Me encontré con esta reflexión, y quiero compartirla con ustedes....
¿Necesitas un cambio de táctica?
En ocasiones nos encontramos caminando en círculos, sin lograr progresar en la vida…
Es normal sentirnos atascadas de vez en cuando, hay situaciones en la vida de la que es difícil salir.
Cuando nada cambia, cuando todo falla, cuando no logramos progresar… consideremos cambiar de táctica.
Igual en lugar de esperar cambios, debemos hacer algo por forzar los cambios.
Los seres humanos tenemos una tendencia muy marcada, y es que nos cuesta salir de nuestra “zona de confort” (esto quiere decir que nos sentimos cómodas con la manera en que vivimos, y pensamos que hacerlo de otra manera nos resultará muy incómodo).
Nos aferrarnos a nuestros patrones, a nuestros HÁBITOS, a nuestra manera de hacer las cosas (porque siempre lo hemos hecho así, porque no sabemos hacerlo de otra manera, porque no sabemos qué pasará si cambiamos…) y soñamos con el día en que todo cambie.
Nos convencemos de un pensamiento muy peligroso: Creemos que haciendo lo mismo, conseguiremos resultados diferentes.
Quizás sea el momento de buscar un cambio de táctica. Puede ser que necesites ver cambios en tu relación de pareja, que haya una situación familiar complicada que nunca termina por resolverse, que tu negocio no termina de funcionar como debería… y un largo etcétera.
Si quieres un cambio, necesitas cambiar. Necesitas mirar las cosas desde otro ángulo, diseñar nuevas estrategias, cambiar actitudes, implantar métodos diferentes… ¡Algo tiene que cambiar! Si no te atreves a hacer el cambio, ¿por qué piensas que la situación va a cambiar? Es verdad que hay situaciones que parecen arreglarse solas, pero si esperas a que “algo suceda”, te arriesgas a que “nada suceda”.
Los cambios suelen parecernos arriesgados y nos dan miedo, pero… si hay una situación que nunca termina por arreglarse, ¿qué puedes perder? Utiliza tu inteligencia para planificar bien qué es lo que necesitas hacer, pide consejo, medita tranquilamente sobre qué dirección tomar (no te apresures), y cuando lo tengas claro, ¡ve a por ello!
© Autor: Rebeca Byler.
¿Necesitas un cambio de táctica?
En ocasiones nos encontramos caminando en círculos, sin lograr progresar en la vida…
Es normal sentirnos atascadas de vez en cuando, hay situaciones en la vida de la que es difícil salir.
Cuando nada cambia, cuando todo falla, cuando no logramos progresar… consideremos cambiar de táctica.
Igual en lugar de esperar cambios, debemos hacer algo por forzar los cambios.
Los seres humanos tenemos una tendencia muy marcada, y es que nos cuesta salir de nuestra “zona de confort” (esto quiere decir que nos sentimos cómodas con la manera en que vivimos, y pensamos que hacerlo de otra manera nos resultará muy incómodo).
Nos aferrarnos a nuestros patrones, a nuestros HÁBITOS, a nuestra manera de hacer las cosas (porque siempre lo hemos hecho así, porque no sabemos hacerlo de otra manera, porque no sabemos qué pasará si cambiamos…) y soñamos con el día en que todo cambie.
Nos convencemos de un pensamiento muy peligroso: Creemos que haciendo lo mismo, conseguiremos resultados diferentes.
Quizás sea el momento de buscar un cambio de táctica. Puede ser que necesites ver cambios en tu relación de pareja, que haya una situación familiar complicada que nunca termina por resolverse, que tu negocio no termina de funcionar como debería… y un largo etcétera.
Si quieres un cambio, necesitas cambiar. Necesitas mirar las cosas desde otro ángulo, diseñar nuevas estrategias, cambiar actitudes, implantar métodos diferentes… ¡Algo tiene que cambiar! Si no te atreves a hacer el cambio, ¿por qué piensas que la situación va a cambiar? Es verdad que hay situaciones que parecen arreglarse solas, pero si esperas a que “algo suceda”, te arriesgas a que “nada suceda”.
Los cambios suelen parecernos arriesgados y nos dan miedo, pero… si hay una situación que nunca termina por arreglarse, ¿qué puedes perder? Utiliza tu inteligencia para planificar bien qué es lo que necesitas hacer, pide consejo, medita tranquilamente sobre qué dirección tomar (no te apresures), y cuando lo tengas claro, ¡ve a por ello!
© Autor: Rebeca Byler.