Cuerpos jóvenes y bellos, reproducción y poder, son algunas de las cosas que relacionamos con el sexo. Pero, ¿qué pasa con nuestra sexualidad cuando el tiempo pasa e, inexorablemente, dejamos de llenar el estereotipo de las parejas perfectas que tiene un sexo perfecto (sin problemas y casi sin ruidos) en las películas? ¿Se acaba nuestra vida sexual algún día?
Hace un siglo, este no sería un tema tan importante, porque la esperanza de vida no nos dejaba llegar ni a la crisis de los 50. Sin embargo, cada día somos más los que vivimos mas, ahora los 60 son los nuevos 40 y también esperamos que la vida no solo sea más larga, sino mejor y más placentera. Los avances en los diferentes campos de la salud nos han dado este beneficio. Aun con estos avances, nuestros cuerpos y nuestras mentes van madurando y envejeciendo, nunca tendremos 25 años de nuevo, pero podemos ir evolucionando en cuanto a nuestras actividades, actitudes y comportamientos para disfrutar de nuestro cuerpo hasta el último momento. Esto es cierto para todos los aspectos de la vida, incluso para la sexualidad. Lo importante es poder ir ampliando nuestra idea de sexualidad mientras nuestro cuerpo y facultades van cambiando.
Y a pesar de que no todos quieren o necesitan una vida sexual activa, mucha gente continua siendo sexualmente activa toda su vida. El hecho de que tengamos una sexualidad placentera hasta el final depende de muchos factores: salud en general, disponibilidad de un compañero (a) sano (a), personalidad, actitudes hacia la sexualidad, nivel de educación, nivel social, creencias sexuales, actitud sexual previa, intereses y prácticas previas, grado de satisfacción con la vida, etc.
La sexualidad en los ancianos debe considerar factores tanto físicos como emocionales. La sexualidad va evolucionando con el tiempo, hay un aprendizaje y las facultades físicas ya no son las mismas y por tanto no podemos esperar el mismo patrón sexual en un adulto joven que en un anciano. Hablando en términos generales, la sexualidad va evolucionando de ser un acto enfocado en el coito como tal a un acto más estelarizado por otras actividades sexuales como las aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad emocional, de complicidad, relaciones de compañía o masturbaciones.
No hay una edad límite para la sexualidad o la actividad sexual, reportan los expertos. Mientras que la frecuencia o la habilidad para funcionar sexualmente generalmente disminuye modestamente mientras las personas experimentan los cambios fisiológicos normales que acompañan el envejecimiento, la mayoría de los hombres y mujeres entre las edades de 50 a 80 años reportan estar interesados en el sexo y la intimidad.
Lo que no se usa, se atrofia
Uno de los mitos más comunes con respecto a la sexualidad de los ancianos es que los ancianos no están interesados en el sexo o no son seres sexuales. Según las estadísticas, el 56% de las personas entre 45 y 59 años con parejas estables reportaron tener sexo una vez a la semana o más, entre las edades de 60 a 70, el porcentaje era de 46% y entre los mayores de 70 años, el 34% de los encuestados reportó esta frecuencia de encuentros sexuales. Adicionalmente, la mitad de los encuestados mayores de 60 años quieren más sexo.
Y no solo hablamos de frecuencia, también es importante recalcar que las personas nunca dejan de considerar el sexo como importante para su calidad de vida y esta conciencia esta fundamentada; la gente que tiene más sexo vive más. La gente casada vive más. Las personas, necesitan a otras personas. Mientras más intima la conexión, más poderoso el efecto.
La clave está en las actitudes y comportamientos con respecto a la sexualidad durante la vida, es decir, si has tenido una vida sexual y afectiva activa y satisfactoria, es mas probable que la sigas teniendo y que además, busques activamente maneras de seguirla teniendo. En este sentido, se ha comprobado que los cambios biológicos asociados al envejecimiento son menos pronunciados y la sexualidad es menos afectada si la actividad sexual es constante a lo largo de la vida. Y mientras más placer, más vida.
