Dentro de cada una de nosotras se esconde una fortaleza especial, aquella que necesitamos para enfrentar y superar los problemas que a diario nos agobian y de los que muchas veces rehuimos.
Si buscamos dentro de nuestro interior, encontraremos esa fuerza. Pese a nuestra aparente debilidad, toda mujer tiene la fuerza necesaria para enfrentar las dificultades de la vida.
Se habla mucho de hacer un viaje a nuestro interior, de descubrir aquello que llevamos dentro,porque es precisamente ahí donde encontramos la afirmación de nuestras creencias y los medios necesarios para hacer lo que queramos de nuestra vida.
No faltan consejos y recomendaciones en libros escritos por los entendidos y es indudable que sus consejos son muy buenos, pero si lo analizáramos de una manera más sencilla, nos daríamos cuenta que no necesitamos de libros escritos por sabios, psicólogos o expertos en la materia. El fortalecimiento interno es algo que puede ser manejado por nosotras mismas para mejorar en todos los ámbitos en que nos desenvolvemos diariamente.
Aunque suene un tanto egoísta, para asumir y tomar control de nuestras propias vidas, es necesario que comencemos por imponer el “yo”, el “primero yo”, y el “después y siempre yo”.
Muchas son las personas que se quejan y se lamentan porque no logran mejorar sus vidas, muy a pesar de leer los muchos libros de autoayuda que les recomiendan, o libros que leen porque a alguien más le ha funcionado poner en practica ejercicios o concentraciones mentales. Incluso hay personas que en su afán de mejorar su vida, o de cambiar su suerte, acuden a prácticas “sobrenaturales”. Debemos mantener en mente que la motivación, nuestra propia motivación, debe venir de nuestro propio interior. Ningún libro, ningún “especialista”, ni lo que hizo el vecino, ni lo que hace la amiga de la infancia, puede ayudarnos en nuestro propio fortalecimiento, porque cada ser humano es diferente y tiene diferentes objetivos en la vida.
Muchas veces nos negamos a aceptar las opiniones ajenas de cómo poner en practica la aceptación de la existencia de un problema, sin embargo, debemos tener claro que la aceptación no es lo mismo que resignarnos y a someternos de por vida a vivir con algo que tiene solución, aceptar no significa no buscar la superación de los conflictos de familia, financieros o emocionales.
Aceptar que hay un problema, independientemente del tipo que sea, ayuda a que pongamos las cosas en perspectiva e intentemos encontrar un sentido de la dirección o camino que seguir. No podemos resolver un problema si lo ignoramos o si negamos su existencia.
Un ejemplo muy común de ello lo vemos en las rupturas de las relaciones sentimentales: escuchamos muy a menudo decir, “no puedo sacármelo de la mente”, “después de x años, todavía espero que vuelva”, “me dice que no quiere volver conmigo, pero no puedo dejar de llamarlo o buscarlo”. Y a pesar de que cueste tanto aceptar que existe un apego y una dependencia hacia alguien que ya no está, se buscan excusas y nos seguimos convenciendo a nosotras mismas que “no podemos”.
Esto es algo que se le podría atribuir a que nos falte un plan del fortalecimiento interior, a la falta de fortalecimiento del “yo” interno. Es necesario pues, ser específicas en lo que deseamos y buscar las soluciones más practicas y aplicarlas. Si en lugar de actuar te concentras en el “¿y hora qué hago?” y el “¿como voy a mantener a mi familia, si el pagaba por todo?”, el problema será la falta de coraje para tomar decisiones por tu propia cuenta. Hasta que no tomes las decisiones por ti misma, no podrás saber si tienes el coraje y valor necesario. En el fondo, lo tienes, pero primero has de buscarlo en tu interior.
Comenzar a fortalecer tu “yo” interno, no significa que te convertirás de la noche a la mañana en una “súper mujer” y que no necesitarás apoyo o ayuda, pues lo necesitarás. Reconocer que necesitamos ayuda no es un signo de debilidad. Cobíjate en tu familia e hijos, busca a tus amigos, a personas para las que sabes que eres importante, que se preocupan por ti. Recuerda que es un proceso de “cambio de vida” y que compartiéndolo con los que amamos podremos ver la diferencia del “antes y el ahora”.
Siempre es el momento de tomar medidas y ponerlas en práctica, todo momento es un buen momento para empezar un proceso de fortalecimiento de nuestro interior, todo momento es el momento para empezar un plan para mejorar y descubrir nuestras destrezas y habilidades. Las herramientas claves para la prosperidad y el éxito, las poseemos en nuestro interior; descubrámoslas, pues podemos hacerlo.
