La vida casi nunca es como quisiéramos, está llena de desilusiones, decepciones, traiciones y nuevos problemas que llegan cada día.
Podemos vivir enojadas, recordando en cada momento el infortunio de nuestras vidas, y tendríamos justificación para pensar así.
Pero con un enojo constante no podremos ser felices, y ¿qué mas da que no todo sea como quisiéramos? Dejemos el desánimo de lado y vivamos la vida en plenitud.
Si cuando caminas por la calle te fijas en las caras de las personas, notarás que la mayoría de ellas van serias, en su mundo, gesticulando sus emociones tóxicas, rumiando sus temores. Pocos esbozan una sonrisa, o miran hacia delante triunfantes el camino.
Sin duda no nos faltan razones para estar detenidas en lo oscuro, en la noche. La vida casi nunca es como quisiéramos y por eso creemos que es válido y razonable refunfuñar a cada momento.
Muchas mujeres y hombres eligen vivir a consecuencia de lo anterior en un estado de enojo permanente, incómodos, e inconformes sin importar las circunstancias.
Pero cuéntame, ¿cómo te sientes al final del día? ¿Cómo traes tu corazón, tu cuerpo, tu espalda? ¿Acaso crees que ganas resistir los hechos que no puedes cambiar? ¿Piensas que triunfas al mostrar enfado por todo?
Vivir enojadas no sólo sacude tu universo personal, sino que influye el de las personas que te rodean.
Como nos dice Chamalú: “¿Es importante ser eficiente en la vida? Nada es importante aparte de vivir, se pleno y todo marchará bien”.
Y si estás sintiendo desánimo por lo que no sucede o no sucedió, no podrás vivirte en plenitud.
El arte de vivir consiste en fluir, en abrir los ojos y dejarnos sorprender y en maravillarnos aun cuando creas que no hay tanto para suspirar.
¿Te animas a cambiar de aire?
Podemos vivir enojadas, recordando en cada momento el infortunio de nuestras vidas, y tendríamos justificación para pensar así.
Pero con un enojo constante no podremos ser felices, y ¿qué mas da que no todo sea como quisiéramos? Dejemos el desánimo de lado y vivamos la vida en plenitud.
Si cuando caminas por la calle te fijas en las caras de las personas, notarás que la mayoría de ellas van serias, en su mundo, gesticulando sus emociones tóxicas, rumiando sus temores. Pocos esbozan una sonrisa, o miran hacia delante triunfantes el camino.
Sin duda no nos faltan razones para estar detenidas en lo oscuro, en la noche. La vida casi nunca es como quisiéramos y por eso creemos que es válido y razonable refunfuñar a cada momento.
Muchas mujeres y hombres eligen vivir a consecuencia de lo anterior en un estado de enojo permanente, incómodos, e inconformes sin importar las circunstancias.
Pero cuéntame, ¿cómo te sientes al final del día? ¿Cómo traes tu corazón, tu cuerpo, tu espalda? ¿Acaso crees que ganas resistir los hechos que no puedes cambiar? ¿Piensas que triunfas al mostrar enfado por todo?
Vivir enojadas no sólo sacude tu universo personal, sino que influye el de las personas que te rodean.
Como nos dice Chamalú: “¿Es importante ser eficiente en la vida? Nada es importante aparte de vivir, se pleno y todo marchará bien”.
Y si estás sintiendo desánimo por lo que no sucede o no sucedió, no podrás vivirte en plenitud.
El arte de vivir consiste en fluir, en abrir los ojos y dejarnos sorprender y en maravillarnos aun cuando creas que no hay tanto para suspirar.
¿Te animas a cambiar de aire?