Adicionalmente, han habido algunos avances en cuanto al tratamiento médico de los síntomas fisiológicos que afectan la sexualidad a medida que envejecemos (siendo las más comunes, pero no exclusivamente, la perdida de la capacidad de lubricación en la mujer y la disfunción eréctil en el hombre), sin embargo, a pesar de los prognosticos esperanzadores, los estudios muestran que solo una fracción e los ancianos que podrían ser tratados por problemas sexuales en realidad buscan ayuda médica. Hay que saber que incluso las condiciones médicas serias no tienen que detenernos de tener una vida sexual satisfactoria. Los ancianos deberían consultar con su médico si han perdido el interés en el sexo o están teniendo alguna dificultad sexual. Algunos sedativos, casi todos los antidepresivos, el exceso de alcohol, entre otros medicamentos pueden interferir con la vida sexual. Su doctor puede ayudarlo a ajustar su medicación y darle sugerencias para mantener su vida sexual activa y grata.
El sexo es diferente, pero no por eso, menos placentero
El sexo es ser afectuoso y cariñoso, el sexo no es solo sexo. Los estudios muestran que el 20 por ciento de las personas mayores de 65 tienen vidas sexuales que son mejores que en cualquier otro momento de sus vidas. En este sentido, una de las ventajas de envejecer es que las relaciones interpersonales pueden tener mayor importancia a medida que los hijos y las vidas profesionales dejan de serlo. Los mayores pueden dedicar más tiempo y energía a mejorar sus vidas amorosas.
Otro hallazgo interesante: las personas encuentran a sus parejas sexuales más atractivas físicamente con el tiempo. Es decir, que a pesar de que la belleza de la juventud no este, nuestras parejas estarán igualmente atraídos hacia nosotros.
Los cambios físicos que ocurren con la edad le pueden dar a la gente mayor un chance de revitalizar su manera de hacer el amor, enfocándose más en la intimidad y la cercanía en vez de en el coito como tal. Muchas veces menos preocupados con el rendimiento, ellos pueden expresar su afecto y proximidad en otras manera, como abrazando, besando y acariciando
Los cambios físicos que ocurren con la edad le pueden dar a la gente mayor un chance de revitalizar su manera de hacer el amor, enfocándose más en la intimidad y la cercanía en vez de en el coito como tal. Muchas veces menos preocupados con el rendimiento, ellos pueden expresar su afecto y proximidad en otras manera, como abrazando, besando y acariciando
Los obstáculos son más importantes son los sociales
En términos generales, para los hombres, la biología es el impedimento más grande para el sexo en la vejez, para las mujeres es la oportunidad y la disponibilidad.
En el caso de las mujeres mayores que han enviudado, se han divorciado o son solteras, encontrar una pareja puede ser particularmente difícil. De acuerdo con varios estudios, las mujeres componen la mayor parte de los ancianos sin compañero de vida. Las razones: las mujeres viven más que los hombres, y los hombres saludables tienden a escoger mujeres más jóvenes. Las mujeres mayores también son juzgadas por la sociedad como menos atractivas que su contraparte masculina, un doble estándar que las mujeres han resentido por años.
Esta diferencia inhibe mucho la actividad social y sexual de las mujeres que van llegando a la vejez. En los estudios, se reporta que solo el 32% de las mujeres mayores de 70 años tienen parejas, comparado con el 59% de los hombres del mismo grupo de edad.
Para las personas mayores que si tienen pareja, uno de los obstáculos más comunes puede ser uno que ellos no esperaban: “los niños” (!aunque los niños tengan 38 y 45 años!), que pueden estar incómodos de ver a sus padres envejeciendo como seres sexuales. Estas actitudes o el temor a ser juzgados y/o criticados previenen que muchas personas mayores se vayan a vivir juntos o incluso lleven a casa a sus parejas sexuales.
La noticia importante es que con el número de adultos mayores en aumento y el marcado incremento en la esperanza de vida, el tópico puede volverse cada vez más común y perder su estatus de tabú.
Lo primordial para tener una sexualidad saludable toda la vida es mantenerse interesado, saludable, tomando la menor cantidad de medicación posible y mantener interesada a la pareja. Si podemos tener estos elementos, podemos tener buen sexo hasta el final de nuestra vida.
Psicologa Ana Salgado Tello