Si buscamos dentro de nuestro interior, encontraremos esa fuerza. Pese a nuestra aparente debilidad, toda mujer tiene la fuerza necesaria para enfrentar las dificultades de la vida.
Se habla mucho de hacer un viaje a nuestro interior, de descubrir aquello que llevamos dentro,porque es precisamente ahí donde encontramos la afirmación de nuestras creencias y los medios necesarios para hacer lo que queramos de nuestra vida.
No faltan consejos y recomendaciones en libros escritos por los entendidos y es indudable que sus consejos son muy buenos, pero si lo analizáramos de una manera más sencilla, nos daríamos cuenta que no necesitamos de libros escritos por sabios, psicólogos o expertos en la materia. El fortalecimiento interno es algo que puede ser manejado por nosotras mismas para mejorar en todos los ámbitos en que nos desenvolvemos diariamente.
Aunque suene un tanto egoísta, para asumir y tomar control de nuestras propias vidas, es necesario que comencemos por imponer el “yo”, el “primero yo”, y el “después y siempre yo”.
Muchas son las personas que se quejan y se lamentan porque no logran mejorar sus vidas, muy a pesar de leer los muchos libros de autoayuda que les recomiendan, o libros que leen porque a alguien más le ha funcionado poner en practica ejercicios o concentraciones mentales. Incluso hay personas que en su afán de mejorar su vida, o de cambiar su suerte, acuden a prácticas “sobrenaturales”. Debemos mantener en mente que la motivación, nuestra propia motivación, debe venir de nuestro propio interior. Ningún libro, ningún “especialista”, ni lo que hizo el vecino, ni lo que hace la amiga de la infancia, puede ayudarnos en nuestro propio fortalecimiento, porque cada ser humano es diferente y tiene diferentes objetivos en la vida.
Muchas veces nos negamos a aceptar las opiniones ajenas de cómo poner en practica la aceptación de la existencia de un problema, sin embargo, debemos tener claro que la aceptación no es lo mismo que resignarnos y a someternos de por vida a vivir con algo que tiene solución, aceptar no significa no buscar la superación de los conflictos de familia, financieros o emocionales.
Aceptar que hay un problema, independientemente del tipo que sea, ayuda a que pongamos las cosas en perspectiva e intentemos encontrar un sentido de la dirección o camino que seguir. No podemos resolver un problema si lo ignoramos o si negamos su existencia.
Un ejemplo muy común de ello lo vemos en las rupturas de las relaciones sentimentales: escuchamos muy a menudo decir, “no puedo sacármelo de la mente”, “después de x años, todavía espero que vuelva”, “me dice que no quiere volver conmigo, pero no puedo dejar de llamarlo o buscarlo”. Y a pesar de que cueste tanto aceptar que existe un apego y una dependencia hacia alguien que ya no está, se buscan excusas y nos seguimos convenciendo a nosotras mismas que “no podemos”.
Esto es algo que se le podría atribuir a que nos falte un plan del fortalecimiento interior, a la falta de fortalecimiento del “yo” interno. Es necesario pues, ser específicas en lo que deseamos y buscar las soluciones más practicas y aplicarlas. Si en lugar de actuar te concentras en el “¿y hora qué hago?” y el “¿como voy a mantener a mi familia, si el pagaba por todo?”, el problema será la falta de coraje para tomar decisiones por tu propia cuenta. Hasta que no tomes las decisiones por ti misma, no podrás saber si tienes el coraje y valor necesario. En el fondo, lo tienes, pero primero has de buscarlo en tu interior.
Comenzar a fortalecer tu “yo” interno, no significa que te convertirás de la noche a la mañana en una “súper mujer” y que no necesitarás apoyo o ayuda, pues lo necesitarás. Reconocer que necesitamos ayuda no es un signo de debilidad. Cobíjate en tu familia e hijos, busca a tus amigos, a personas para las que sabes que eres importante, que se preocupan por ti. Recuerda que es un proceso de “cambio de vida” y que compartiéndolo con los que amamos podremos ver la diferencia del “antes y el ahora”.
Siempre es el momento de tomar medidas y ponerlas en práctica, todo momento es un buen momento para empezar un proceso de fortalecimiento de nuestro interior, todo momento es el momento para empezar un plan para mejorar y descubrir nuestras destrezas y habilidades. Las herramientas claves para la prosperidad y el éxito, las poseemos en nuestro interior; descubrámoslas, pues podemos hacerlo.