Las personas mayores de edad nos consideramos “maduras”. Prudentes, juiciosas, sensatas. Pero muchas veces, vemos alrededor nuestro quienes no parecen ser de la edad que tienen, ya que suelen hacer gala de reacciones y de actitudes que no concuerdan con los años que figuran en sus documentos.
Parece que su niño interior vuelve a aparecer (¡o nunca se ha transformado en adulto!) y tenemos que lidiar con respuestas con las que quizá no esperábamos toparnos.
Para peor, estas personas nos hacen asumir el rol de “padres” (o de adultos ante niños) muchas veces para confrontarlas, ya que no queremos (ni podemos) colocarnos al mismo nivel – no es nuestra manera de ver la vida. Creo que lo mejor es no dejarnos enredar con estos tejes y manejes, y enfrentar directamente a la otra persona, apelando al “adulto” que tiene adentro.
Algunas reacciones infantiles muy comunes son:
Los caprichos: querer algo desesperadamente, agotar todos los métodos (y nuestra paciencia) para lograrlo, y una vez obtenido lo que buscaban, ¡tal vez ni lo disfrutan!
No decir lo que molesta y hacer escenas: particularmente, es una de las actitudes infantiles que más me molestan.
Hay gente a la que le cuesta sobremanera expresar lo que siente, y eso lo respeto, pero estar enfadado, echar corajes o dar pataletas por no poder verbalizar lo que les sucede, es algo que influye al resto de las personas, de mala manera.
Para peor, si no sabes exactamente qué les molestó (porque no lo dicen), ¡es imposible hacer algo para subsanarlo o pedir disculpas incluso, si correspondiera! Es una manera de manipularnos, ya que nos hacen sentir mal, sin posibilidad de respuesta…
No dar el brazo a torcer en ninguna situación, aunque no se tenga la razón, considero que es una muestra de inseguridad y de inmadurez. Parecen niños que se empacan en sus propios “¡no y no!”. Les falta llorar y patalear para salirse con la suya. Es durísimo intentar comunicarse con alguien de estas características, ¡si es tu jefe, mejor respira hondo, ármate de paciencia y sé inteligente en tus dichos!
No enfrentar la realidad, ni a otros: por ejemplo, desaparecer en una relación de pareja, dejar de llamar y de comunicarse, en vez de decir claramente que no quieren seguir con ese vínculo.
¿Cuál es la reacción infantil que menos te agrada?
SALUDOS
MEL.
Parece que su niño interior vuelve a aparecer (¡o nunca se ha transformado en adulto!) y tenemos que lidiar con respuestas con las que quizá no esperábamos toparnos.
Para peor, estas personas nos hacen asumir el rol de “padres” (o de adultos ante niños) muchas veces para confrontarlas, ya que no queremos (ni podemos) colocarnos al mismo nivel – no es nuestra manera de ver la vida. Creo que lo mejor es no dejarnos enredar con estos tejes y manejes, y enfrentar directamente a la otra persona, apelando al “adulto” que tiene adentro.
Algunas reacciones infantiles muy comunes son:
Los caprichos: querer algo desesperadamente, agotar todos los métodos (y nuestra paciencia) para lograrlo, y una vez obtenido lo que buscaban, ¡tal vez ni lo disfrutan!
No decir lo que molesta y hacer escenas: particularmente, es una de las actitudes infantiles que más me molestan.
Hay gente a la que le cuesta sobremanera expresar lo que siente, y eso lo respeto, pero estar enfadado, echar corajes o dar pataletas por no poder verbalizar lo que les sucede, es algo que influye al resto de las personas, de mala manera.
Para peor, si no sabes exactamente qué les molestó (porque no lo dicen), ¡es imposible hacer algo para subsanarlo o pedir disculpas incluso, si correspondiera! Es una manera de manipularnos, ya que nos hacen sentir mal, sin posibilidad de respuesta…
No dar el brazo a torcer en ninguna situación, aunque no se tenga la razón, considero que es una muestra de inseguridad y de inmadurez. Parecen niños que se empacan en sus propios “¡no y no!”. Les falta llorar y patalear para salirse con la suya. Es durísimo intentar comunicarse con alguien de estas características, ¡si es tu jefe, mejor respira hondo, ármate de paciencia y sé inteligente en tus dichos!
No enfrentar la realidad, ni a otros: por ejemplo, desaparecer en una relación de pareja, dejar de llamar y de comunicarse, en vez de decir claramente que no quieren seguir con ese vínculo.
¿Cuál es la reacción infantil que menos te agrada?
SALUDOS
MEL.