Después de la pasión
La segunda fase del amor, comenzaría precisamente cuando se cumplen los objetivos genéticos de tener los hijos y de asegurar su sobrevivencia inicial.
En esta etapa cambian los patrones bioquímicos cerebrales. En lugar de "anfetaminas" el cerebro segrega ahora drogas "narcóticas": Las endomorfinas y las encefalinas que le dan a las personas gran seguridad, calma y paz espiritual.
Estas drogas -"narcóticas" por supuesto- bajan la pasión. Circunstancia que explica además, la primera crisis, que se produce a los tres o cuatro años de estar juntos la pareja.
La explicación inicial para los defensores del amor bioquímico, es que las "anfetaminas" naturales ya no producen el efecto de euforia -léase pasión- del amor. Para ellos, el amor es un mecanismo evolutivo para mejorar los genes y lograr la supervivencia de los más aptos y capaces. Cuando ya se ha logrado el objetivo de procrear o se ha fallado en el intento, la pasión baja.
A los tres o cuatro años de vida en común de las parejas, sólo existen dos posibilidades: Que hayan tenido hijos o no. En el caso de no nacer los hijos, habría una contradicción entre lo deseado socialmente y lo mandado genéticamente. De no haber hijos, el cerebro inhibiría las sustancias que promueven las primeras fases del amor con su pareja "fallida" y tendería a desarrollarlas en presencia de terceras personas, fomentando así la infidelidad o la separación de la pareja.
Por el lado contrario, si se han tenido hijos, la crisis se generaría -en concordancia a esta teoría evolucionista- porque el hombre tiene el mandato genético de lograr el mayor número de hijos posibles y muy probablemente ambos decidieron, después de dos o tres hijos, no buscar más.
Este es un momento muy importante que tiene que reconocer la pareja, porque entendiéndolo se puede evitar que muera el amor.
La segunda fase del amor, comenzaría precisamente cuando se cumplen los objetivos genéticos de tener los hijos y de asegurar su sobrevivencia inicial.
En esta etapa cambian los patrones bioquímicos cerebrales. En lugar de "anfetaminas" el cerebro segrega ahora drogas "narcóticas": Las endomorfinas y las encefalinas que le dan a las personas gran seguridad, calma y paz espiritual.
Estas drogas -"narcóticas" por supuesto- bajan la pasión. Circunstancia que explica además, la primera crisis, que se produce a los tres o cuatro años de estar juntos la pareja.
La explicación inicial para los defensores del amor bioquímico, es que las "anfetaminas" naturales ya no producen el efecto de euforia -léase pasión- del amor. Para ellos, el amor es un mecanismo evolutivo para mejorar los genes y lograr la supervivencia de los más aptos y capaces. Cuando ya se ha logrado el objetivo de procrear o se ha fallado en el intento, la pasión baja.
A los tres o cuatro años de vida en común de las parejas, sólo existen dos posibilidades: Que hayan tenido hijos o no. En el caso de no nacer los hijos, habría una contradicción entre lo deseado socialmente y lo mandado genéticamente. De no haber hijos, el cerebro inhibiría las sustancias que promueven las primeras fases del amor con su pareja "fallida" y tendería a desarrollarlas en presencia de terceras personas, fomentando así la infidelidad o la separación de la pareja.
Por el lado contrario, si se han tenido hijos, la crisis se generaría -en concordancia a esta teoría evolucionista- porque el hombre tiene el mandato genético de lograr el mayor número de hijos posibles y muy probablemente ambos decidieron, después de dos o tres hijos, no buscar más.
Este es un momento muy importante que tiene que reconocer la pareja, porque entendiéndolo se puede evitar que muera el amor.