Mi primera respuesta a tu pregunta es otra pregunta: ¿Qué crees que necesitas para ser feliz? ¿Qué cosas quisieras tener para experimentar felicidad? ¿Qué personas necesitas tener a tu lado para sentirte feliz? y ¿qué circunstancias necesitas que cambien para que seas feliz?
Hay personas que nunca se sienten realizadas. Muchas cosas les fastidian y le molestan. Van por este hermoso mundo corriendo desesperados como niños que afanados persiguen el arco iris. A pesar del serio esfuerzo en intentar acercarse, el arco iris siempre parece alejarse burlonamente. Para esas personas, la felicidad siempre se encuentra más allá de donde se encuentran.
Una joven me decía: “me casaré cuando encuentre la persona que traiga satisfacción a mi vida”. Con esa filosofía de vida algunos piensan: “cuando encuentre a mi cónyuge, entonces seré feliz”. Otros que ya lo han encontrado y ya se han decepcionado piensan “cuando me separe de mi marido, entonces seré feliz”.
Otros piensan: “cuando tenga hijos seré feliz” y otros “cuando se marchen comenzará mi felicidad”. Sin embargo, podrás tener riquezas y ser infeliz, estar rodeado de las personas más amorosas y vivir las circunstancias ideales, pero eso no quitará de ti todos tus males.
Es que la felicidad no se descubre al encontrar a la persona apropiada, sino en ser la persona adecuada. La felicidad no está en encontrar a quien te haga feliz, sino en aprender a traer felicidad a los que te rodean. La felicidad la encuentra la persona que aprende a vivir sabiamente. Está en aquella persona que establece relaciones saludables, pone límites, acepta lo bueno y rechaza lo cuestionable. Es feliz quien se acerca a las personas sin sospecha pero con prudencia y se aleja de quienes le hacen daño, sin maltratar pero con inteligencia.
La felicidad la encuentra quien aprende a usar las cosas y no a las personas, quien no abusa ni permite el abuso. No es feliz quien nunca recibe heridas, sino quien sabe cómo evitarlas y cuando es imposible, sabe cómo curarlas. No es feliz quien nunca tiene problemas o todo tiene resuelto, sino quien, cuando éstos llegan, los enfrenta sabiamente y cuando no puede, busca ayuda inmediatamente.
Por tu propio bien deja de buscar la felicidad en las cosas, personas o circunstancias que te están rodeando y comienza a cambiar desde tu interior las actitudes que te están afectando.
Oscar Colmenares
Hay personas que nunca se sienten realizadas. Muchas cosas les fastidian y le molestan. Van por este hermoso mundo corriendo desesperados como niños que afanados persiguen el arco iris. A pesar del serio esfuerzo en intentar acercarse, el arco iris siempre parece alejarse burlonamente. Para esas personas, la felicidad siempre se encuentra más allá de donde se encuentran.
Una joven me decía: “me casaré cuando encuentre la persona que traiga satisfacción a mi vida”. Con esa filosofía de vida algunos piensan: “cuando encuentre a mi cónyuge, entonces seré feliz”. Otros que ya lo han encontrado y ya se han decepcionado piensan “cuando me separe de mi marido, entonces seré feliz”.
Otros piensan: “cuando tenga hijos seré feliz” y otros “cuando se marchen comenzará mi felicidad”. Sin embargo, podrás tener riquezas y ser infeliz, estar rodeado de las personas más amorosas y vivir las circunstancias ideales, pero eso no quitará de ti todos tus males.
Es que la felicidad no se descubre al encontrar a la persona apropiada, sino en ser la persona adecuada. La felicidad no está en encontrar a quien te haga feliz, sino en aprender a traer felicidad a los que te rodean. La felicidad la encuentra la persona que aprende a vivir sabiamente. Está en aquella persona que establece relaciones saludables, pone límites, acepta lo bueno y rechaza lo cuestionable. Es feliz quien se acerca a las personas sin sospecha pero con prudencia y se aleja de quienes le hacen daño, sin maltratar pero con inteligencia.
La felicidad la encuentra quien aprende a usar las cosas y no a las personas, quien no abusa ni permite el abuso. No es feliz quien nunca recibe heridas, sino quien sabe cómo evitarlas y cuando es imposible, sabe cómo curarlas. No es feliz quien nunca tiene problemas o todo tiene resuelto, sino quien, cuando éstos llegan, los enfrenta sabiamente y cuando no puede, busca ayuda inmediatamente.
Por tu propio bien deja de buscar la felicidad en las cosas, personas o circunstancias que te están rodeando y comienza a cambiar desde tu interior las actitudes que te están afectando.
Oscar Colmenares