Bueno amigas, como podran ver, ya regre.... ahh, q bien caen unas vacacioncitas para desestresarse un poquito, verdad?
ya ven ! volvi con tooodo.... y aqui un post para ustedes,
me parecio interesante, espero NO aburrirlas....
CÓMO CULTIVAR EL OPTIMISMO
¿Se puede aprender a ser optimista?
Como ha señalado el psicólogo Martin Seligman las personas pueden separarse en dos grupos: las que llevan escrito un "sí" y las que llevan un "no" grabado en su interior. A pesar de que existen un buen número de razones para pensar que ser optimista está determinado, en una parte, por la herencia y, en otra parte, por experiencias tempranas, existe la posibilidad, incluso en etapas maduras, de aprender a ver las cosas de otra manera, de escribir otra palabra en nuestro interior.
Teniendo esto en cuenta, lo sorprendente es que, en algunos casos, haya personas que sucumban a la ilusión contraria: la desesperanza. Si esto ocurre, y no hay dudas, debe ser porque han aprendido a ver el mundo de forma negativa. Es posible, por tanto, que si se puede aprender el pesimismo, el optimismo también sea sensible al aprendizaje.
ya ven ! volvi con tooodo.... y aqui un post para ustedes,
me parecio interesante, espero NO aburrirlas....
CÓMO CULTIVAR EL OPTIMISMO
¿Se puede aprender a ser optimista?
Como ha señalado el psicólogo Martin Seligman las personas pueden separarse en dos grupos: las que llevan escrito un "sí" y las que llevan un "no" grabado en su interior. A pesar de que existen un buen número de razones para pensar que ser optimista está determinado, en una parte, por la herencia y, en otra parte, por experiencias tempranas, existe la posibilidad, incluso en etapas maduras, de aprender a ver las cosas de otra manera, de escribir otra palabra en nuestro interior.
Teniendo esto en cuenta, lo sorprendente es que, en algunos casos, haya personas que sucumban a la ilusión contraria: la desesperanza. Si esto ocurre, y no hay dudas, debe ser porque han aprendido a ver el mundo de forma negativa. Es posible, por tanto, que si se puede aprender el pesimismo, el optimismo también sea sensible al aprendizaje.
¿Qué se puede hacer para poder aprender a ver la vida de un modo más optimista?
Vamos a ofrecer unas sugerencias, unas pistas para poder conseguirlo.
Desde luego que autolamentándose o adoptando posturas pasivas no se consigue nada, más que ser un experto en el arte de amargarse la vida.
Las pistas que vamos a sugerir las proponen María Dolores Avia y Carmelo Vázquez, profesores de psicología de la Complutense de Madrid, y los que más han investigado en España las conductas que nos guían hacia la felicidad.
Muchas cosas de las que hagamos pueden contribuir a que nos sintamos mejor, pero, al final, en un último análisis, la felicidad brotará del interior, si es que se ha sabido poner voluntad para alcanzarla.
Por ejemplo, mucha gente cree que para poder ser feliz las cosas han de salirle como ella quiera, y que lo que le conducirá a la felicidad será, precisamente, que esto ocurra. Y cuando ya no sucede, pues no pueden ser felices. Sin embargo, no son los demás los que nos hacen felices, ni las cosas que nos pasan, sino que nosotros mismos somos los que podemos hacernos felices si la mitad del tiempo que dedicamos a autoflagelarnos por lo que no tenemos o no conseguimos lo dedicáramos a aceptar que en la vida, algunas veces, no queda más remedio que experimentar displacer y tolerar frustraciones.
Pautas para cultivar el optimismo
Ponerse metas alcanzables y con sentido: Toda felicidad surge del impulso y deseo natural de cosas posibles. Las personas optimistas se ha comprobado que no formulan deseos grandiosos, sino que anhelan cosas muy corrientes y al alcance de la mano. Así mismo, ser capaz de dar algún valor a lo que hacemos (estudiar, trabajar, educar a los hijos···) dota de sentido a las mismas y nos entusiasma.
Abrirse al exterior y olvidarse de uno mismo: Cuando se pregunta a la gente qué hacía en momentos de felicidad, suele responder que se encontraba haciendo algo que le ocupaba la mente (jugar con amigos, cenar, hablar···)
Estar excesivamente centrado en sí mismo, en las cosas que me ocurren y en mis problemas, no favorece la felicidad. De hecho, muchas terapias psicológicas se basan en esto, en enseñar a la gente a dirigir su foco atencional más a los aspectos externos que a los internos (uno mismo)
Aceptar la propia realidad: "¡Hay que difícil!"- dicen muchos. "Pero no imposible" - habría que contestar. El reconocimiento ácido y excesivamente crítico de nuestras imperfecciones está muchas veces unido a un sentimiento penoso: la envidia. Compararse con los demás es absurdo: siempre los habrá mejores y peores. Aceptar nuestros errores y defectos y asumir nuestras cualidades con orgullo.
Atreverse a ser valientes: Fernando Savater dice: "Creo que el coraje lo es todo, o por lo menos, la sazón de todo". Atrevernos a hacer algo que nos dé miedo (hablar en público, bailar···), hace que cojamos seguridad en nosotros mismos al demostrarnos que sí, que podemos como cualquiera.
Educar la capacidad de goce: En otras épocas, la Ilustración, se educaba a la gente en muchos artes: las buenas formas, el arte de la oratoria··· Actualmente, educamos poco esta capacidad, y por ello hace falta entrenarla. Saber disfrutar con un libro, una comida, un paisaje···
Desarrollar el gusto por el juego y la travesura: Cultivar el humor todo lo que se pueda, ya que es un ingrediente muy eficaz que ayuda a tolerar el estrés y lo reduce. Incluso en situaciones angustiosas es un recurso inestimable que no poseen muchas personas pero que contagia.
Este documento se ha elaborado a partir del libro "Optimismo Inteligente", de los profesores de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid María Dolores Avia y Carmelo Vázquez. Alianza Editorial. Madrid 1998.