durante el acto sexual, sino de un proceso bioquímico que ocurre dentro del cuerpo y del cerebro de la mujer, aumentando así su sensación de apego emocional… ¡a un psicópata, por desgracia! Son las hormonas del apego materno. Del mismo modo que el amor materno es incondicional, también lo es un vínculo sexual. Con el tiempo, la mujer acabará por darse cuenta del precio que paga por estar apegada intensa e incondicionalmente a un psicópata y por mantener un vínculo amoroso con él.
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Los psicópatas ejercen una fuerte atracción sexual. Dado que son atractivos tanto física (por su testosterona) como emocionalmente (por su locuacidad), no tienen dificultad para hacer que la mujer acepte tener sexo con ellos ―a menudo, al cabo de unas horas de que se conozcan―. Muchas mujeres declaran haberse sorprendido por la rapidez con la que tuvieron sexo con el psicópata, una violación a su propio código de conducta en cuanto a prácticas sexuales. Tanto una “atracción casi animal” como la “sensación de que lo conocía íntimamente” parecen haber contribuido a que ella sintiera un apego tan rápido a él en los sentimientos.
El sexo acelera el proceso prematuro de la creación del vínculo. El tacto y la estimulación sexual sellan el vínculo amoroso. La estimulación de la vagina y del cuello del útero durante el acto sexual libera prolactina y oxitocina, hormonas que viajan hasta los centros cerebrales donde se forman los vínculos afectivos y producen un vínculo emocional y hormonal con el hombre con quien la mujer está teniendo una relación. La importancia de estas hormonas en la creación del vínculo afectivo femenino reside en que son exactamente las mismas que se producen durante el embarazo y la lactancia. ¡Son las responsables del vínculo afectivo entre una mujer y su bebé! Cuanto más sexo tenga con el psicópata, más se liberarán esas hormonas y más apegada se sentirá la mujer al psicópata. Aquí no se trata únicamente de los abrazos y caricias durante el acto sexual, sino de un proceso bioquímico que ocurre dentro del cuerpo y del cerebro de la mujer, aumentando así su sensación de apego emocional… ¡a un psicópata, por desgracia! Son las hormonas del apego materno. Del mismo modo que el amor materno es incondicional, también lo es un vínculo sexual. Con el tiempo, la mujer acabará por darse cuenta del precio que paga por estar apegada intensa e incondicionalmente a un psicópata y por mantener un vínculo amoroso con él.
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