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Ante la depresión es muy importante analizar sus causas y aplicar un tratamiento que sea holístico y no se quede en los síntomas.
. ¿Qué es la depresión?
La depresión es una condición anímica del ser humano en virtud de la cual se ve mermada la autoestima (amor propio) y anulado o disminuido el impulso vital necesario para que la persona alcance o mantenga unos mínimos de bienestar interior (serenidad, confianza, coraje, empuje, etc.)
Síntomas de depresión y particularidades
Lo que caracteriza a la depresión es una profunda tristeza, que condiciona severamente la capacidad de relación del individuo y de autogestión.
Si pudiéramos ponerle voz al subconsciente, sería algo como: "Quiero alcanzar un objetivo, un deseo o un sueño, pero como para mí es prioritario y siento que no puedo alcanzarlo, me inhibo (de mis otras responsabilidades), me encierro en una profunda espiral de tristeza y de angustia en la que me hundo progresivamente".
Dieta
Una dieta en la que predominen comestibles (azúcar, arroz, pan y otros alimentos refinados, etc.), favorecerá desequilibrios en el sistema nervioso, lo que a su vez abonará el terreno para la depresión en quien tenga tendencia a sufrirla.
Por eso, se hace imprescindible tomar alimentos naturales. Sobre todo, cereales integrales, en particular la avena (ideal para el sistema nervioso) o la quínoa y el trigo sarraceno (muy Yang) Y dado que la depresión es una enfermedad Yin (la mente vuela y le da muchas vueltas a un tema), convendrá compensar con alimentos que crezcan por debajo de tierra, como las raíces (zanahoria, nabo, remolacha, chufa, hinojo, etc.)
Los alimentos ricos en ácidos grasos esenciales suelen ser de grandísima ayuda ya que ese déficit también puede favorecer la depresión. Una cucharada sopera al día de alguna de las siguientes semillas puede ser de gran ayuda: semillas de lino, de cáñamo, de alpiste o de Chía.
Causas psicológicas de la depresión
Muchas personas, frente a situaciones que ven como insuperables (la pérdida de una persona querida, un desamor, un problema laboral, la imposibilidad de conseguir unos objetivos, etc.), ante la sensación de no ser capaces de encontrar una solución a los problemas, quedan sumergidas en la depresión. Sería, pues, la incapacidad de encontrar una solución a esos problemas. Es la causa más habitual.
Al depresivo, tal cual a una máquina hidráulica sin suficiente presión en sus émbolos, le falta presión (entendida como empuje, ánimo, fuerza). El sujeto está invadido por una apatía de la que no consigue liberarse. El depresivo, además, se halla mentalmente hundido (en un abismo donde no ve la luz), pero también físicamente.
Un signo que se refleja visiblemente en su pecho hundido, en contraposición al pecho inflado de quien mantiene el vigor y la valentía. Le hace falta, por tanto, sacar pecho (valor), para poder afrontar esos retos que le plantea la vida y que, sin embargo, le amedrentan, le detienen.
Otros factores que influyen en la depresión
Depresión y sistema inmunitario: Resulta curioso que, a menudo, en estas personas su condición de depresivas se corresponde con una depresión más o menos importante del sistema inmunitario: un ejército cuya misión no es otra que la de luchar por defender un territorio (el cuerpo).
Luchar, sí, para mantenerlo libre de elementos (patógenos) que puedan implicar la merma de su integridad o de sus funciones. Así pues, paralelamente, el depresivo no lucha (o no lo suficiente) contra aquellos enemigos que, en última instancia, puedan suponer una merma de su integridad individual, a saber: el estancamiento, la impotencia, la abulia (falta de voluntad) o la baja autoestima.
Presión arterial baja: También muchas veces se da en ellos una tensión (o presión) arterial baja. Es decir, la sangre (que simboliza el alma, la vida, el nutrimento) no llega con fuerza adonde tendría que llegar (a cada rincón del cuerpo, a cada célula), sobre todo, al cerebro (el órgano que se encuentra en la parte más alta del cuerpo y que requiere de cierta presión arterial para funcionar normalmente)
Por eso, pueden sobrevenir mareos (ante los que hay que hacer un esfuerzo para no perder el equilibrio), adormecimientos (que requieren mantenerse despierto), o, incluso, desmayos (que le ahorran a uno tener que afrontar una situación difícil)
Unos síntomas que delatan que el afectado no termina de alcanzar los objetivos vitales comunes a todos los individuos (armonía, bienestar, equilibrio) o bien las metas personales que se trazara en su día. Objetivos, ante los cuales la persona con depresión, inconscientemente, se retira, se echa para atrás (a imagen y semejanza de su propia sangre)
Bajos niveles de hierro: Es frecuente que entre las personas con depresión nos encontremos a algunas con anemia. Psicosomáticamente, la anemia es una falta de Fe (hierro), es decir fe con mayúsculas. O dicho de otro modo, falta de confianza en uno mismo. Por lo que para superarla, se hace necesario que la persona afectada se vuelva como el hierro: fuerte, resistente, dura, tenaz, etc.
¿Cómo podría vencerse la depresión?
En rasgos generales, y abundando en esta visión psicosomática, de un modo muy simple (aunque no siempre fácil): quitándole el prefijo "de" a la palabra depresión y convirtiéndola en presión, es decir, en el coraje necesario para alejarse de la inmovilidad, y en el valor justo para afrontar el miedo (o la incertidumbre) y seguir adelante, acompasando el ritmo que va marcando la vida, fluyendo (haciendo que la sangre vuelva a fluir con suficiente presión por los vasos sanguíneos)
Y, por supuesto, cultivando el amor (en forma de autoestima) y el humor (la risa) Pues ambos se erigen, sin duda, como los dos mejores antídotos que conozco para curar esta afección.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.
