La mayoría de las veces afrontamos la vida con una actitud pesimista: nuestra cara refleja un estado de ánimo bajo y negativo, caminamos como en una especie de piloto automático, sin ver a nuestro alrededor para reconocer todos los elementos positivos que también tiene nuestro día.
Vamos con el entrecejo fruncido, la boca apretada y los ojos semicerrados, como si estuviéramos ensimismados en nuestros problemas y preocupaciones… Sintiéndonos de esta manera no sólo terminaremos convirtiéndonos en el obstáculo más grande a vencer, sino que nos será difícil recuperar el balance y el bienestar que tanto necesitamos.
Vale la pena darnos la oportunidad de pasar la página para desconectarnos de aquellas ideas o situaciones que nos causan estrés, ansiedad o temor. Sólo así podremos recuperar la claridad necesaria para afrontar, manejar y superar cualquier situación por más difícil que ésta se nos presente.
Quedarnos callados, escondiendo nuestro malestar, no solucionará nada; por el contrario, agravará la situación y nos convertirá en víctimas de ese proceso.
Deja de buscar culpables o responsables de tu malestar y asume la responsabilidad de equilibrar tu estado emocional. Haz algo concreto para salir a flote y mantenerte la mayor parte del tiempo en la superficie de la vida.
No permitas que lo que suceda a tu alrededor con una cierta intensidad -y que la mayoría de las veces no depende de ti-, te afecte o te haga perder el optimismo, la confianza y la sonrisa. Ahí donde estés cierra los ojos por un momento y recuerda algún evento feliz o divertido que hayas experimentado en tu vida, conéctate a los sentimientos que tuviste en ese momento y verás cómo automáticamente sonríes sin pensar.
¡Vamos! Cambia tu actitud, sonríe, llena tu mente de ideas y pensamientos optimistas, y actúa en coherencia con ellos. De esta manera estarás participando en la construcción de un futuro positivo mejor para ti y para todos.
Con cariño
Mel.
Vamos con el entrecejo fruncido, la boca apretada y los ojos semicerrados, como si estuviéramos ensimismados en nuestros problemas y preocupaciones… Sintiéndonos de esta manera no sólo terminaremos convirtiéndonos en el obstáculo más grande a vencer, sino que nos será difícil recuperar el balance y el bienestar que tanto necesitamos.
Vale la pena darnos la oportunidad de pasar la página para desconectarnos de aquellas ideas o situaciones que nos causan estrés, ansiedad o temor. Sólo así podremos recuperar la claridad necesaria para afrontar, manejar y superar cualquier situación por más difícil que ésta se nos presente.
Quedarnos callados, escondiendo nuestro malestar, no solucionará nada; por el contrario, agravará la situación y nos convertirá en víctimas de ese proceso.
Deja de buscar culpables o responsables de tu malestar y asume la responsabilidad de equilibrar tu estado emocional. Haz algo concreto para salir a flote y mantenerte la mayor parte del tiempo en la superficie de la vida.
No permitas que lo que suceda a tu alrededor con una cierta intensidad -y que la mayoría de las veces no depende de ti-, te afecte o te haga perder el optimismo, la confianza y la sonrisa. Ahí donde estés cierra los ojos por un momento y recuerda algún evento feliz o divertido que hayas experimentado en tu vida, conéctate a los sentimientos que tuviste en ese momento y verás cómo automáticamente sonríes sin pensar.
¡Vamos! Cambia tu actitud, sonríe, llena tu mente de ideas y pensamientos optimistas, y actúa en coherencia con ellos. De esta manera estarás participando en la construcción de un futuro positivo mejor para ti y para todos.
Con cariño
Mel.