. ¿Qué es la depresión?
La depresión es una condición anímica del ser humano en virtud de la cual se ve mermada la autoestima (amor propio) y anulado o disminuido el impulso vital necesario para que la persona alcance o mantenga unos mínimos de bienestar interior (serenidad, confianza, coraje, empuje, etc.)
Síntomas de depresión y particularidades
Lo que caracteriza a la depresión es una profunda tristeza, que condiciona severamente la capacidad de relación del individuo y de autogestión.
Si pudiéramos ponerle voz al subconsciente, sería algo como: "Quiero alcanzar un objetivo, un deseo o un sueño, pero como para mí es prioritario y siento que no puedo alcanzarlo, me inhibo (de mis otras responsabilidades), me encierro en una profunda espiral de tristeza y de angustia en la que me hundo progresivamente".
Dieta
Una dieta en la que predominen comestibles (azúcar, arroz, pan y otros alimentos refinados, etc.), favorecerá desequilibrios en el sistema nervioso, lo que a su vez abonará el terreno para la depresión en quien tenga tendencia a sufrirla.
Por eso, se hace imprescindible tomar alimentos naturales. Sobre todo, cereales integrales, en particular la avena (ideal para el sistema nervioso) o la quínoa y el trigo sarraceno (muy Yang) Y dado que la depresión es una enfermedad Yin (la mente vuela y le da muchas vueltas a un tema), convendrá compensar con alimentos que crezcan por debajo de tierra, como las raíces (zanahoria, nabo, remolacha, chufa, hinojo, etc.)
Los alimentos ricos en ácidos grasos esenciales suelen ser de grandísima ayuda ya que ese déficit también puede favorecer la depresión. Una cucharada sopera al día de alguna de las siguientes semillas puede ser de gran ayuda: semillas de lino, de cáñamo, de alpiste o de Chía.
Causas psicológicas de la depresión
Muchas personas, frente a situaciones que ven como insuperables (la pérdida de una persona querida, un desamor, un problema laboral, la imposibilidad de conseguir unos objetivos, etc.), ante la sensación de no ser capaces de encontrar una solución a los problemas, quedan sumergidas en la depresión. Sería, pues, la incapacidad de encontrar una solución a esos problemas. Es la causa más habitual.
Al depresivo, tal cual a una máquina hidráulica sin suficiente presión en sus émbolos, le falta presión (entendida como empuje, ánimo, fuerza). El sujeto está invadido por una apatía de la que no consigue liberarse. El depresivo, además, se halla mentalmente hundido (en un abismo donde no ve la luz), pero también físicamente.
Un signo que se refleja visiblemente en su pecho hundido, en contraposición al pecho inflado de quien mantiene el vigor y la valentía. Le hace falta, por tanto, sacar pecho (valor), para poder afrontar esos retos que le plantea la vida y que, sin embargo, le amedrentan, le detienen.
Otros factores que influyen en la depresión
Depresión y sistema inmunitario: Resulta curioso que, a menudo, en estas personas su condición de depresivas se corresponde con una depresión más o menos importante del sistema inmunitario: un ejército cuya misión no es otra que la de luchar por defender un territorio (el cuerpo).
Luchar, sí, para mantenerlo libre de elementos (patógenos) que puedan implicar la merma de su integridad o de sus funciones. Así pues, paralelamente, el depresivo no lucha (o no lo suficiente) contra aquellos enemigos que, en última instancia, puedan suponer una merma de su integridad individual, a saber: el estancamiento, la impotencia, la abulia (falta de voluntad) o la baja autoestima.
Presión arterial baja: También muchas veces se da en ellos una tensión (o presión) arterial baja. Es decir, la sangre (que simboliza el alma, la vida, el nutrimento) no llega con fuerza adonde tendría que llegar (a cada rincón del cuerpo, a cada célula), sobre todo, al cerebro (el órgano que se encuentra en la parte más alta del cuerpo y que requiere de cierta presión arterial para funcionar normalmente)
Por eso, pueden sobrevenir mareos (ante los que hay que hacer un esfuerzo para no perder el equilibrio), adormecimientos (que requieren mantenerse despierto), o, incluso, desmayos (que le ahorran a uno tener que afrontar una situación difícil)
Unos síntomas que delatan que el afectado no termina de alcanzar los objetivos vitales comunes a todos los individuos (armonía, bienestar, equilibrio) o bien las metas personales que se trazara en su día. Objetivos, ante los cuales la persona con depresión, inconscientemente, se retira, se echa para atrás (a imagen y semejanza de su propia sangre)
Bajos niveles de hierro: Es frecuente que entre las personas con depresión nos encontremos a algunas con anemia. Psicosomáticamente, la anemia es una falta de Fe (hierro), es decir fe con mayúsculas. O dicho de otro modo, falta de confianza en uno mismo. Por lo que para superarla, se hace necesario que la persona afectada se vuelva como el hierro: fuerte, resistente, dura, tenaz, etc.
¿Cómo podría vencerse la depresión?
En rasgos generales, y abundando en esta visión psicosomática, de un modo muy simple (aunque no siempre fácil): quitándole el prefijo "de" a la palabra depresión y convirtiéndola en presión, es decir, en el coraje necesario para alejarse de la inmovilidad, y en el valor justo para afrontar el miedo (o la incertidumbre) y seguir adelante, acompasando el ritmo que va marcando la vida, fluyendo (haciendo que la sangre vuelva a fluir con suficiente presión por los vasos sanguíneos)
Y, por supuesto, cultivando el amor (en forma de autoestima) y el humor (la risa) Pues ambos se erigen, sin duda, como los dos mejores antídotos que conozco para curar esta afección.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.
